Orquesta de se?oritas
Viento parado de multitud en la sala rosa y vieja. Progres, melenas, las barbas de una ira encalmada en risa, carrozas con trenka, bisex, modernas, zamarras de astronauta y zamarras de pastor. Bocatas/jam¨®n y botes de cerveza. Angel Pavlovsky hace su Orquesta de se?oritas. Tras el oficialazo, el Gobierno Calvo-Sotelo es tambi¨¦n una orquesta de se?oritas.
Tres horas de conversaci¨®n, humor, risa, sonrisa, happening de los sesenta (el p¨²blico se levanta, se sienta, se sube en la butaca, se baja, se toca entre s¨ª, se muerde entre s¨ª, muerde a Pavlovsky, obedece a Pavlovsky). Las se?oritas -cuatro- sobran, se aburren, sonr¨ªen, esperan, en esta Orquesta de se?oritas, donde la ¨²nica no-se?orita, Pavlovsky, quiere entenderse directamente con el personal. El ideal de Calvo-Sotelo quiz¨¢ sea el modelo Pavlovsky: presidencialismo. Los ministros est¨¢n al fondo, cada uno tiene un instrumento, un Ministerio, pero apenas si le quedar¨¢ ocasi¨®n de utilizarlo en tres horas de mon¨®logo interior/exterior de la estrella, de la vedette, del genio, de Pavlovsky, que no es un travest¨ª en crudo y en directo, sino un travest¨ª inteligente que hace de travest¨ª. Dec¨ªa Jacques Lacan que ?la identidad es una ortopedia?. El problema con el presidente va a ser cuando se descubra que todo ¨¦l es ortopedia, que apenas tiene una identidad de presidente. Por carencia de identidad, quiere acumular entidad, entidades, presidencia del partido y del Gobierno, vicepresidencias reci¨¦n creadas (con tan pobres antecedentes), que, m¨¢s que repartirle trinitariamente, le aglomeran triangularin ente, por m¨¢s que Mart¨ªn Villa diga que ¨¦l no ha sido eliminado por sublimaci¨®n. Es una vieja ley castiza de la pol¨ªtica espa?ola, que ahora se reformula en los caf¨¦s:
-En este pa¨ªs siempre se sale por arriba.
Sancho Rof es jubilado hacia las alturas de un Banco y Mart¨ªn Villa es jubilado hacia una vicepres¨ªdencia que no reparte ni comparte, sino que multiplica las atribuciones y legislaciones del presidente. A esto, los polit¨®logos de caf¨¦ con leche lo llaman ?salir por arriba?. O sea, una orquesta de se?oritas donde el ¨²nico ministro/ ministro, en masculino y sin desdoro de su codiciadera feminidad es Soledad Becerril. Quiz¨¢ la movida vaya de otra forma, porque Espa?a va de otra forma, pero Calvo-Sotelo, de momento, se lo ha montado como Pavlovsky: una orquesta de se?oritas en el sentido de que el solista/presidencialista s¨®lo necesita la orquesta como punto y coma para seguir monologando. ?Va a soportar la basca horas y horas, meses y meses de presidencialismo, de verbosidad muda, de roneo en seco, como se lo soporta al genial travest¨ª? Calvo-Sotelo no es travest¨ª, pero tampoco es genial, ay. En todo caso, el pa¨ªs no est¨¢ para una orquesta de se?oritas, para un Gobierno ?provisional y de segunda?, como ha dicho la opini¨®n, empezando por Felipe, sino para un Gobierno fuerte, que siempre hay cien firmas irrumpiendo en Casa Lucio a deshora, para aguarle el vino de Ribadeo al presidente. Landelino Lavilla le ha dado una pasada a Calvo-Sotelo sobre c¨®mo habla el poder civil cuando es algo m¨¢s que una orquesta de se?oritas.
?Qui¨¦n hay detr¨¢s de la mujer vestida de hombre vestido de mujer que es PavIosky? La identidad es una ortopedia. ?Qui¨¦n hay detr¨¢s de los guerreros chinos del siglo III a. C. que exhibe Galer¨ªas Preciados y que son falsos, seg¨²n los orientalistas? A veces, la identidad del guerrero es la ortopedia de un civil. Este Gabinete, que n¨¢ci¨® d¨¦bil, descubre, tras el ciclostilazo, su identidad: es una orquesta de se?oritas.
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