Nuevas limitaciones a la entrada de familiares de emigrantes en la RFA
, El anuncio de nuevas medidas para limitar la entrada de familiares de emigrantes en la República Federal de Alemania (RFA) y Berlín Oeste ha despertado inquietud entre los trabajadores extranjeros residentes en el país.Los emigrantes, especialmente los de países no pertenecientes a la Comunidad Económica Europea (CEE), temen la pérdida de la identidad nacional ante las presiones alemanas para una nacionalización de la llamada segunda generación emigrante y se inquietan ante las nuevas normas sobre las limitaciones a la agrupación familiar.
El diario conservador Frankfurter Allgemeine se pregunta preocupado, en un comentario editorial en primera página, si "tendremos realmente que recibir compa?ías de turcos en el Ejército federal". El diario de Francfort, que en una ocasión llegó a proponer la creación de dos departamentos en los transportes públicos: uno para los que comen ajo y otro para los que no lo comen, refleja la inquietud de algunas capas de la población alemana llenas de prejuicios xenófobos.
La inquietud entre los emigrantes no es menor. Las asociaciones de padres de familia espa?olas, que se pronuncian por una "integración, pero no asimilación", en la sociedad alemana, han dado también diversas se?ales de alarma ante los planes del Gobierno federal. Dirigentes de asociaciones turcas de emigrantes se preguntan si los planes nacionalizadores del Gobierno de Bonn no pretenden, en el fondo, "buscar soldados para cubrir la falta de hombres en el Ejército federal alemán", que, debido a la baja natalidad de la RFA, tendrá, a mediados de los a?os noventa, un déficit de 100.000 soldados.
Nacionalizarse alemanes, o volver a casa
La Confederación de Asociaciones Espa?olas de Padres de Familia en la RFA escribió una carta al canciller federal, el socialdemócrata Helmut Schmidt, con motivo de un discurso ante sindicalistas, en el que el jefe del Gobierno alemán pronunció la frase, referida a los emigrantes, de "tenemos que conseguir que sus hijos y nietos se hagan alemanes o, si no lo quieren, tendrán que volverse a casa".
Según el portavoz del Gobierno federal alemán, esta frase expresa una recomendación (hacerse alemanes) y un deseo (que se vayan a casa si no se nacionalizan). Los padres de familia espa?oles escribieron al canciller que "su declaración aumenta el miedo y la inseguridad en que viven las familias extranjeras, y al mismo tiempo supone un golpe contra los esfuerzos de muchas organizaciones y personalidades alemanas y extranjeras, que se esfuerzan por un acercamiento entre los pueblos, nacionalidades y culturas en la República Federal".
No deja de ser curioso que Schmidt haya pronunciado la frase citada precisamente en una reunión de sindicalistas, que aplaudieron fuertemente la categórica afirmación del canciller. Los sindicatos de la RFA siempre han mantenido una postura de desconfianza ante los emigrantes extranjeros, a pesar de las buenas palabras formuladas en ocasiones más o menos festivas, como los 1 de mayo.
Los sindicatos alemanes han reaccionado ante sus colegas extranjeros con el comportamiento característico de la llamada aristocracia del trabajo, que ve en los emigrantes un "ejército industrial de reserva" que cumple la función de amenazar sus posiciones sociales conseguidas y forman un grupo dispuesto a aceptar toda clase de imposiciones empresariales.
Una carga para la economía alemana
En la actual coyuntura económica, con cifras de parados que se aproximan al millón y medio, y se habla de hasta dos millones para el a?o que viene, las contradicciones y desconfianzas se acentúan. Entre la población alemana se extiende la creencia cargada de prejuicios de que los emigrantes son una carga para la economía del país y que sería mejor que se fueran a casa.
El Gobierno federal estudia nuevas medidas, que no consiguió explicar plenamente el portavoz en una apresurada y confusa conferencia de Prensa el pasado miércoles. Entre lo que trascendió, destacan las nuevas normas de nacionalización para emigrantes de dieciocho a veintiún a?os que lleven más de ocho a?os de residencia en la RFA y las disposiciones restrictivas sobre la agrupación familiar.
Este segundo punto no ha sido concretado todavía, y el Gabinete volverá a ocuparse del tema próximamente en Bonn; pero todo parece indicar que si un matrimonio emigrado vive separado, por ejemplo, la madre en Espa?a y el padre en la RFA, no será posible que los hijos residentes en Espa?a puedan establecer su residencia en la RFA.
El Gobierno federal pretende también rebajar la edad para la reagrupación familiar de los hijos. Hasta ahora era posible a los hijos menores de dieciocho a?os residentes en los países de origen ir a reunirse con sus padres residentes en la RFA.
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