"Raelca intent¨® imitar la adulteraci¨®n iniciada en Catalu?a"
?Alguien explic¨® a los se?ores de Raelca que al aceite de colza industrial se le pod¨ªa quitar el mal olor para desviarlo al consumo, y debi¨® ser por alguna filtraci¨®n del circuito catal¨¢n?. Esta es la conclusi¨®n de los hermanos Juan Miguel y Fernando Bengoechea, responsables de RAPSA, la empresa donostiarra que efectu¨® las importaciones de colza desnaturalizada. Ambos conversaron con EL PA?S, en la prisi¨®n de Carabanchel, sobre el tr¨¢fico de aceite ilegal y sus consecuencias, y reconocieron que no saben qui¨¦n es el responsable de la refinaci¨®n y venta del aceite en Catalu?a, porque nadie les ha mostrado fotos para identificarlo.
Convencidos de que el aceite desnaturalizado no es el responsable del s¨ªndrome t¨®xico y de su no responsabilidad en el desv¨ªo de la colza industrial hacia los hogares de una amplia zona de Espa?a, los Bengoechea aseguran que han sido v¨ªctimas de un enga?o por parte de Jorge Pich, quien llevaba m¨¢s de quince a?os trabajando con la empresa de San Sebasti¨¢n y ten¨ªa amistad con el padre de sus actuales propietarios. ?Pich me llam¨® un d¨ªa de diciembre del pasado a?o por tel¨¦fono?, recuerda Juan Miguel Bengoechea, ?para que fuera a verle cuando visitara Barcelona, porque ten¨ªa algo importante que comunicarme sobre la colza. All¨ª, en las oficinas de El Prat de Llobregat, un empleado o agente suyo, llamado Javier Bonafont, me propuso vender a una empresa de Madrid, que en aquel momento no mencion¨®, aceite refinado desnaturalizado?Pese a que Juan Miguel Bengoechea reconoce hoy que la propuesta le result¨® extra?a, afirma que la acept¨® ?porque sab¨ªa que Pich estaba en muy dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica y de la operaci¨®n pensaba ¨¦l extraer una comisi¨®n de cuatro pesetas por kilo, a deducir de la deuda de m¨¢s de dos millones que ten¨ªa con nosotros, igual que ocurr¨ªa con las ventas a Salom¨®?.
Seg¨²n los hermanos Bengoechea, ?podemos demostrar con documentos irrebatibles en la mano que nuestro beneficio comercial en el aceite de colza vendido a Salom¨® y a Raelca es inferior a cinco pesetas por kilo, cuando todos los gastos y los riesgos de la importaci¨®n corr¨ªan por cuenta nuestra. Sin embargo, Pich ingresaba cuatro pesetas. Esta situaci¨®n, que puede parecer absurda y an¨®mala, fue debida a nuestro inter¨¦s por ayudar al catal¨¢n. Por eso decimos que nos sentimos enga?ados?.
Los industriales de San Sebasti¨¢n mantienen que no les llam¨® la atenci¨®n el importante volumen de aceite que consum¨ªan Salom¨® y Raelca ?porque Pich nos hab¨ªa indicado que el primero dispon¨ªa de una planta desdobladora de aceites ¨¢cidos y ole¨ªnas para fabricaci¨®n de jabones y detergentes, y necesitaba mucha materia prima. Por tanto, estas ventas quedaban fuera de la demanda habitual de empresas metal¨²rgicas, que eran las que conoc¨ªamos bien. Raelca lleg¨® por el mismo conducto y nos ofreci¨® la misma fiabilidad?.
"Ignor¨¢bamos a qu¨¦ se dedicaba Raelca"
Respecto a la visita que hab¨ªa efectuado a la empresa de Alcorc¨®n tiempo atr¨¢s, Juan Miguel Bengoechea rechaza que se hubiera producido a mediados del pasado a?o, como asegura Ram¨®n Ferrero. ?Estuve en la nave de Raelca en junio o julio de 1979; en compa?¨ªa de nuestro agente en Madrid, Jos¨¦ Luis Garrote. Fue ¨¦l quien me sugiri¨® que nos acerc¨¢r¨¢mos all¨ª, con ocasi¨®n de un viaje que hice a Madrid para otros asuntos. Fuimos a vender aceite hidr¨¢ulico para m¨¢quinas. Eso es lo ¨²nico que vi all¨ª: maquinaria y grandes masas de pl¨¢stico en bruto. En absoluto pude deducir que aquella firma se dedicara a envasar aceites para su venta al p¨²blico ?.
Bengoechea insiste en que ?RAPSA nunca vino a Madrid a buscar a Ferrero para venderle colza. Fue ¨¦ste quien tom¨® siempre la iniciativa. Cuando devolvi¨® la primera cisterna con aceite refinado desnaturalizado argument¨® que ol¨ªa mal, y le explicamos que era l¨®gico porque llevaba anilina. Entre la devoluci¨®n de esa partida, de cuyos gastos de retorno no quisimos hacernos cargo porque el env¨ªo era correcto, seg¨²n lo que hab¨ªamos acordado con Pich y Bonafont, y el primer pedido de aceite crudo pas¨® casi un mes. En ese plazo alguien tuvo que informar a Ferrero sobre el refino que, como supimos m¨¢s tarde, estaban practicando los catalanes?
Juan Miguel Bengoechea rechaza la acusaci¨®n de Jorge Pich, seg¨²n el cual hab¨ªa recogido muestras del aceite refinado por Salom¨® y Ram¨®n Ferrero por encargo del responsable de RAPSA. ?Fui el 18 de mayo a Barcelona para tratar con diversos clientes. Cit¨¦ a Pich y Salom¨®, y estuvimos juntos en el restaurante La Oca. Primero hablamos de vaselinas y otros productos que estaban interesados en adquirir. Luego, los dos se interesaron sobre las ventas de colza a Raelca y me previnieron contra esa empresa, diciendo textualmente que hab¨ªa que tener mucho cuidado posque efan unos chapuceros. Como no entend¨ªa bien el mensaje, ped¨ª explicaciones, y me dieron a entender que Ram¨®n Ferrero estaba mezclando la colza con otros aceites y los estaba vendiendo a granel. Al d¨ªa siguiente llam¨¦ a Ferrer¨® y le advert¨ª que no le vender¨ªa nada m¨¢s. Por otra parte, anul¨¦ una licencia de importaci¨®n de 92 toneladas que ten¨ªa concedida y que iba a ser para Raelca. Reconozco que en ese momento no present¨¦ ninguna denuncia, porque ni se me pas¨® por la cabeza que el aceite pudiera tener relaci¨®n con la enfermedad, que por entonces se atribu¨ªa a las frutas y las hortalizas?.
?Por qu¨¦ motivo se dieron instrucciones a Jos¨¦ Luis Garrote para que gestionara con Raelca la destrucci¨®n de los albaranes que la relacionaban con RAPSA? ?Nunca hubo tales instrucciones?, asegura Juan Miguel Bengoechea. ?Creo que el clima de nerviosismo en que viv¨ªamos ya desde el 14 de junio, cuando comenzaba a identificarse a Raelca con el envenenamiento en la Prensa, pudo motivar esa confusi¨®n. Prefiero pensar que no existe una actuaci¨®n de mala fe. Nosotros hablamos con Garrote un par de veces: una, para pedirle que comprobara si la empresa de Alcorc¨®n a la que se refer¨ªan los peri¨®dicos era la de los hermanos Ferrero, y para indicarle que, si hablaba con ellos, les asegurara que no ¨ªbamos a ocultar nada y que ten¨ªamos la contabilidad en regla; la segunda ocasi¨®n le dijimos a Garrote que todo el aceite que hab¨ªamos vendido a Raelca, por encargo de Pich, ten¨ªa que haber encargo sido destinado a fabricaci¨®n de ole¨ªnas, jabones y detergentes, como ¨¦ste nos hab¨ªa asegurado. En cambio, Ram¨®n Ferrero s¨ª llam¨® a mi domicilio particular y sugiri¨® a mi mujer, porque yo no estaba en casa, que todo pod¨ªa arreglarse con plata, con dinero, propuesta que nunca tomamos en consideraci¨®n?.
"Fuimos a Zaragoza para conocer toda la verdad"
Los hermanos Bengoechea reconocen haber convocado la reuni¨®n que se celebr¨® el 17 de junio en Zaragoza ?porque quer¨ªamos conocer toda la verdad y sospechamos que el aceite vendido a los catalanes hab¨ªa tenido el mismo destino que en el caso de Raelca. All¨ª, en presencia de Jorge Pich, Salom¨® confes¨® haber vendido el colza desnaturalizado a un tal Ram¨®n, que ¨¦l llev¨® a la reuni¨®n, y ¨¦ste describi¨® el proceso de refino que hab¨ªa aplicado y dijo que el aceite no pod¨ªa ser el causante de la enfermedad, porque lo hab¨ªa distribuido en Barcelona y en toda Catalu?a, donde no se conoc¨ªa un solo caso?.
En el momento de celebrarse la entrevista en Carabanchel, lunes, 7 de diciembre, Juan Miguel y Fernando Bengoechea afirman que desconocen la identidad del tal Ram¨®n. ?No sabemos si es Ram¨®n Alabart, Ram¨®n Surrat u otra persona, porque nadie nos ha ense?ado fotograf¨ªas para que podamos identificarlo?. Recuerdan tambi¨¦n una recomendaci¨®n, con la que Salom¨® y Pich pusieron punto final a la comida de Zaragoza, tras conocerse mediante una llamada de la secretaria del primero que la colza era, oficialmente, la causa de la intoxicaci¨®n masiva. ?Nos dijeron los dos que Jaime Bonafont no deb¨ªa salir para nada, que no habl¨¢ramos de ¨¦l. No sabemos por qu¨¦?.
En torno a la presencia de su hermano Jos¨¦ Mar¨ªa Bengoechea en un alto cargo del Ministerio de Comercio, Juan Miguel y Fernando insisten en que ?no ha tenido la menor relaci¨®n? con la concesi¨®n de licencias de importaci¨®n de colza a RAPSA. ?Se nos han facilitado en las mismas condiciones, que a otros importadores, como ser¨¢ f¨¢cil demostrar. El Ministerio nunca plante¨® problemas formales, ni pidi¨® que se completaran los datos de la solicitud, precisando a qu¨¦ empresas se iba a vender el aceite o qu¨¦ se pensaba fabricar con el producto, especificaciones que figuran en algunas casillas de la solicitud. Pero no nos pidi¨® esas precisiones ni a nosotros ni a los restantes importadores?.
Juan Miguel Bengoechea rechaza, asimismo, que hubiera enga?ado al Ministerio de Comercio cuando ¨¦ste se interes¨® por el incremento de importaciones. ?La ¨²ltima vez que habl¨¦ del asunto con un funcionario fue en diciembre del pasado a?o. Jam¨¢s se nos han pedido explicaciones posteriores. Yo inform¨¦ que algunos clientes iban a instalar tanques de 20.000 litros, para evitar las compras en bidones, como hac¨ªan hasta entonces, porque les facilitaba el aprovisionamiento y les permit¨ªa abaratar costes. Eso era cierto. Dos empresas matal¨²rgicas, Sidegasa y Aceriasa, nos hab¨ªan informado de la instalaci¨®n de los tanques, y Esteban Orbegonzo estaba pensando la misma posibilidad. Tambi¨¦n habl¨¦ del encarecimiento del aceite de cachalote, que se emplea en temple de metales, y al que puede sustituir la colza. Ese argumento era, tambi¨¦n, rigurosamente cierto?.
?Por tanto?, concluyen los hermanos Bengoechea, ?no hemos enga?ado a nadie, y menos al Ministerio de Comercio, al que hace a?os hab¨ªamos pedido que el aceite industrial ocupara en el arancel una posici¨®n diferente al aceite comestible, como ocurre todav¨ªa ahora. Hemos sido nosotros los enga?ados, en un asunto del que no hemos obtenido ning¨²n beneficio por encima del normal. Otros, en cambio, s¨ª parecen haberlo conseguido?.
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