Los trabajadores cient¨ªficos por la paz y el desarme
Vista a grandes rasgos, la historia del siglo XX es la historia de las guerras generalizadas, de las grandes guerras cuyas consecuencias afectan a la humanidad en su conjunto, evolucionando hasta la situaci¨®n actual de manera dr¨¢stica y profunda. Mientras que en la primera guerra mundial (1914-1918) los efectos se hicieron sentir durante su desarrollo y con posterioridad a su finalizaci¨®n, la segunda guerra consumi¨® la actividad productiva de los pueblos m¨¢s avanzados desde casi una d¨¦cada antes de su comienzo. Pasada la contienda, que ha dejado una destrucci¨®n cuantitativa y cualitativa incomparablemente superior a la primera, se ha generado un ambiente b¨¦lico disperso, en el que la tercera conflagraci¨®n se desdobla tanto en enfrentamientos localizados como en la denominada guerra fr¨ªa. A tal ambiente, de m¨¢s est¨¢ decirlo, acostumbrarse resulta una actitud en extremo suicida.Uno de los aspectos sobresalientes de este proceso de absorci¨®n de la actividad social para los objetivos b¨¦licos ha sido, sin lugar a dudas, por un lado, el sometimiento en bloque de la ciencia y la tecnolog¨ªa a los intereses de la estrategia militar, y por otro, concomitante, a la producci¨®n de material destructivo que alimenta el comercio de armas en distintas zonas del globo, comercio que agrava la tensi¨®n mundial y acelera las condiciones de una confrontaci¨®n m¨¢xima.
De este modo, los trabajadores cient¨ªficos y t¨¦cnicos han pasado a convertirse, consciente e inconscientemente, de rom¨¢nticos productores de bienestar a sost¨¦n esencial de las exigencias destructivas del sistema.
En cuanto a la respuesta de algunos cient¨ªficos contra el sometimiento expresado, se hace imposible eludir el recuerdo de John Bernal, el eminente catedr¨¢tico de la Universidad de Londres, que ien pleno auge del nazismo plante¨® la acci¨®n de los trabajadores cient¨ªficos en sus posibilidades reales y en la tradici¨®n universal de la ciencia, aunque tambi¨¦n las m¨¢s crudas, dada la situaci¨®n: el conocimiento de la realidad debe ser dominio del hombre, no de un determinado pa¨ªs, y mucho menos de sectores dominantes en beneficio de la exportaci¨®n del dominio. Debemos, sosten¨ªa Bernal, fomentar las reuniones con cient¨ªficos alemanes, franceses, americanos y sovi¨¦ticos para el intercambio de conocimientos y poder influir conjunta y separadamente ante los respectivos Gobiernos, a fin de agilizar medidas que reduzcan las tensiones entre pa¨ªses y verter el potencial t¨¦cnico en beneficio de las agudas necesidades de la poblaci¨®n mundial. Ut¨®pico, quiz¨¢ en apariencia, con tantos objetivos que se plantea el hombre, pero con el tiempo, en esta tradici¨®n cristalizaron realizaciones tales como la Federaci¨®n Mundial de Trabajadores Cient¨ªficos y la postura de los cient¨ªficos de Chicago a mediados de los cuarenta, el llamamiento Russell-Einstein de 1957, el acuerdo para la limitaci¨®n de armas estrat¨¦gicas (SALT l), los acuerdos de prohibici¨®n de uso de armas qu¨ªmicas, biol¨®gicas y clim¨¢ticas y la adopci¨®n por las Naciones Unidas en 1974 a instancias de la Federaci¨®n Mundial, entre otros organismos, del Estatuto de los Trabajadores Cient¨ªficos.
La situaci¨®n en Espa?a
Es evidente que la situaci¨®n de la actividad cient¨ªfica en Espa?a se, halla condicionada, en gran medida, por el largo per¨ªodo surgido de la guerra civil, aunque tambi¨¦n es cierto que su estado actual no ser¨ªa demasiado diferente si aquel per¨ªodo no hubiese existido, dada la tendencia generalizada a la especializaci¨®n y al modo de trabajo americano, que determina los objetivos de investigaci¨®n en las diversas ¨¢reas de influencia. La dictadura en realidad afect¨® al trabajo cient¨ªfico de manera m¨¢s bien particular, ya sea provocando el ¨¦xodo de muchos, aprovechado con creces por los pa¨ªses centrosuramericanos o aislando a los que se quedaron del contacto con el acontecer exterior, situaci¨®n esta que dur¨® menos que el r¨¦gimen.
Actualmente, entre los aspectos que pesan entremezclados en la actividad cient¨ªfica espa?ola, destacamos algunios que inciden b¨¢sicamente en la postura de los trabajadores cient¨ªficos ante problemas de la sociedad humana:
- Especializaci¨®n propia de la ciencia actual.
- Baj¨ªsimo nivel medio de capacitaci¨®n.
- Contacto con el extranjero reducido a becarios j¨®venes, f¨¢cilmente accesibles a la supuesta preponderancia de las exigencias tecnol¨®gicas sobre las del desarrollo social.
- Predominio del puestismo en los institutos de investigaci¨®n oficiales y privados, relacionado con el intimismo excesivo entre los altos cargos cient¨ªficos y el poder pol¨ªtico, que da?a sobremanera las posibilidades de cualquier tipq de actividad cient¨ªfica.
Ante este panorama desolador, las exigencias militaristas amencanas empujan decididamente a convertir el territorio espa?ol en arsenal de sus armamentos, convencionales y at¨®micos, con el fin de ampliar las bases ya existentes y la conversi¨®n de toda Europa en un territorio militar ¨²nico que pudiese agotar el potencial b¨¦lico de ataque de la URSS en caso de una conflagraci¨®n mundial.
Como existen ya, parad¨®jicamente, tanto en el CSIC, como en la universidad, centros con programas de la OTAN, no podemos dejar de resaltar aqu¨ª el ejemplo de numerosos cient¨ªficos, t¨¦cnicos y universitarios franceses (y no son los ¨²nicos casos) que se han negado rotundamente a participar en investigaciones para la OTAN.
En Europa, el movimiento antimilitarista crece. Los pueblos europeos que fueron especialmente sacudidos por las guerras pasadas reaccionan contra el armamentismo y la nuelearizaci¨®n del territorio, mientras las tensiones, por otro lado, crecen y se agudizan por Jos compromisos de los Gobiernos con las exigencias expansivas del desarrollo industrial.
Creemos sinceramente que en estos momentos graves, los trabajadores cient¨ªficos espa?oles tenemos algo que decir y un papel que desempe?ar, tanto para llamar la atenci¨®n de los ciudadanos como para evitar que la potencialidad cient¨ªfica sea utilizada para los fines del militarismo, sin olvidar que, por infinidad de razones, podemos servir de punto de referencia y de necesario enlace entre las comunidades de trabajadores cient¨ªficos de Europa y de Latinoam¨¦rica en la b¨²squeda del entendimiento entre los pueblos, de la paz y del progreso de la humanidad sostenido por el trabajo cient¨ªfico.
En consecuencia, y ante las inminentes decisiones que se van a adoptar sobre la inclusi¨®n de nuestro pa¨ªs en la carrera de bloques militares, solicitamos, en la l¨ªnea que sucesivas generaciones de trabajadores cient¨ªficos se han planteado, que tal tipo de decisiones sean sometidas al m¨¢s amplio debate y refer¨¦ndum p¨²blico.
En este sentido, llamamos a toda la comunidad cient¨ªfica del pa¨ªs al acto p¨²blico que, con el lema Los trabajadores cient¨ªficos por la paz y el desarme, se celebrar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 26 de octubre, a las siete de la tarde, en el sal¨®n de actos del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
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