Descubiertos los restos de una mujer que muri¨® en la cama hace cuatro a?os
Inspectores adscritos a la comisar¨ªa madrile?a de Los C¨¢rmenes han encontrado incidentalmente en una vivienda los restos de una mujer que se supone falleci¨® hace cuatro a?os. Durante este tiempo nadie ech¨® de menos a esta mujer, de la que apenas se tienen datos, a pesar de que resid¨ªa en la casa hace m¨¢s de veinticinco a?os.
Los vecinos del piso segundo izquierda, del n¨²mero 42 del paseo de Extremadura se encontraban molestos desde hac¨ªa varios d¨ªas porque una gotera, procedente del piso superior, iba produciendo en su vivienda una mancha de cada vez mayores proporciones. Tras las gestiones pertinentes, y ante el silencio de la inquilina de la vivienda en la que deber¨ªa de haberse producido un escape de agua, lograron permiso para abrir la puerta del piso superior con la presencia de la fuerza p¨²blica. En principio, se cre¨ªa que la inquilina, Antonia Alonso Mediero, deber¨ªa de encontrarse en un sanatorio psiqui¨¢trico, ya que pasaba largas temporadas en un centro sanitario de estas caracter¨ªsticas.Al revisar los agentes la vivienda de Antonia se extra?aron de que el piso ofreciese un raro aspecto. Por todas partes se observaban ropas y objetos cubiertos por una densa capa de polvo. Uno de los inspectores entr¨® en el dormitorio, situado al fondo de la vivienda, y realiz¨® el macabro hallazgo. En la cama, aparecieron los restos momificados de una mujer, cubiertos con mantas y las ropas que debi¨® de vestir la mujer en el momento del ¨®bito. Posteriormente, la polic¨ªa informar¨ªa que la muerte debi¨® de producirse por causas naturales. El esqueleto se quebr¨® cuando los empleados de la funeraria trataron de depositarlo en un f¨¦retro, por lo que hubieron de ser recogidos en una s¨¢bana.
Este caso, con toda su carga de insolidaridad humana, ha suscitado una extra?a reacci¨®n entre el vecindario del inmueble. En la cuarta planta, que un inquilino hab¨ªa comprado para que sus hijos instalasen en ¨¦l un estudio, nadie sospech¨® nada. Los chicos iban y ven¨ªan y no manten¨ªan relaci¨®n alguna con los dem¨¢s vecinos. En la planta tercera, ocupan la vivienda inmediata a la de la difunta un matrimonio de edad en el que el marido es invidente y, a efectos informativos, mudo. La familia en cuyo techo apareci¨® la gotera tambi¨¦n se niega a facilitar informaci¨®n. Otro vecino se?ala que, ya hace tiempo, se observ¨® que la puerta de Antonia Alonso presentaba indicios de haberse intentado forzarla.
En la primera planta, en la que existe una peluquer¨ªa, el due?o del negocio dice que ¨¦l ten¨ªa los libros de la comunidad de vecinos, ya que la mayor parte de los inquilinos eran mayores y no estaban dispuestos a cargar con las gestiones de esta funci¨®n. Desde hac¨ªa a?os Antonia hab¨ªa dejado de pagar las trescientas pesetas de gastos comunitarios. El propietario de la peluquer¨ªa se?ala que no merec¨ªa la pena entablar un proceso contra Antonia Alonso por una cantidad reducida y por ello ni siquiera se hicieron gestiones para localizarla. Por otra parte, el mismo se?or dice que la difunta era una persona agresiva y en alguna ocasi¨®n hab¨ªa atacado a las chicas de la peluquer¨ªa, por lo que presentaron denuncias contra ella. El buz¨®n de la anciana aparec¨ªa, por otra parte, repleto de folletos de propaganda.
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