Francia, el pa¨ªs rebelde de la Alianza Atl¨¢ntica
, Francia, de alguna manera, es el pa¨ªs rebelde de la Alianza Atl¨¢ntica, puesto que es miembro de la organizaci¨®n pol¨ªtica, pero no de la militar, es decir, de la OTAN. Esta postura, en primer lugar, se debe a que Francia es un pa¨ªs pudiente, con posibilidades para permitirse ese lujo: tercera potencia nuclear y cuarta comercial del mundo, sin que sean condiciones sine qua non para integrarse o no en el mundo aliado, s¨ª lo son para pertenecer, seg¨²n sus conveniencias y su vocaci¨®n. Y estas ¨²ltimas razones son las que, filos¨®ficamente pudiera decirse, condujeron a Francia a salir de la OTAN. Este pa¨ªs, en efecto, ha aspirado siempre, si no a dominar, s¨ª a impregnar al mundo con su marchamo cultural. Esta vocaci¨®n se traduce, en la Francia moderna, en t¨¦rminos pol¨ªticos, econ¨®micos y estrat¨¦gicos. Es la historia de la denominada grandeur (grandeza) francesa, reinventada por el general Charles de Gaulle durante los once primeros a?os de la V Rep¨²blica. El fue precisamente quien materializ¨® la retirada de Francia del organismo militar de la Alianza.La Francia de la "grandeur"
En 1966, De Gaulle cre¨® ese acontecimiento mundial. Desde que lleg¨® al poder, en 1958, su primera preocupaci¨®n fue liquidar el contencioso argelino, ¨²ltima secuela del colonialismo franc¨¦s que le imped¨ªa realizar su ambici¨®n mayor: devolverle a Francia ?el papel que le corresponde en el mundo?. Ese deseo de grandeur, para De Gaulle, empezaba por la consolidaci¨®n de la independencia nacional. Y esta independencia pol¨ªtica, para ¨¦l, pasaba por una defensa tambi¨¦n independiente. De ah¨ª su determinaci¨®n para desarrollar la sombrilla at¨®mica, de la que todos se burlaron entonces, en el interior y en el exterior, y que hoy todos aceptan como indispensable (en Francia), y a la que todos respetan en el mundo.
En aras de esa vocaci¨®n, de independencia y de mundialismo, antes de retirar a Francia de la OTAN, De Gaulle intent¨® una operaci¨®n menos espectacular. Fue cuando, m¨¢s o menos secretamente, les propuso al Reino Unido y a Estados Unidos la creaci¨®n de un directorio triangular, destinado a hacerle frente al Pacto de Varsovia y a influir en el mundo. Esta intentona sali¨® fallida y De Gaulle opt¨® por el abandono de la OTAN. Otras razones pesaron igualmente en la decisi¨®n del general: dudaba del valor del paraguas americano y, de manera m¨¢s acentuada, a partir del momento en que, al inicio de la d¨¦cada de los a?os sesenta, EE UU reemplaz¨® la estrategia de la respuesta masiva por la denominada respuesta flexible. Esta ¨²ltima, como se sabe, consiste en que, antes de llegar a una confrontaci¨®n con el enemigo, a base de armas estrat¨¦gicas (es la respuesta masiva). deben desarrollarse batallas convencionales o con armas at¨®micas t¨¢cticas. A partir de este momento, en una posible guerra entre el Este y el Oeste, esa primera batalla se desarrollar¨ªa en el teatro europeo. Por ello, De Gaulle, celoso de la independencia francesa a la hora de determinar su eventual participacion en una guerra decidida por los otros, opt¨® por la autonom¨ªa en material de defensa. Otra raz¨®n m¨¢s: la Francia gaullista deseaba abrirse al Este comunista, y la retirada de la OTAN, con aplausos por parte de Mosc¨², fue el inicio de la diplomacia de lo que se llam¨® detente, entente et cooperation (distensi¨®n, entendimiento y cooperaci¨®n). De Gaulle, as¨ª pudo pleitear, frente a las dudas que le inspiraba la construcci¨®n europea, por lo que ¨¦l nombr¨® ?la Europa del Atl¨¢ntico al Ural?.
Desarmar al PC, segundo objetivo
A todas estas razones de pol¨ªtica exterior de la grandeur francesa se sumaba otra de orden interior: desarmar al Partido Comunista de Francia (PCF) y a la central de tendencia comunista (CGT). En aquellos tiempos se sol¨ªa decir, simplificando, que ?Francia est¨¢ gobernada por De Gaulle y por la CGT?.
Desde entonces, todos los sucesores de De Gaulle han continuado desarrollando la fuerza de disuasi¨®n at¨®mica y, paralelamente, han hecho un principio intangible de la independencia de Francia respecto a la OTAN.
Con esta postura, Francia entiende rechazar todo automatismo b¨¦lico susceptible de alienar su voluntad soberana en materia de seguridad. Ahora bien, Francia nunca ha renegado de su pertenencia a la Alianza y al mundo occidental. Por ello mantiene una amplia colaboraci¨®n con las fuerzas aliadas para, llegado el caso, participar de manera eficaz en la defensa de occidente, si lo considera oportuno.
En primer lugar interviene en las maniobras de la OTAN. Participa en el Eurocom, organismo que prepara la cooperaci¨®n de los sistemas de transmisi¨®n t¨¢ctica. Participa igualmente en el sistema de vigilancia radar a larga distancia, denominado nadge. Asiste a los trabajos del Secretariado Internacional de la OTAN, relativos a la cooperaci¨®n de armamentos cl¨¢sicos. Est¨¢ representada en el CEOA, centro encargado de la gesti¨®n de los oleoductos militares que atraviesan el norte franc¨¦s. Interviene, sobre todo, en el BMS, oficina destinada a armonizar el material b¨¦lico. Es decir, que la fuerza de disuasi¨®n francesa se moderniza de manera compatible con la de la OTAN.
El acceso del mitterrandismo al poder no ha cambiado las relaciones de Francia con la OTAN. Mitterrand, m¨¢s que sus antecesores, ha acentuado la importancia que ¨¦l le concede a la Francia miembro de la Alianza Atl¨¢ntica. Considera que actualmente existe un desequilibrio at¨®mico entre la OTAN y el Pacto de Varsovia, en favor de este ¨²ltimo. Por ello es partidario de la instalaci¨®n de las armas t¨¢cticas Pershing 2 para compensar a los misiles SS20 sovi¨¦ticos. ?Francia no confunde el pacifismo como postulado y la paz como resultado. Esta ¨²ltima es la que me interesa, y esas realidades son las que determinan la pol¨ªtica de Francia?, estipul¨® Mitterrand en su primera conferencia de Prensa, el pasado mes de septiembre, para afirmar su fidelidad a la Alianza Atl¨¢ntica.
Hoy, en este pa¨ªs, la situaci¨®n descrita (s¨ª a la Alianza, no a la OTAN) es aceptada por todas las fuerzas pol¨ªticas, que, como los franceses, consideran fiables las virtudes de su, fuerza de disuasi¨®n at¨®mica, cre¨ªble ya en todo el mundo. La capacidad de destrucci¨®n del arsenal nuclear galo es de 77 megatoneladas, lo que equivale a 3.850 bombas de Hiroshima, y lo que arrasar¨ªa cerca de los doscientos centros demogr¨¢ficos m¨¢s importantes de la URSS, causando cincuenta millones de muertos instant¨¢neamente. La relaci¨®n entre la potencia nuclear francesa y la sovi¨¦tica es de uno a 15.000. A pesar de ello, la capacidad de destrucci¨®n referida, de la fuerza de disuasi¨®n gala, se estima que le har¨ªa pensar a la URSS antes de arrasar toda la geograf¨ªa del hex¨¢gono con s¨®lo el 0,4% de su potencial nuclear.
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