Rafael Dieste, un creador total
La obra dram¨¢tica, narrativa, ensay¨ªstica de Rafael Dieste, muerto anteayer en Santiago, y enterrado ayer en su pueblo natal, se origina en esa Galicia legendaria y po¨¦tica donde naci¨®, el d¨ªa 15 de enero de 1899, en Rianxo, para¨ªso de los sonidos al decir del hispanista ingl¨¦s Albert Lloyd. Sus primeras impresiones las model¨® all¨ª, escuchando la fala de los pescadores, el murmullo r¨ªtmico de los campesinos, y aprendi¨® a escribir en la lengua de su pueblo labriego y marinero. Siempre se mantuvo fiel a esta ra¨ªz popular. Una lengua no es solamente la sangre del esp¨ªritu, como dec¨ªa Unamuno, es tambi¨¦n r¨ªo de tradiciones, manantial de consejos, compendio de verdades y suma de experiencias. Curs¨® estudios de magisterio y filosof¨ªa y letras en Santiago de Compostela, interrumpidos por dos a?os de campa?a militar en Marruecos. De regreso, colabor¨® en los peri¨®dicos de Vigo Galicia y El Pueblo Gallego.
Como los ecos musicales de las campanas de una catedral sumergida asoman los recuerdos. En el caf¨¦ de las Flores, de Madrid, veo a los hermanos Dieste sentados uno junto al otro. Eduardo, que entonces era director de la revista PAN, nos dec¨ªa: ?El estilo es la meditaci¨®n de la palabra?. Rafael sonre¨ªa ben¨¦volo. Acababa de regresar de una gira por Europa, cuya beca le conceder¨¢ la Junta de Ampliaci¨®n de Estudios, que presid¨ªa Pedro Salinas.
Durante la guerra civil dirigi¨® el Teatro Popular en el frente, y con S¨¢nchez Barbudo, Gil-Albert y Ram¨®n Gaya fund¨® la revista Hora de Espa?a. En 1940 se instala en Buenos Aires, donde dirigi¨® la editorial Atl¨¢ntida.
A?os despu¨¦s volvimos a encontrarnos en Par¨ªs y, paseando por las m¨¢rgenes del Sena, hablamos de teatro, de Sartre, del marxismo, de su Galicia ausente, de la Espa?a peregrina y de c¨®mo se hilvanan los hilos del recuerdo. De all¨ª se fue como lector de Lengua y Literatura Espa?olas a la Universidad de Cambridge, desde donde marcha a M¨¦xico a dictar unos cursos en el Instituto Tecnol¨®gico de Monterrey. Regres¨® a Espa?a en los a?os sesenta.
Abstracto y denso
Poeta abstracto y denso, dramaturgo rico de s¨ªmbolos, narrador del espacio-tiempo de la memoria, ensayista de intuiciones prof¨¦ticas, Rafael Dieste fue una de las personalidades m¨¢s significativas de la literatura gallega y espa?ola contempor¨¢neas.
Continuador de la l¨ªnea de tradici¨®n popular valleinclanesca, pero sin distanciarse nunca de las presencias de la vida real que contemplaba, recre¨¢ndose en ellas. Dos arquivos do trasno (1926) (De los archivos del diablo), su primera obra narrativa, recoge verdades invisibles del m¨¢s all¨¢, sombras resplandecientes y episodios vivos de figuras quietas y nobles de ejemplar comportamiento. Sigue A fiestra valdeira (1927) (La ventana vac¨ªa), donde plante¨® por primera vez la noci¨®n de un teatro popular gallego.
Viaje y fin de don Front¨¢n (1930) evoca un teatro de moralidad medieval, basado en leyendas antiguas, y tiene la solidez del dibujo tosco y violento del rom¨¢nico gallego. Esta obra metaf¨ªsica y simb¨®lica es la representaci¨®n del eterno drama entre padre e hijo. El padre encarna al se?or, propietario feudal en una Galicia arcaica. El hijo, que her eda las virtudes del padre, con su mismo af¨¢n de poder y dominio, quiere ser independiente y convertirse en se?or de s¨ª mismo, creador de su propio ser, generador tambi¨¦n de estirpes.
M¨¢s tarde aparece Rojo farol amante (1933), poes¨ªa conceptual de lirismo sint¨¦tico tenso, liberada de todo intimismo subjetivo. Realiza aqu¨ª el tipo de poes¨ªa esencialista, que anticipara Antonio Machado, de objetos intelectuales, la poes¨ªa absoluta. Los poemas s¨ª olvidan al hombre como protagonista de la poes¨ªa, es para descubrir la magia de la naturaleza. Su primer libro de ensayo, La vieja piel del mundo (1936) plantea el problema del origen del teatro y de la tragedia, vali¨¦ndose de la mitolog¨ªa griega como materia para el desarrollo de su pensamiento.
Es visible, en esta obra, la influencia de El origen de la tragedia, de Nietzsche. Dionisios es el tumulto, la vida, la tragedia o. la dicha embriagadora, y Apolo es el equilibrio, la quietud. De este antagonismo saca una deducci¨®n: puede haber una filosof¨ªa universal de la historia, pero no es posible una filosof¨ªa de la historia universal.
Durante la guerra civil escribi¨® dos obras dram¨¢ticas combativas: Nuevo retablo de las maravillas y Al amanecer. Sobre ellas declar¨® en una entrevista de EL PAIS: ?Yo quise que este teatro m¨ªo de guerra fuese justo, que, por un lado, fuese viril, burlesco, denunciador del laberinto mental del campo faccioso?. Ya en el exilio, la narrativa de Rafael Dieste encontr¨® su culminaci¨®n en Historias e invenciones de F¨¦lix Muriel (1943), relatos de un color de clar¨ªsima oscuridad, historias que son exploraciones de la memoria, b¨²squeda del tiempo perdido, del valle del recuerdo, de la tierra virgen o del padre. Luchas con el desconfiado (1948), para m¨ª, es un libro prof¨¦tico, pues su intuici¨®n po¨¦tica de que la sensibilidad no es oscura ni puramente receptiva, sino creadora y activa, ha sido confirmada por la psicolog¨ªa experimental moderna.
En su ¨²ltima obra, El alma y el espejo, que acaba de aparecer, recoge ensayos como Sobre la libertad contemplativa, El alma y el espejo, Di¨¢logo de Manuel y David y La paloma X, que no son ¨¢ridos discursos filos¨®ficos, y s¨ª una creaci¨®n po¨¦tica de la imaginaci¨®n especulativa. Sin embargo, trata de convencernos de que es necesaria una entrega reverencial a las apariencias del mundo, la ¨²nica realidad positiva del hombre, porque en esa exterioridad encuentra su interioridad, su verdad. Este es, tambi¨¦n, el sentido profundo de su Testamento geom¨¦trico (1975), un canto a la belleza y simetr¨ªa de las formas, a la poes¨ªa misma de la tierra.
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