Mercasa no quiere vender su participaci¨®n en Mercamadrid para no perder su control de los mercados centrales

La empresa p¨²blica Mercasa, que posee el 49% del capital de Mercamadrid, pide al Ayuntamiento 5.000 millones de pesetas por la venta de sus acciones en esta sociedad, lo que resulta prohibitivo para la Corporaci¨®n. De esta manera, parece cerrarse para el Ayuntamiento la posibilidad de municipalizar los nuevos mercados centrales a trav¨¦s de hacerse con su propiedad. UCD, por su parte, se opone al expediente de municipalizaci¨®n de la sociedad en los t¨¦rminos que pretende el actual equipo de gobierno de la Corporaci¨®n. Como trasfondo de esta situaci¨®n aparece el hecho de que de la soluci¨®n que finalmente se encuentre al contencioso en torno a Mercamadrid depende, en gran medida, el futuro de los diecinueve mercas que hay en todo el Estado, concebidos ¨¦stos como el soporte mercantil de la presencia de la Administraci¨®n central en competencias que la Administraci¨®n local reclama para s¨ª.

Ante la negativa a vender que de manera impl¨ªcita se contiene en la exigencia de Mercasa de los referidos 5.000 millones de pesetas por su paquete de acciones en Mercamadrid, el equipo de gobierno del Ayuntamiento estudia recurrir a la v¨ªa de la expropiaci¨®n de sus instalaciones por razones de inter¨¦s p¨²blico. No obstante, esta posibilidad parece harto dif¨ªcil de prosperar dada la circunstancia de que debe ser el Consejo de Ministros quien aprecie las aludidas razones de inter¨¦s p¨²blico, lo que permite suponer que no vaya a contrariar el Gobierno los intereses del Ministerio de Comercio, que es quien, en ¨²ltima instancia, est¨¢ interesado en perpetuar su presencia a trav¨¦s de Mercasa en los canales de comercializaci¨®n y abastacimiento a las ciudades mediante los mercados municipales.No obstante, el concejal responsable de Abastos, Luis Rufilanchas, propuso ayer al alcalde que gestione con el ministro de Comercio, Garc¨ªa D¨ªez, un encuentro para buscar una salida a la actual situaci¨®n que afecta al proyecto de entrada en servicio de los nuevos mercados municipales.

Medios socialistas creen ver en la postura del Gobierno, junto con el inter¨¦s de la Administraci¨®n central en intervenir en asuntos que la Administraci¨®n local considera de su exclusiva competencia, un claro apoyo a su partido, que en el gobierno municipal es oposici¨®n. Esta versi¨®n insiste en el inter¨¦s centrista por retrasar la entrada en servicio de Mercamadrid hasta las pr¨®ximas elecciones municipales, en la esperanza de que las gane UCD y pueda procederse a la municipalizaci¨®n de los nuevos mercados centrales mediante la simple traslaci¨®n del reglamento que hoy impera para los mayoristas en los viejos mercados.

UCD, por su parte, niega estos extremos e insiste en la posibilidad de proceder a la apertura de los nuevos mercados y su posterior municipalizaci¨®n, como ocurre en al menos nueve de los mercas abiertos hoy en Espa?a. Asimismo, UCD rechaza la versi¨®n, tambi¨¦n socialista, de que su oposici¨®n al expediente de municipalizaci¨®n que pretende la Corporaci¨®n madrile?a suponga un retraso indefinido en la apertura de Mercamadrid y la congelaci¨®n de m¨¢s de 6.000 millones invertidos.

Una ¨²ltima versi¨®n o explicaci¨®n socialista a la postura de UCD asegura que este partido pretende impedir que entre los logros de la izquierda en el gobierno municipal se pueda contabilizar la entrada en servicio de Mercamadrid. Obviamente, el grupo centrista niega este ¨²ltimo extremo.

Injerencia centralista

El contencioso en torno a Mercamadrid tiene su origen en una estructura comercial que arranca del apogeo del Opus Dei en la d¨¦cada de los sesenta. Defenestrados los democristianos que hab¨ªan servido de sost¨¦n al r¨¦gimen franquista hasta que los tecn¨®cratas del Opus se hacen con el poder econ¨®mico, los miembros de la Obra se introducen en la universidad y ven crecer su presencia en los centros de poder, salvo en la Administraci¨®n local, que est¨¢ en manos de los falangistas. No obstante, administradores de los fondos p¨²blicos, tienen en sus manos el flujo de inversiones que necesita el poder local. Es al amparo del Opus como surge la denominada Comisar¨ªa de Abastecimientos y Transportes (CAT) en el seno del Ministerio de Comercio, pieza fundamental para controlar el comercio de Estado y posibilitar los canales paralelos de distribuci¨®n alimentaria que permiten saltarse los mercados mayoristas centrales, en manos de los ayuntamientos.De otra parte, el Opus como organizaci¨®n econ¨®mica tiene intereses en instalaciones frigor¨ªficas y mataderos, lo que justifica el inter¨¦s en no romper las "cadenas de fr¨ªo" con la presencia de los ayuntamientos en las expediciones alimentarlas que llegan a las ciudades directamente desde origen a los detallistas. El control sanitario, del que quedan al margen los ayuntamientos de las ciudades donde se distribuyen y consumen los alimentos llegados por estos canales paralelos, se aplica directamente en origen y, con frecuencia, ocurre que los veterinarios del Estado, a los que corresponde este control, est¨¢n en plantilla en las mismas empresas que distribuyen el producto.

Tras la llegada de la izquierda a los municipios, el alcalde de Madrid dicta un bando por el que se obliga a los canales alternativos de comercializaci¨®n de productos alimenticios perecederos exentos de pasar por los mercados municipales a darse de alta en el registro de Comercio creado al efecto. De esta manera, el posterior control municipal permite conocer hoy que no m¨¢s del 50% de la carne de vacuno, entre el 50% y el 60% de la lanar y nada de cerdo, se distribuyen a trav¨¦s de los mercados municipales.

El imperio de los "mercas"

No obstante, los canales comerciales establecidos durante la presencia opusde¨ªsta en el poder se materializan, y hoy tratan de perpetuarse en los mercas, mercados centrales constituidos como sociedad mixta entre los respectivos ayuntamientos donde se levantan, y la empresa p¨²blica dependiente del Ministerio de Comercio, Mercasa. De esta manera, la Administraci¨®n central, por la v¨ªa de la ayuda econ¨®mica, ya que en la mayor parte de los casos la construcci¨®n de las instalaciones es obra de Mercasa, define las l¨ªneas comerciales de abastecimiento a las ciudades.A Madrid llega tambi¨¦n el plan de mercas, que se instaura entre 1968 y 1969, y el entonces alcalde, Carlos Arias, se opone con pasi¨®n al nuevo sistema, como recuerda hoy el actual concejal responsable de Abastos y entonces secretario general de la Direcci¨®n de Comercio Interior durante el mandato de Fontana Codina, Luis Rufilanchas. No obstante, la oposici¨®n de Arias se acaba cuando el entonces Pr¨ªncipe de Espa?a, del que fue preceptor Torcuato Fern¨¢ndez Miranda -en alg¨²n momento vinculado a la Obra-, se interesa por las razones del retraso en la constituci¨®n de Mercamadrid.

Mercamadrid, en efecto, se constituye en julio de 1973 y poco tiempo despu¨¦s se inicia el tr¨¢mite de municipalizaci¨®n, a¨²n no logrado hoy. La constituci¨®n de la sociedad, incluso la ubicaci¨®n de los nuevos mercados, es algo que se decide al margen de la municipalizaci¨®n, por lo que este tr¨¢mite, que de no existir Mercamadrid ser¨ªa innecesario por estar ya bajo control municipal los mercados centrales, queda reducido al r¨¦gimen legal de funcionamiento de los mercados y la determinaci¨®n de las tarifas a aplicar.