El PCE y los comunistas vascos
LA CRISIS por la que atraviesa el Partido Comunista de Euskadi, cuya definitiva escisi¨®n parece inevitable a corto plazo, apenas ofrecer¨ªa importancia si el marco del an¨¢lisis se redujera a su implantaci¨®n electoral en el Pa¨ªs Vasco. Partido extraparlamentario respecto a las Cortes Generales, los sufragios en favor de sus candidaturas en las elecciones de 1979 no llegaron al 3% sobre el censo y quedaron por debajo de los 46.000 votos obtenidos en junio de 1977. Los comicios para el Parlamento vasco, en marzo de 1980, no hicieron sino confirmar la tendencia descendente de la ya de por s¨ª d¨¦bil influencia electoral de los comunistas vascos.Seguramente estos ftacasos aconsejaron al sector mayoritario del Partido Comunista de Euskadi renunciar a seguir por un camino demasiado parecido a un callej¨®n sin salida. Roberto Lertxundi, elegido en noviembre de 1977 como secretario general de la organizaci¨®n, para reemplazar a Ram¨®n Ormaz¨¢bal, un viejo estaliniano, apadrin¨® las negociaciones con EIA, el partido que aglutina la coalici¨®n Euskadiko Ezkerra, para estudiar la posibilidad de una formaci¨®n unitaria de la izquierda vasca.
La falta de horizontes de los comunistas vascos est¨¢ acentuada precisamente por el ascenso de Euskadiko Ezkerra (Izquierda de Euskadi), coalici¨®n que viene ganando terreno desde hace dos a?os.
Euskadiko Ezkerra, dirigida por l¨ªderes hist¨®ricos de ETA y nacida por iniciativa del desaparecido Pertur, asesinado en Francia en oscuras circunstancias a las que no son ajenas actuales militantes de ETA Militar, ha realizado una abdicaci¨®n de la violencia y ha ayudado recientemente al alto el fuego de los terroristas de ETA Pol¨ªtico-militar. Nacida en el clima de la lucha armada, sus planteamientos iniciales estuvieron tambi¨¦n coloreados por la tesis de que s¨®lo son verdaderos vascos aquellos que aceptan las tradiciones del nacionalismo abertzale. Los debates m¨¢s recientes dentro de la coalici¨®n apuntan a la superaci¨®n de estas actitudes, que expulsan de la comunidad vasca a los cientos de miles de ciudadanos de origen inmigrante, que no se identifican con la tradici¨®n de Sabino Arana.
Esa evoluci¨®n de Euskadiko Ezkerra ha hecho posible la iniciativa del Partido Comunista de Euskadi. Hay todav¨ªa disensiones formales y de fondo del derecho a la autodeterminaci¨®n y de las aspiraciones a la soberan¨ªa del pueblo vasco. No obstante, esas disensiones quedan difuminadas en la pr¨¢ctica por el apoyo inequ¨ªvoco de Euskadiko Ezkerra al Estatuto de Guernica y las instituciones auton¨®micas, que implican la aceptaci¨®n de la Constituci¨®n.
La decisi¨®n de Roberto Lertxundi de negociar con Euskadiko Ezkerra, ha desatado empero una crisis largo tiempo larvada. El sector minoritario, apoyado por Santiago Carrillo, que hab¨ªa ya designado a dos adversarios de Lertxundi -Tom¨¢s Tueros e Ignacio Latierro- para ocupar elevados cargos en los ¨®rganos de direcci¨®n del Partido Comunista de Espa?a, ha exigido la convocatoria de un congreso extraordinario.
Las medidas de expulsi¨®n de los disidentes tomadas por la direcci¨®n, encabezada por Lertxundi, son una lamentable confirmaci¨®n de la incapacidad de los partidos comunistas para soportar un debate sin desenvainar la espada e impedir a los discrepantes la posibilidad de expresarse.
La clave de esta crisis no se encuentra en Bilbao, San Sebasti¨¢n o Vitoria, sino que se esconde en Madrid. La propuesta del sector carrillista de convocar un congreso extraordinario parece m¨¢s animada por el deseo de ganar tiempo, o de provocar una reaccion antidemocr¨¢tica del sector mayoritario que por la voluntad de situar sobre bases m¨¢s claras las negociaciones con Euskadiko Ezkerra. En este juego, en el que cada sector ha tratado astutamente de cargarse de raz¨®n para mejor descalificar al contrario y justificar la ruptura, sobresale la habilidad para la maniobra de la c¨²pula del PCE al aceptar en teor¨ªa la viabilidad de la fusi¨®n integradora, pero al establecer unas condiciones que en la pr¨¢ctica la hacen imposible. Porque la exigencia previa de una dependencia org¨¢nica de la nueva formaci¨®n respecto al Partido Comunista de Espa?a, o de la aceptaci¨®n del t¨¦rmino eurocomunista, condena al fracaso y de antemano esas negociaciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.