Demanda judicial contra la Di¨®cesis de Madrid por su plan de educaci¨®n sexual
El Instituto de Ciencias Sexol¨®gicas (In. Ci. Sex) ha incoado una demanda judicial contra la delegaci¨®n diocesana de Pastoral Familiar de Madrid por apropiaci¨®n indebida del t¨ªtulo de monitor de educaci¨®n sexual, figura creada por el citado instituto.El In. Ci. Sex. lleva seis a?os formando a este tipo de profesionales mediante un programa educativo que abarca temas de educaci¨®n sexual y de planificaci¨®n familiar, ?que nosotros llamamos?, dicen los profesores, ?claramente fecundidad?. Muchos de los profesionales salidos del In. Ci. Sex. trabajan actualmente en la educaci¨®n sexual, en centros de ense?anza y en centros de planificaci¨®n familiar.
La figura clave de su plan educativo es la del monitor. ?No es un repartidor de informaci¨®n ni de f¨®rmulas o recetas?, dicen, ?sino un suscitador, incitador y excitador de actitudes humanizadas y l¨²cidas para una vivencia del hecho sexual?.
Pues bien, la delegaci¨®n diocesana de Pastoral Familiar de Madrid tambi¨¦n se ha planteado formar monitores de educaci¨®n sexual. Para Efigenio Amez¨²a, director del In. Ci. Sex, ?esto me parece una inmoralidad, por mostrar una carencia de ¨¦tica profesional?. Dos parecen ser las razones que le han llevado a querellarse contra la di¨®cesis de Madrid: en primer lugar, usurpaci¨®n del t¨ªtulo de monitor de educaci¨®n sexual-, y en segundo lugar, la falta de garant¨ªas por parte de la Iglesia en la formaci¨®n adecuada de los susodichos monitores. As¨ª, la Iglesia da el t¨ªtulo con veinte clases, mientras que el In. Ci. Sex. exige un m¨ªnimo de ochenta clases y cien de pr¨¢cticas.
Para el In. Ci. Sex., la Iglesia espa?ola ?no es ajena a la situaci¨®n raqu¨ªtica y enclenque de la educaci¨®n sexual?, y dudan que la Iglesia se encuentre en buena situaci¨®n objetiva para cumplir los rigurosos requisitos que el Ministerio de Educaci¨®n exige al profesional de educaci¨®n sexual. ?Es imprescindible?, dicen, ?que quien se dispone a ejercer educaci¨®n sexual para otros conozca y asuma previamente su propia sexualidad?. M¨¢s a¨²n: son necesarios unos conocimientos pedag¨®gicos y sexol¨®gicos, ?que no se logran con unas charlas, sino con un trabajo serio. De lo contrario se corre el riesgo de hacer educastraci¨®n en lugar de educaci¨®n?.
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