La Administraci¨®n Reagan intenta implicar al Gobierno espa?ol en su pol¨ªtica exterior

Los Reyes de Espa?a, Juan Carlos y Sof¨ªa, llegaron ayer a Nueva York en visita privada de dos d¨ªas de duraci¨®n y al t¨¦rmino de su estancia oficial en la capital federal de Estados Unidos. El secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, despidi¨® en Washington a los Monarcas y cerr¨® una visita oficial que ha estado marcada por el intento de Estados Unidos de implicar, sin ning¨²n tipo de matices o precauciones, al Gobierno espa?ol y al propio Rey en su pol¨ªtica exterior de enfrentamiento con la URSS y de apoyo, en medio de las vigentes crisis de Oriente Pr¨®ximo, a los acuerdos de Camp David

A pesar de la ?arrolladora? actitud de la Administraci¨®n americana, embadurnando de elogios el proceso democr¨¢tico espa?ol, pero demostrando una vez m¨¢s su intransigencia a la hora de hacer concesiones a Espa?a en el marco de las negociaciones para la renovaci¨®n del tratado bilateral, se puede decir sin el m¨¢s m¨ªnimo error que la actitud del rey Juan Carlos ha sido impecable y muy precisa ante todos los intentos de asimilar su persona a los intereses ajenos a los espa?oles.El Monarca ha dado buena prueba de su deseo de aparecer como un rey constitucional por encima de los partidos pol¨ªticos y de los comportamientos espec¨ªficos del Gobierno. Buena prueba de ello lo constituy¨® el di¨¢logo que don Juan Carlos mantuvo en el Senado americano con los miembros de los comit¨¦s de Asuntos Exteriores del Senado y del Congreso. En este almuerzo, don Juan Carlos record¨® que durante su primera visita oficial a Estados Unidos (en 1976) particip¨® en la capital americana en una sesi¨®n similar con el Congreso de Norteam¨¦rica. El Rey a?adi¨® que en aquella ocasi¨®n pudo y quiso referirse a cuestiones relativas a la puesta en marcha del proceso democr¨¢tico espa?ol. El Monarca concluy¨® su introducci¨®n diciendo que ahora, con democracia y con partidos pol¨ªticos y Constituci¨®n, ¨¦l permanec¨ªa fuera del juego pol¨ªtico y de la lucha partidaria, de acuerdo con el papel que le hab¨ªa sido asignado por la Constituci¨®n.

Congresistas desencantados

La precisi¨®n del Monarca dej¨® algo desencantados a los congresistas, que esperaban tener una sesi¨®n informativa con el Rey. Todas las preguntas pol¨ªticas las pas¨® don Juan Carlos al ministro de Asuntos Exteriores, a la vez que hac¨ªa un gesto simp¨¢tico, como diciendo que cerraba su boca con una cremallera. Ni siquiera se dej¨® adular por los elogios a su comportamiento en la intentona militar del pasado 23 de febrero. El Rey dijo una y otra vez que la victoria de la democracia correspond¨ªa al pueblo espa?ol.Tambi¨¦n estuvo preciso el Monarca en su entrevista con el presidente Ronald Reagan y, de manera m¨¢s concreta, cuando se habl¨® de un tema tan delicada y conflictivo como el del ingreso de Espa?a en la OTAN. El Monarca precis¨® que esta cuesti¨®n estaba sometida y pendiente del debate del Parlamento espa?ol, y subray¨® la existencia de una oposici¨®n a la pol¨ªtica de adhesi¨®n del Gobierno.

A pesar de todos estos matices y precisiones del Monarca, la Administraci¨®n americana dio por buena y ¨²nica sus interpretaciones de la visita y habl¨® de aliado estrat¨¦gico incondicional (en estos momentos de tensi¨®n mediterr¨¢nea) y de compa?ero en la lucha contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica sin m¨¢s precauciones. Para colmo, tras el encuentro del Rey con Reagan, un alto funcionario de la Casa Blanca se permiti¨® decir que el Rey expres¨® a Reagan la determinaci¨®n espa?ola de ingresar en la OTAN sin ninguna otra precisi¨®n. Naturalmente esta fue la versi¨®n que recogieron, al d¨ªa siguiente, los peri¨®dicos norteamericanos.

Tard¨ªa reacci¨®n del Ejecutivo

Como suele ser costumbre, los representantes del Gobierno fueron sorprendidos por la eficacia y rapidez informativa de Estados Unidos, como si nadie conociera las costumbres de este pa¨ªs. La conferencia de Prensa de la Casa Blanca en la que se dio la doctrina y versi¨®n americana de la visita de los Reyes se celebr¨® por la ma?ana. En ella, y aparte de su interpretaci¨®n pol¨ªtica, se suministr¨® detallada informaci¨®n del di¨¢logo de los jefes de Estado y tambi¨¦n de las precisiones de los ministros. Mientras tanto, los portavoces espa?oles (de la OID y de la Secretar¨ªa de Estado para la Informaci¨®n), uno diciendo que el ministro dir¨ªa algo ?al d¨ªa siguiente?, y otro buscando una maleta que se perdi¨®.S¨®lo cuando los informadores espa?oles advirtieron de la gravedad y alcance de la versi¨®n dada por la Casa Blanca de la visita real, el ministro P¨¦rez-Llorca hizo a primeras horas de la noche una precisi¨®n sobre el tema OTAN. Al d¨ªa siguiente, cuando el representante del Gobierno se vio implicado en la ?arrolladora? pol¨ªtica de Reagan, reaccion¨® con m¨¢s firmeza y declar¨® que ?no era correcta? la versi¨®n que la Casa Blanca dio del encuentro de Reagan con el Rey.

El ministro tambi¨¦n marc¨® las. distancias en la cuesti¨®n de Oriente Pr¨®ximo y dijo que Espa?a no estaba identificada con la pol¨ªtica de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo.