El primer ministro portugu¨¦s, Pinto Balsem?o, fortalecido tras el congreso del PSD

Victoria personal de Francisco Pinto Balsem?o y aplazamiento en la clarificaci¨®n pol¨ªtica interna del principal partido gubernamental portugu¨¦s, son las dos conclusiones dominantes del IX Congreso del Partido Socialdem¨®crata luso (PSD), celebrado el pasado Fin de semana en Oporto.Bien secundado por el peque?o grupo de sus incondicionales, que supo utilizar las debilidades de sus adversarios y demostr¨® un eficaz control del aparato del partido, el presidente del PSD llev¨® sobre sus hombros la dificil tarea de salvaguardar la imagen unitaria del partido.

Todo el congreso gir¨® alrededor de las tres largas intervenciones de Pinto Balsem?o, que teji¨® argumentos en favor del consenso, del acuerdo m¨ªnimo imprescindible para poder seguir gobernando y, conservar para su partido el papel de primera agrupaci¨®n pol¨ªtica nacional y de l¨ªder de la coalici¨®n gubernamental.

En un tono marcadamente defensivo, Balsem?o multiplic¨® los peligros que amenazan no s¨®lo al partido, sino al propio r¨¦gimen democr¨¢tico portugu¨¦s: las maniobras del partido comunista y de sus aliados antidemocr¨¢ticos, los proyectos de poder personal y de democracia tutelada de algunas fuerzas agrupadas alrededor del presidente Antonio Ramalho Eanes, y la extrema derecha y sus propuestas antidemocr¨¢ticas, as¨ª como una pr¨®xima eventual ofensiva terrorista de gran envergadura, la agitaci¨®n laboral, la crisis econ¨®mica y financiera y el propio mutismo de los democristianos".

Esta tesis mereci¨® r¨¢pidamente a Francisco Pinto Balsem?o el apoyo de los grandes l¨ªderes del sector cr¨ªtico (los ex ministros de Sa Carneiro, Cava?o e Silva y Eurico de Melo, que encabezaron la oposici¨®n al actual primer ministro en la crisis de agosto) y, a partir de all¨ª, la suerte del congreso estaba echada.

Balsem?o fue reelegido presidente del partido casi por unanimidad (las listas ¨²nicas por ¨¦l propuestas para la elecci¨®n de los ¨®rganos nacionales del PSD y la moci¨®n de estrategia que llevaban su Firma eran aprobadas por alrededor de 450 de los 650 delegados).

Los cr¨ªticos, que afrontaron el voto con sus propias mociones, divergentes de las oficiales, alcanzaron resultados importantes.