Rafael Termes aconseja a los bancos cobrar sus servicios y moderar la competencia en la captaci¨®n de dep¨®sitos
Los bancos privados han recibido un amplio escrito del presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Banca, Rafael Termes, quien al analizar los resultados del sector en 1980, labor que justifica la carta, hace diversas "reflexiones veraniegas" y recomendaciones de cara al comienzo del curso. Una de las constantes del escrito es que la banca espa?ola en su conjunto, no est¨¢ lo suficientemente saneada, por lo que deben apartar de los resultados de explotaci¨®n cantidades superiores a las hasta ahora detra¨ªdas, sin que ella obligue a una reducci¨®n del beneficio.
Para cumplir este consejo, relacionado con la superpastoral que prepara el Banco de Espa?a y apoya AEB con normas para reforzar la solvencia bancaria, Termes apunta dos v¨ªas posibles: el aumento de los ingresos o la reducci¨®n de los costes. Para el primer caso, vista la dificultad de incrementar el rendimiento del cr¨¦dito, se?ala que los bancos deben decidirse a renunciar a las competencias no rentables y a cobrar los servicios que prestan, "cosa que parece va por buen camino", dice, "si la sensatez se impone definitivamente".Las recomendaciones para bajar el peso de los costes tienen dos pilares b¨¢sicos. Los costes financieros, integrados en especial por los intereses pagados al ahorro, son considerados por Termes moderables si los bancos tambi¨¦n renuncian a la competencia en la captaci¨®n de recursos, cuando para atraerlos hay que remunerarlos a tipos excesivos". Para moderar los costes de transformaci¨®n (personal, generales, etc¨¦tera), el consejo es que deben racionalizarse los procesos, as¨ª como renunciar a pol¨ªticas de expansi¨®n, sobre todo de sucursales, que supongan aumento de gastos generales y de personal, cuando no se traduzcan en un crecimiento rentable.
El presidente de la patronal bancaria advierte que tiene no s¨®lo el derecho, sino el deber, de pedir a todos los bancos que conformen sus conductas a las reglas adecuadas para salvaguardar la solvencia de sus instituciones, debido al actual r¨¦gimen de protecci¨®n mutualista (el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos) y al tratamiento previsto para las situaciones de crisis. Si esta solvencia en algunos casos se quiebra, mientras el Gobierno no decida otra cosa, que alg¨²n d¨ªa tendr¨¢ que llegar, para que cada uno asuma las consecuencias de su propia gesti¨®n -dice-, son todos los bancos prudentemente administrados los que, injustamente, soportan el resultado de las aventuras de unos pocos temerarios.
Paralelismo entre recursos e inversiones
Entre otros comentarios efectuados a la vista de la consolidaci¨®n de balances y cuentas de resultados de la banca en 1980, el presidente de AEB incluye el de que en dicho ejercicio continu¨® la desaceleraci¨®n en la remuneraci¨®n del ahorro en pesetas. Los recursos de clientes se encarecieron en su conjunto s¨®lo 0,42 puntos (del 6,79% al 7,21%), frente a los 0,92 puntos de 1979 y los 1,54 del a?o anterior. El coste de los dep¨®sitos en pesetas a menos de un a?o descendi¨® por primera vez desde 1977, al pasar de 2,98% a 2,15%, pero ello fue contrarrestado por la p¨¦rdida de peso de los mismos en el total y el aumento de peso y coste en las imposiciones y certificados de dep¨®sito y bonos de caja (su remuneraci¨®n media pasa del 11,38% al 12,06%). No obstante, crecieron mucho m¨¢s los dep¨®sitos en moneda extranjera (del 7,58% al 10,29%) y los procedentes del sistema crediticio."Parece -concluye a este respecto Termes- como si a lo largo de este per¨ªodo de tres a?os el movimiento de busca de remuneraciones adecuadas a la inflaci¨®n y el movimiento de reducci¨®n de la inflaci¨®n, que han discurrido en sentido contrario, tendieran a encontrarse en un nivel que, a medio plazo, si siguen las tendencias, podr¨ªa constituir el punto de equilibrio aceptado por el mercado para la remuneraci¨®n real del ahorro".
Frente a un aumento promedio de 0,70 puntos en el coste de los recursos (del 6,55% al 7,25%), el rendimiento global de las inversiones o activos medios creci¨® tambi¨¦n 0,70 puntos (del 10,90% al 11,60%), con incremento de 15,51% al 16,50% de promedio en las operaciones de descuento, del 16% al 16,30% en las de cr¨¦dito. No obstante, el presidente de AEB resalta que esta elevaci¨®n de los activos no ha sido suficiente para compensar las detracciones debidas al deterioro de la calidad de los mismos, y el hecho es que despu¨¦s de deducir las cantidades destinadas a saneamientos de cr¨¦ditos el margen financiero neto ha bajado del 4,11% al 3,62%, si bien con el a?adido del producto de los servicios se llega al 4,38%.
M¨¢s adelante Termes comenta que, tambi¨¦n por primera vez, los gastos ordinarios se han estabilizado a nivel de la banca total, al mantenerse en el 3,53% de los activos totales de la banca. Este hecho -a?ade- parece ser el resultado del comportamiento de los gastos de personal y generales, cuya reducci¨®n ha absorbido la peque?a elevaci¨®n de las amortizaciones.
As¨ª, los resultados ordinarios representaron el 0,86% de los activos medios totales, con baja de 0,12 puntos sobre 1979. Deducido el dinero destinado a saneamientos -Termes no considera de inter¨¦s que en 1980 este concepto superara por primera vez a los beneficios-, y sumados otros beneficios, se lleg¨® a un beneficio consolidado antes de impuestos de 84.880 millones de pesetas (99.588 de los bancos con beneficios menos 14.708 de los que tuvieron p¨¦rdidas), frente a los 75.905 del a?o anterior. Esto representa un incremento del 11,82%, "muy lejos de ser satisfactorio", seg¨²n Termes, pues el crecimiento de los activos fue del 22,63%.
La conclusi¨®n es que la rentabilidad de la banca, en su conjunto, sigue deterior¨¢ndose notablemente. "Si los bancos pudieran sustraerse a otras consideraciones y poner m¨¢s ¨¦nfasis en esta verdadera expresi¨®n de la evoluci¨®n de los beneficios, la opini¨®n p¨²blica sobre el incesante crecimiento de los mismos quizas ser¨ªa distinta". En esta l¨ªnea, reitera la recomendaci¨®n de que los bancos no deben competir ante la opini¨®n p¨²blica con el aumento en sus recursos (hay que "desmitificar el pasivo"), en aras del cual se est¨¢n sacrificando en muchos casos los beneficios y la sanidad de algunas instituciones.
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