Giovanni Nenna, "el vengador de Alb¨¦niz en Europa"
Est¨¢ considerado como uno de los grandes especialistas sobre la obra del m¨²sico espa?ol
Giovanni Nenna, de 54 a?os, es el pianista italiano m¨¢s intuitivo. Los cr¨ªticos afirman que es un pintor del piano, un poeta de la m¨²sica. Dicen que quien lo escucha no puede dejar de recordar al incomparable Rubinstein, por la ?fuerza so?adora y temperamental? que imprime a su m¨²sica.Pero Nenna es hoy conocido internacionalmente, sobre todo, por una cosa: es el int¨¦rprete m¨¢s apasionado de lsaac Alb¨¦niz fuera de Espa?a. El diario L'Unit¨¢, ¨®rgano del Partido Comunista italiano, tan parco en materia de cr¨ªtica art¨ªstica, ha bautizado a Nenna como ?el vengador de Alb¨¦niz?, y a?ade que ?de las manos de Nenna, cuando interpreta a Alb¨¦niz, explota la m¨²sica como un fuego reprimido desde milenios?.
EL PAIS entrevist¨® en Roma al pianista italiano antes de que ¨¦ste saliera para Espa?a, donde estos d¨ªas protagoniza conciertos en Madrid, Pontevedra, Zaragoza y Tarragona. El a?o pasado hab¨ªa tocado en Barcelona (en el Palau) y en Gij¨®n.
Nenna vive a treinta kil¨®metros de Roma, en el coraz¨®n de los Castillos Romanos. Y precisamente en el castillo m¨¢s famoso y antiguo de todo el Lazio: en Lanuvio. En 3.000 a?os, el pianista es el s¨¦ptimo propietario de aquel castillo encantado, que es m¨¢s un sue?o que una casa, gracias a la mano tambi¨¦n art¨ªstica de su esposa, arque¨®loga, y una de los cuarenta especialistas mundiales que acaban de dar el veredicto cient¨ªfico sobre la s¨¢bana santa de Tur¨ªn.
Es aqu¨ª donde Nenna prepara sus conciertos repartidos a lo largo del a?o en toda Europa: desde la Rep¨²blica Federal de Alemania a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, desde Austria y Francia hasta Hungr¨ªa y Checoslovaquia, es un castillo construido sobre un templo pagano prerromano. Debajo de sus torreones se pueden observar a¨²n los restos de calzada romana que llevaba hasta el puerto de Anzio. Sobre aquel templo san Benedicto construy¨® un monasterio. M¨¢s tarde lo adquirieron los Frangipane y los Colonna. Se asegura que all¨ª naci¨® Marco Antonio. Que por all¨ª pas¨® Eneas. Y hasta hay quien est¨¢ seguro de que en el castillo de Nenna vive un curioso fantasma, ?de alma buena?.
Aqu¨ª su piano de cola, protegido por una funda de raso y oro, resuena cada d¨ªa con las notas de Alb¨¦niz, que es su autor. Es lo primero que dice: ?Espa?a tiene una gran deuda con Alb¨¦niz. A¨²n no lo ha descubierto a fondo. No le ha dado los honores que merece, porque lsaac es uno de los grandes de la m¨²sica de todos los tiempos?.
Pregunta. ?A qui¨¦n podr¨ªa parangonar a Alb¨¦niz?
Respuesta. Este es el error que se hace. Alb¨¦niz es Alb¨¦niz, y nada m¨¢s. ?Podr¨ªa usted parangonarme Beethoven con alg¨²n otro? Ser¨ªa profanarlo.
P. Despu¨¦s de una pieza de Alb¨¦niz, ?qu¨¦ otro autor se puede interpretar?
R. A ninguno. De hecho, yo acabo siempre todos los conciertos con Alb¨¦niz.
P. Entonces, ?qui¨¦n es Alb¨¦niz para Nenna?
R. Es uno de los autores que ha creado una nueva escuela en el campo de la m¨²sica, como lo fue Beethoven. Rompi¨® con la f¨®rmula de su tiempo en la parte arm¨®nica porque se le quedaba estrecha para su genialidad y creatividad. Como en el lenguaje se crean nuevas palabras para expresar sensaciones in¨¦ditas, lo mismo pasa en la m¨²sica. Lo hacen los grandes genios. La m¨²sica de Alb¨¦niz es trascendental. No digo que no se haya inspirado a Liszt, pero Alb¨¦niz lleg¨® a tanto que no se puede hablar de maestro y alumno, sino m¨¢s bien de comunicaci¨®n electiva, de sensaciones comunes.
"No se puede olvidar el ritmo"
P. ?Cu¨¢l es la caracter¨ªstica n¨²mero uno de Alb¨¦niz?R. El ritmo. No se puede conocer a Alb¨¦niz si se prescinde del duende de su ritmo. Y no se puede interpretar bien a Alb¨¦niz si no se conoce a fondo la humanidad, el orgullo, la pasionalidad, el dolor del pueblo espa?ol. Alb¨¦niz es, en realidad, el mejor int¨¦rprete de la pasionalidad espa?ola. Cuando el mundo conoce a este genio descubre un buen pedazo, el m¨¢s caracter¨ªstico y enjundioso, del temperamento espa?ol.
P. En el norte de Europa, la m¨²sica latina en general, y tambi¨¦n la espa?ola, ha sido siempre considerada como de segunda categor¨ªa. ?Usted qu¨¦ opina?
R. Que basta conocer a Alb¨¦niz para desmentir este prejuicio. M¨¢s a¨²n: pienso que la m¨²sica espa?ola posee una caracter¨ªstica ¨²nica en el mundo, debido al cruce de dos mentalidades que han producido un estilo completamente particular. Me refiero a la mezcla de morisco y sefard¨ª.
Para mi, por ejemplo, un trozo de C¨¢diz, de Alb¨¦niz, es una saeta. Yo la interpreto siempre as¨ª en mis conciertos y gusta mucho. Son s¨®lo tres o cuatro notas, pero se palpa la saeta. En C¨¢diz hay una semejanza con un canto hebraico antiqu¨ªsimo de la fiesta, del perd¨®n. A m¨ª me han dicho siempre que mi interpretaci¨®n de C¨¢diz conmueve a la gente, que la hace hasta llorar, y es que yo la toco lent¨ªsima, como un lamento.
P. A Alb¨¦niz se le conoce en el mundo sobre todo por la guitarra.
R. Porque Alb¨¦niz, al piano, es dificil¨ªsimo. A veces, casi imposible. El mismo se daba cuenta de la dificultad de su m¨²sica y acababa siempre rompi¨¦ndola despu¨¦s de haberla escrito. Hacen falta cuatro a?os para tocar decentemente el Tango, de Alb¨¦niz. A veces a mis alumnos les doy seis meses de tiempo para que me toquen cinco renglones de Alb¨¦niz. Su t¨¦cnica es diab¨®lica. Lo confiesan todos los pianistas del mundo. Pero precisamente porque es tan dif¨ªcil, cuando con gran esfuerzo de voluntad, con gran tes¨®n y pasi¨®n se lleva Alb¨¦niz al piano, la gente se pone de pie.
P. ?Qu¨¦ otra cosa es necesaria para poder interpretar bien a Alb¨¦niz?
R. Conocer a fondo la danza espa?ola. Tocarlo como es, sin adaptarlo. Esta dificultad es lo que ha hecho que de Alb¨¦niz se conozca sobre todo lo que menos vale de ¨¦l. Alb¨¦niz o es dif¨ªcil o no es Alb¨¦niz. O es una danza llena de ritmo o no es nada. Cuando se toca Alb¨¦niz hay que cerrar los ojos y ver la danza espa?ola, la mejor. Entonces gusta, entusiasma. He visto a la gente levantarse y gritar en pleno teatro.
"La ¨²ltima nota es siempre dram¨¢tica"
Nenna interpreta algunos trozos de Iberia. Se para de vez en cuando y dice: ?Mire usted c¨®mo en dos l¨ªneas de Alb¨¦niz est¨¢ concentrado lo mejor de la danza espa?ola: es una m¨²sica que al mismo tiempo es una narraci¨®n, canta, r¨ªe, llora, sufre. Y la ¨²ltima nota de Alb¨¦niz es siempre dram¨¢tica, nunca amable, como por ejemplo en Beethoven. Alb¨¦niz lleva dentro de s¨ª todo el drama de su vida, que es al mismo tiempo el reflejo del alma dram¨¢tica de la mejor m¨²sica espa?ola. Por otra parte, ?d¨®nde existe una m¨²sica alegre? La m¨²sica es siempre triste, incluso en Bach, en Mozart y en Beethoven. Y es que el genio tiene que estar siempre en lucha entre las fuertes intuiciones que siente dentro como un volc¨¢n y la limitaci¨®n de sus medios de expresi¨®n. Es una lucha interior. El resultado es siempre doloroso y por eso no puede ser nunca alegre.Este pianista de fama internacional tiene, adem¨¢s de su arte y de su genialidad, una historia incre¨ªble. Empez¨® a tocar en conciertos a los cinco a?os. A los doce a?os descubri¨® a Alb¨¦niz. Los diez a?os del conservatorio de Mil¨¢n los hizo en dos. A los veinte a?os recorr¨ªa ya las salas de conciertos mejores de Europa. Despu¨¦s tuvo la desgracia de sufrir un accidente automovil¨ªstico. Qued¨® paralizado dura e muchos a?os. Casi un milagro ha hecho que desde hace tres a?os haya vuelto a su piano.
P. ?Cu¨¢l fue este milagro?
R. Aunque pueda parecer a algunos incre¨ªble, me he curado con el yoga. Durante cinco a?os viv¨ª con un cors¨¦ de hierro que me imped¨ªa casi todos los movimientos. Tuve que olvidar el piano durante casi veinte a?os. No soportaba ning¨²n tipo de m¨²sica. Parec¨ªa un viejo de sesenta a?os. Estaba desesperado. Un amigo me dijo: ?Nenna, has probado ya de todo: ?por qu¨¦ no haces una ¨²ltima prueba con el yoga? Me fui a uno de esos maestros casi por inercia. Y fue todo como un milagro. Me quit¨® el cors¨¦, empec¨¦ a recuperar movimientos y, cuando por primera vez destap¨¦ el piano empolvado y pos¨¦ mis manos sobre sus teclas blancas, descubr¨ª que mi alma estaba a¨²n all¨ª.
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