Sal gruesa

Un sainete, un juguete c¨®mico, al estilo de los de principio de siglo, tocado ac¨¢ y all¨¢ por una breve pincelada de mensaje social, acabado por la sangre de una tragedia. Parece una reducci¨®n, una simplificaci¨®n de El bosque petrificado, traducido al madrile?o de Vallecas el slang de Robert Emmet Sherwood.Por tanto, la situaci¨®n de arranque es buena: dos atracadores sorprendidos por la resistencia de una estanquera, cercados con sus rehenes por la polic¨ªa, conviviendo con sus presuntas v¨ªctimas... La verosimilitud se va sacrificando velozmente a la comicidad. Y la comicidad funciona. El p¨²blico de El Gayo Vallecano -en una tarde de s¨¢bado- r¨ªe a carcajadas. Aplaude y al final grita ?Bravo! a los int¨¦rpretes: su tosquedad teatral se a?ade al bulto grueso del di¨¢logo y al retorcimiento de la situaci¨®n.

Jos¨¦ Luis Alonso de Santos tiene mucho sentido del teatro y de la eficacia del di¨¢logo; por lo menos dentro de estos simples l¨ªmites en que mueve su situaci¨®n y sus personajes. No es mal resultado hacer pasar una buena tarde a un p¨²blico tan agobiado por sus problemas.