Las pinturas de Altamira han sido recuperadas totalmente por un equipo de cient¨ªficos y t¨¦cnicos
Las cuevas podr¨¢n ser visitadas diariamente por m¨¢s de cinco personas y por menos de cien
Las cuevas de Altamira, en Santillana del Mar (Santander), han recuperado su situaci¨®n cero, seg¨²n el director del proyecto cient¨ªfico-t¨¦cnico que ha controlado la recuperaci¨®n de las pinturas este ¨²ltimo a?o y que, a partir del d¨ªa 15 de febrero, supervisar¨¢ los efectos de las visitas en el ecosistema de la llamada capilla sixtina del arte prehist¨®rico.
Terminada esta segunda etapa, que puede prolongarse durante meses y que incluso se interrumpir¨ªa si la apertura ocasionara alg¨²n da?o no controlado a los frescos del techo de la cueva, los investigadores estar¨¢n en condiciones de fijar un plan de visitas definitivo, no menos de cinco personas diarias (como en las cuevas de Lascaux (Dordogne, Francia) y no m¨¢s de cien.Los trabajos de los cient¨ªficos y t¨¦cnicos de la Universidad de Santander, de los departamentos de Geolog¨ªa (Escuela T¨¦cnica Superior de Caminos), de Arqueolog¨ªa (facultad de Filosof¨ªa y Letras) y Geolog¨ªa y F¨ªsica Fundamental (facultad de Ciencias), dirigidos por el profesor Eugenio Villar, han empleado menos de un a?o en cubrir los objetivos de la primera etapa.
A puerta cerrada los a?os anteriores, desde 1977, fecha del cierre de Altamira, otros equipos de investigadores no pudieron terminar su diagn¨®stico de la enfermedad de los bisontes milenarios, en unos casos por falta de medios t¨¦cnicos y tambi¨¦n por la escasa ayuda que aporta la Administraci¨®n.
Con las pruebas obtenidas por los cient¨ªficos en distintos per¨ªodos para comparar temperaturas, ¨ªndices de color y humedades, punto por punto, se ha fijado la respuesta del microclima de la sala de policromos a las fluctuaciones climatol¨®gicas del exterior y la respuesta del ecosistema a la apertura y cierre intermitente de la puerta de entrada, y ahora se quiere seguir el mismo proceso con visitantes, estudiando detalladamente las variaciones con cinco, siete, diez y hasta veinte personas, entrando y saliendo diariamente de la cueva y, en concreto, a la sala de las pinturas.
La propuesta del equipo investigador, que tiene que ser aceptada por el patronato que vela por la conservaci¨®n de las cuevas, convocado para el d¨ªa 10 de diciembre, contempla una tercera etapa de trabajo, que se prolongar¨ªa indefinidamente en su ¨²ltimo nivel para evitar el m¨ªnimo peligro de deterioro de las pinturas.
Esta tercera etapa continuar¨¢ con las medidas sistem¨¢ticas de control durante otro largo plazo de tiempo, con la cueva cerrada, para abrirla a continuaci¨®n por breve tiempo. El seguimiento de los efectos producidos por estas alteraciones del ecosistema de las cuevas ir¨ªa confirmando o rechazando hip¨®tesis de trabajo, y delimitando los ¨ªndices de peligrosidad, y con ello los per¨ªodos de tiempo de cueva cerrada, que, en el caso de las francesas de Lascaux, referencia permanente para Altamira, se ha fijado actualmente en dos d¨ªas de descanso, sin visitantes, a la semana.
Los cient¨ªficos, adem¨¢s de estar dispuestos a modificar el programa de visitas siempre en valores inferiores a los que permitieran las conclusiones, est¨¢n dispuestos a cambiar la disposici¨®n de la entrada a la cueva. Sin embargo, advierten que nunca se llevar¨¢n a cabo ?acciones dr¨¢sticas? sobre la cueva, aunque ¨¦stas parezcan que son ?el resultado de razones evidentes?. Ante la posibilidad de producir situaciones irreversibles, las conclusiones deben tener, tambi¨¦n, un car¨¢cter provisional, de modo que sean ?constantemente revisadas?.
Estas precauciones deben destacarse especialmente porque, en el pasado, las cuevas de Altamira fueron sometidas a un r¨¦gimen de visitas disparatado (hasta 3.000 personas diarias, hecho que fue presentado en la Prensa como triunfo prodigioso), y a una serie de obras que casi terminaron con las pinturas si no se hubieran rectificado a tiempo. Estos bandazos son precisamente los que se quieren evitar ahora.
"El sue?o reparador"
El director del equipo investigador de la Universidad de Santander, catedr¨¢tico de F¨ªsica Fundamental, Eugenio Villar, ha declarado que las pinturas est¨¢n en situaci¨®n cero, pero advirtiendo que desconoc¨ªan el grado de su deterioro cuando se cerraron al p¨²blico en 1977. Adem¨¢s, ?las actuaciones llevadas a cabo sobre las cuevas de Altamira, como consecuencia de la puesta en pr¨¢ctica de proyectos y decisiones anteriores?, dice el informe de los t¨¦cnicos, ?hacen imposible el poseer un conocimiento preciso de las condiciones ambientales que gobernaban las cuevas antes de ser descubiertas, cuando deber¨ªa existir una actuaci¨®n de equilibrio que condujo a que estas pinturas se conservasen durante aproximadamente 20.000 a?os?.El sue?o reparador de los bisontes milenarios, de los que el pintor Joan Mir¨® dijo que, tras esos trazos y su coloraci¨®n, ?el arte est¨¢ en decadencia?, ha provocado en Santillana del Mar, y en general en la regi¨®n de Cantabria, una fuerte pol¨¦mica, no s¨®lo por el tiempo que se prolongaba, sino por la venta en 1976 de esas cuevas al Estado por parte del Ayuntamiento.
Pero a la pol¨¦mica sobre la ?venta del carn¨¦ de identidad de los c¨¢ntabros? sucede ahora otra sobre la propuesta de Bellas Artes de hacer en Altamira una reproducci¨®n del techo de la sala de las pinturas, semejante a las que, entre 1954 y 1963, realizaron t¨¦cnicos alemanes para el museo de Munich y el jard¨ªn del Museo Arqueol¨®gico Nacional de Madrid. Aunque su coste, unos cincuenta millones de pesetas, correr¨ªa a cargo de Bellas Artes, el Ayuntamiento de Santillana del Mar se opone porque la copia ?degradar¨ªa el valor de las cuevas?.
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