Afanasiev: "Para la URSS, el proceso actual del partido comunista espa?ol no es positivo"
A sus 59 a?os, V¨ªctor G. Afanasiev es abuelo ?de dos nietas y un nieto?, puntualiza. El reencuentro con el director de Pravda en su habitaci¨®n del madrile?o hotel Palace nos trae a la memoria las tardes -siempre entre las cuatro y las seis- en su despacho del peri¨®dico moscovita en la calle de Pravda. Un despacho singular, donde le dejaban una a una, sobre un ampl¨ªsimo pupitre, las pruebas de p¨¢gina del peri¨®dico. El, ahora, igual que entonces, nos recibe encorsetado en un jersei de cuello alto. S¨®lo le hemos visto con la tradicional corbata que llevan todos los sovi¨¦ticos en las reuniones del Kremlin. Sigue fumando sin cesar y toma un caf¨¦ tras otro. No prueba el alcohol, porque su est¨®mago est¨¢ resentido de alg¨²n que otro vodka.Es de los pocos pol¨ªticos sovi¨¦ticos a los que es posible, cuando se tiene acceso a ¨¦l, hacerle todo tipo de preguntas. Hombre de plena confianza en la c¨²spide del partido, es un ?todo terreno ? que responde, firme y seguro de su papel de propagandista, a cualquier incitaci¨®n.
Pregunta. Su visita a Espa?a ha sido, en esta ocasi¨®n, para participar en un debate sobre la libertad de expresi¨®n. Este es un tema de dif¨ªcil paralelismo en Occidente y los pa¨ªses socialistas. Lo que en nuestros pa¨ªses se denomina informaci¨®n, ustedes lo llaman propaganda. ?Qu¨¦ diferencias establece usted entre ambos t¨¦rminos?
Respuesta. El periodismo en la Uni¨®n Sovi¨¦tica se gu¨ªa bajo la f¨®rmula establecida por Lenin, fundador de Pravda, en los principios elaborados por ¨¦l mismo para que el peri¨®dico sea al mismo tiempo informador, organizador y propagandista. La base fundamental es la propaganda que debe hacerse para apoyar las decisiones del Estado, ayudar al partido a poner esas decisiones en pr¨¢ctica y orientar a la opini¨®n p¨²blica sobre los temas decisivos. La diferencia con Occidente estriba en que ustedes utilizan la informaci¨®n para se?alar los acontecimientos. Nosotros utilizamos la propaganda para interpretar el fen¨®meno de la informaci¨®n. Pravda es el ¨®rgano del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y es evidente que nuestro peri¨®dico interpreta la informaci¨®n desde las posiciones del partido, a diferencia de la Prensa burguesa, que trata de disimular las noticias seg¨²n convenga a los fines de la clase dominante. Nosotros servimos a esos fines en beneficio de los trabajadores, el campesinado y los intelectuales.
P. Sin embargo, Pravda ignora informaciones que pueden ser tan interesantes para los lectores como, el caso m¨¢s reciente, de los incidentes entre grupos ¨¦tnicos en el C¨¢ucaso.
R. Le aseguro que esas informaciones se publicaron en los peri¨®dicos locales. Pravda no lo consider¨® oportuno, porque no fue un hecho relevante. En la Uni¨®n Sovi¨¦tica tenemos resuelto a nivel nacional el problema de las cien nacionalidades de nuestro pa¨ªs. Problemas m¨ªnimos como el que usted me cita, provocados por ciertos elementos que mantienen unas ra¨ªces hist¨®ricas, no dejan de ser anecd¨®ticos.
P. Un analista pol¨ªtico como usted, ?c¨®mo interpreta los acontecimientos pol¨ªticos espa?oles del 23 de febrero?
R. La situaci¨®n en Espa?a es complicada. El franquismo no se termin¨® con Franco. Sus hombres pol¨ªticos e instituciones p¨²blicas, como el Ej¨¦rcito, siguen en sus puestos y no se han quedado de brazos cruzados, como se puede comprobar. Sin embargo, para m¨ª lo m¨¢s peligroso es que determinados grupos juveniles les siguen, posiblemente porque ven en estas actividades una posibilidad ante el paro y la falta de puestos de trabajo.
P. ?C¨®mo ve usted en este momento las relaciones entre Espa?a y la Uni¨®n Sovi¨¦tica?
R. En la URSS se sabe muy bien lo que es Espa?a y se siente gran respeto hacia el pueblo espa?ol. A lo largo de la historia de los dos pueblos no hubo momentos desagradables, salvo la participaci¨®n de la Divisi¨®n Azul. Nuestra generaci¨®n aprendi¨®, por otra parte, a luchar contra el fascismo con la imagen que dieron los republicanos espa?oles.
Ahora nos inquieta el hecho de la pr¨®xima entrada de Espa?a en la OTAN. Los argumentos sobre las amenazas a Espa?a no son convincentes. Recordemos a Grecia, que, a pesar de haber entrado en la OTAN, se produjo el golpe de los coroneles. La OTAN no salv¨® a Grecia de la reacci¨®n de las derechas, m¨¢s bien al contrario. Si Espa?a da este paso, para la URSS ser¨¢ un elemento de desconfianza. Nosotros les queremos como pa¨ªs amigo y neutral, y nos desagrada que entren en el bloque atl¨¢ntico, bloque al que consideramos como enemigo.
P. Por parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica no se ha aclarado oficialmente si, efectivamente, cuando una delegaci¨®n del PSOE, encabezada por Felipe Gonz¨¢lez, visit¨® Mosc¨² en diciembre de 1977, se firm¨® alg¨²n documento secreto para evitar la entrada en la OTAN. Usted, como representante del PCUS, en estos momentos, ?qu¨¦ sabe del tema?
R. Esa informaci¨®n no corresponde a la realidad. Es falsa, provocadora. Bien es cierto que mantenemos una relaci¨®n amistosa con el PSOE. Colaboramos y coincidimos en posiciones paralelas en pol¨ªtica internacional. Pero nos separan diversos objetivos y tareas. La ¨²nica Cuesti¨®n importante de. relaci¨®n. se refiere al prop¨®sito de ambos sobre la salvaguardia principal de la paz en el mundo.
P. ?Cu¨¢l es el estado actual de las relaciones entre el PCUS y el PCE?
R. No pueden denominarse normales. Algunos dirigentes comunistas espa?oles han hecho repetidamente declaraciones antisovi¨¦ticas. Sentimos cierta inquietud porque el proceso del partido comunista espa?ol no puede denominarse positivo. Esperamos que estas relaciones ser¨¢n mejores. Entre los comunistas espa?oles de base la actitud hacia nuestro pa¨ªs y hacia nuestro partido es muy amistosa.
P. Y sobre las ¨²ltimas depuraciones dentro del PCE, ?qu¨¦ opina?
R. Es un asunto interno, si bien quisi¨¦ramos ver al partido comunista espa?ol potente y con influencia en la sociedad. Cualquiera que sean nuestras relaciones actuales con los dirigentes, deseamos que los comunistas espa?oles le muestren numerosos y fuertes. Por supuesto que en su pa¨ªs los comunistas son las personas m¨¢s pr¨®ximas a nosotros, por su esp¨ªritu.
P. Aparte de los problemas. internacionales de mayor alcance, en los que la URSS negocia con Estados Unidos y el resto de los paises occidentales, nos gustar¨ªa conocer la posici¨®n actual sobre Polonia y Afganist¨¢n.
R. En Polonia, la situaci¨®n es dif¨ªcil. La crisis a¨²n no ha tocado fondo. Aparecen ya algunos procesos esperanzadores. Existe un desglosamiento de fuerzas, y en el mismo sindicato Solidaridad existe una lucha por el poder, si bien a¨²n es muy fuerte el ala extremista, que trata de seguir con la desarticulaci¨®n del pa¨ªs. Sin embargo, la gran masa de la poblaci¨®n quiere trabajar y acabar con el desorden. Por lo que se refiere a la URSS, siempre hemos apoyado a Polonia, y seguiremos en esa l¨ªnea, si bien en la actual coyuntura, en la que la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene problemas de alimentaci¨®n y falta carne, mantequilla o leche, mantendremos la ayuda financiera y les suministraremos otro tipo de materias, como son el petr¨®leo, hierro o algod¨®n. Lo que no podemos es hacernos cargo de la alimentaci¨®n de un pa¨ªs de 36 millones de habitantes.
Sobre Afganist¨¢n ya lo hemos declarado en otras ocasiones. Deseamos una soluci¨®n pol¨ªtica. Pero Occidente no parece dispuesto. Hubo un intento a trav¨¦s de la ONU, pero los americanos se inmiscuyeron y dieron 2.000 millones de d¨®lares a Pakist¨¢n para mantener la lucha de los guerrilleros afganos. Haremos lo posible por lograr un Afganist¨¢n pac¨ªfico y neutral. Pero tenemos una larga frontera con este pa¨ªs y no podemos permitir al enemigo al otro lado.
P. El pr¨®ximo 19 de diciembre, el jefe del Estado de la URSS, Le¨®nidas Breznev, cumplir¨¢ 75 a?os. Por ley de vida, en alg¨²n momento ser¨¢ otra la persona que dirija los destinos de su pa¨ªs. ?Qu¨¦ pasar¨¢ entonces en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y qui¨¦n ser¨¢ su sustituto?
R. Todo est¨¢ previsto, y ser¨¢ el Comit¨¦ Central del partido quien lo decida. En el reciente viaje a la Rep¨²blica Federal de Alemania, Breznev ha mostrado un aspecto muy saludable. Por otra parte, nada queda a la improvisaci¨®n. Ahora tiene lugar un proceso de rejuvenecimiento de la plana mayor de nuestros dirigentes. Recientemente se han nombrado cinco vicepresidentes del Consejo de Ministros, todos ellos personas que no sobrepasan los cincuenta a?os. No obstante, los sovi¨¦ticos deseamos a Breznev toda la salud del mundo.
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