El 29? Congreso del PSOE
MA?ANA SE abre el 29? Congreso del PSOE, en la estela de la victoria de los socialistas griegos del domingo pasado y con el recuerdo vivo del triunfo socialista franc¨¦s en la primavera. La imagen del socialismo del Sur o del socialismo mediterr¨¢neo puede convertirse de esta forma en una perspectiva que, aun sin llegar a desembocar en una alianza regional operativa o en una concepci¨®n program¨¢tica original, favorezca electoralmente a los socialistas espa?oles y se convierta en una importante partida de su activo ante los pr¨®ximos comicios.El PSOE va a celebrar esta asamblea con un notable descenso de su conflictividad interna. Sin embargo, existen tensiones latentes que pueden llegar a estallar con redoblada virulencia si los dirigentes del PSOE las ignoran o desprecian.
Queda ya atr¨¢s aquella confusi¨®n del 28? Congreso, en el que los l¨ªderes del sector cr¨ªtico desplazaron sus discrepancias pol¨ªticas y organizativas hacia el terreno de un debate ideol¨®gico sobre la vigencia del marxismo. La posterior tentativa de reagrupar a los antiguos cr¨ªticos en una corriente de opini¨®n, denominada izquierda socialista, ha registrado defecciones como la de Francisco Bustelo y altas como la de Alonso Puerta. Por otra parte, la decisi¨®n del aparato de rechazar los criterios de proporcionalidad en los delegados y los votos en el congreso constituye un gesto de autoritarismo y falta de respeto hacia las minor¨ªas gravemente da?ino para el funcionamiento del PSQE. La experiencia ense?a que ese camino de fortalecimiento de los aparatos burocr¨¢ticos y de silenciamiento de los discrepantes rara vez tiene regreso. La impresi¨®n a?adida de que esta acumulaci¨®n de poder en el aparato coexiste con pr¨¢cticas personalistas y caciquiles se halla extendida adem¨¢s entre las bases socialistas.
Felipe Gonz¨¢lez se ha despegado en los ¨²ltimos meses de los problemas internos de su partido para potenciar su imagen de eventual futuro presidente de Gobierno. Su dimisi¨®n en el 28? Congreso le consolid¨®, tras el Congreso Extraordinario posterior, como el l¨ªder indiscutido del PSOE. Esa actitud, que hoy d¨ªa le beneficia, puede volverse contra ¨¦l si olvida que su futuro pol¨ªtico es indisociable del partido que le ha de proporcionar, llegado el caso, los equipos de gobierno y de gesti¨®n necesarios para dirigir el Estado. Un PSOE empobrecido, escaso de t¨¦cnicos y sobrado de clientelismo ser¨ªa una piedra atada al cuello de Felipe Gonz¨¢lez, cuya popularidad le puede hacer quiz¨¢ ganar unas elecciones, pero no le garantiza el mantenimiento en el poder sin hechos que avalen su designaci¨®n.
Desde el 23 de febrero, el PSOE ha sobrepuesto a sus funciones como partido de la oposici¨®n el deber de fortalecer las instituciones democr¨¢ticas tras el golpe de Estado frustrado. En esa estrategia, los socialistas han cometido errores lamentables, como votar la represiva ley de Defensa de la Democracia, y han arrostrado costes pol¨ªticos tan importantes para el futuro de sus alianzas parlamentarias como los derivados de los pactos auton¨®micos y de la LOAPA, que los nacionalistas vascos y catalanes les perdonar¨¢n menos f¨¢cilmente que a UCD. La pol¨ªtica de colaboraci¨®n ofrecida por el PSOE le ha permitido a Calvo Sotelo gobernar sin las resistencias normales en un r¨¦gimen parlamentario. La prudencia de los socialistas en el debate sobre el envenenamiento masivo por los aceites t¨®xicos ni siquiera ha sido agradecida por el Gobierno. La decisi¨®n de Calvo Sotelo de tramitar a galope el ingreso de Espa?a en la OTAN muestra igualmente que la estrategia de concertaci¨®n ha sido un acuerdo sin contraprestaciones.
El 29? Congreso es el ¨²ltimo que el PSOE celebrar¨¢ antes de las pr¨®ximas elecciones generales. Cabe sospechar que Felipe Gonz¨¢lez utilizar¨¢ la caja de resonancia del acontecimiento para presentarse como el Fran?ois Mitterrand o el Andreas Papandreu de 1983. Y cabe suponer que los socialistas se preocupar¨¢n por respaldar la figura de su candidato, cuya popularidad resulta en parte independiente del programa que defiende y de las siglas que representa. El momento pol¨ªtico se caracteriza por las amenazas contra el sistema democr¨¢tico, y por el desempleo, la p¨¦rdida de capacidad adquisitiva de los salarios, el crecimiento de las desigualdades y la falta de ilusiones colectivas. La cuesti¨®n de la OTAN tal vez se convierta en una baza electoral favorable a los socialistas, quienes tambi¨¦n podr¨ªan beneficiarse de esa voluntad de cambio. Suponer, sin embargo, que el ejemplo griego o franc¨¦s va a ser seguido indubitablemente por los espa?oles ser¨ªa por el momento un acto prematuro.
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