De la cr¨®nica social de Pablito Calvo a la maestr¨ªa de John Ford
Color¨ªn, colorado (1976) es el segundo largometraje dirigido por Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez, en el que, en cierto modo, contin¨²a la l¨ªnea emprendida en El love feroz, recientemente emitido en TVE. A los problemas generacionales de aquellos muchachos se suceden ahora sus conflictos de adultos, primordialmente pol¨ªticos, aunque entendidos de una forma amplia. Color¨ªn, colorado se emite hoy a las diez de la noche por la egunda cadena.Tambi¨¦n ma?ana, lunes, el espacio Mis terrores favoritos ha previsto una pel¨ªcula espa?ola fue dif¨ªcilmente puede considearse favorita de su programador: La noche de Walpurgis (1970), del artesano Le¨®n Klimovsky, con gui¨®n de Jacinto Molina, que cambia su nombre art¨ªstico por el de Paul Nashy cuando interviene como actor. Interpreta aqu¨ª al nevitable hombre lobo, tan inelitable como todos los t¨®picos jue la pel¨ªcula encierra. Esa acunulaci¨®n de lugares comunes le otorga, no obstante, un aspecto curioso, ya que est¨¢n vistos desde in ¨¢ngulo muy celtib¨¦rico, es decir, con toda la represi¨®n sexual posible o con toda la mediocridad le que nuestro cine barato es capaz.
Interesar¨¢ m¨¢s a Ib¨¢?ez Serrador la emisi¨®n de La residencia, primera de las pel¨ªculas que ¨¦l dirigi¨®, prevista para los d¨ªas navide?os. A pesar tambi¨¦n del recurso a los t¨®picos, su trabajo, medido y cuidado, permiti¨® convertir la pel¨ªcula en uno de los ixitos taquilleros m¨¢s importantes de aquel a?o, 1969.
Tiene previstas TVE otras pel¨ªculas espa?olas para los pr¨®ximos d¨ªas festivos. Destacan entre ellas dos de las interpretadas por el ni?o Pablito Calvo, que dirigi¨® para ¨¦l el desaparecido Ladislao Vajda. La primera de ellas, Mi t¨ªo Jacinto (1956), es un curioso aguafuerte donde se entremezclan la cr¨®nica social, una cierta y blanda poes¨ªa ternurista y una pincelada influida por el neorrealismo que no gust¨® excesivamente a los espectadores espa?oles del momento. Lo que tambi¨¦n puede decirse de Un ¨¢ngel pas¨® por Brooklyn (1957), segundo de esos t¨ªtulos, a pesar del esfuerzo de producci¨®n que supuso contratar al actor Peter Ustinov y la fabricaci¨®n de decorados que imitaran la estructura del barrio neoyorquino. La f¨¢bula del hombre convertido en perro por sus muchas maldades fue mejor recibida en Alemania, donde Un ¨¢ngel pas¨® por Brooklyn obtuvo el premio a la mejor pel¨ªcula extranjera del a?o.
Dibujos animados
Garbancito de la Mancha (1945) es la primera pel¨ªcula de dibujos animados de largometraj e realizada en Espa?a. La pint¨® y dirigi¨® Arturo Moreno; el reaccionario y moralista gui¨®n fue obra, por su parte, de Juli¨¢n Permart¨ªn. Eran aquellos unos a?os en los que dif¨ªcilmente pod¨ªan eludirse las consignas morales; ha envejecido por ello tanto esta pel¨ªcula que no recibe ning¨²n favor al ser programada. Otras posteriores y otros autores dignificaron el g¨¦nero en Espa?a.
Una ¨²ltima muestra del cine espa?ol es Platero y yo, ¨²nica incursi¨®n en el cine de largometraje del realizador de TVE Alfredo Castell¨®n; fue m¨¢s elogiado por su entusiasmo que por sus aciertos. La dificultad de trasladar a im¨¢genes la prosa de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez no fue superada por el intento de biografiar la vida del poeta. Otros t¨ªtulos infantiles, ya extranjeros, vienen precedidos de alg¨²n ¨¦xito en el festival de cine para ni?os de Gij¨®n: Torbellino va a la guerra y Jack y la bruja, pero la mala calidad media de ese certamen no avala forzosamente su selecci¨®n.
Los n¨²meros fuertes de la programaci¨®n navide?a son, como de costumbre, pel¨ªculas norteamericanas. La revisi¨®n, por ejemplo, de los primeros t¨ªtulos del Tarz¨¢n interpretado por Johnny Weismuller, la continuaci¨®n del exhaustivo ciclo que viene dedic¨¢ndose al director Raoul Walsh (con Objetivo, Birmania; Al Rojo vivo, y el estreno en Espa?a de Alta tensi¨®n), la inclusi¨®n de algunos musicales notables como Erase una vez en Hollywood, recopilaci¨®n de los mejores momentos del g¨¦nero de la productora Metro Goldwyn Mayer, o Ellos y ellas, de Mankiewicz, donde existe la rara oportunidad de o¨ªr cantar a Marlon Brando, o Papa¨ªto piernas largas, de Negulesco, donde un ya maduro Fred Astaire comparte el reparto con la joven Leslie Caron. Veremos de nuevo a Fred Astaire en Un hombre disfrazado de santa Claus, telefilme del que todo se ignora, salvo su intervenci¨®n, y oiremos a las ins¨®litas hermanas Andrews cantar su famoso Oh, oh, oh, oh, Aurora en Ag¨¢rrame ese fantasma, la pel¨ªcula que protagonizaron Abbot y Costello en 1941.
De Jean Negulesco es tambi¨¦n el mayor melodrama de esta programaci¨®n navide?a, y posiblemente tambi¨¦n uno de los m¨¢s populares de los a?os cuarenta (ya que la versi¨®n que se ofrece de Historia de dos ciudades no es la cinematogr¨¢fica, sino una adaptaci¨®n televisiva). Se trata, naturalmente, de Belinda, en la que la sufrida y sordomuda Jane Wyman tuvo ocasi¨®n de demostrar sus cualidades de actriz, posibilidad a la que nunca lleg¨® su marido, Ronald Reagan, al menos en el campo de la cinematograf¨ªa. Por su trabajo en Belinda y como compensaci¨®n a lo que el atormentado, violado y despreciado personaje sufr¨ªa en la pel¨ªcula, Jane Wyman obtuvo el oscar a la mejor interpretaci¨®n de aquel a?o, 1948.
Melodramas americanos
Otros melodramas norteamericanos entristecer¨¢n el ¨¢nimo de algunos. Se?alemos en primer lugar el m¨¢s destacado en la programaci¨®n (como tambi¨¦n se destaca Erase una vez en Hollywood, que se emitir¨¢ dos veces para que quienes duermen o se retiren pronto tengan una nueva oportunidad de conocerla); Adi¨®s, m¨ªster Chips, versi¨®n musical de la popular pel¨ªcula que Robert Donat y Greer Garson interpretaron en 15139.
La musicalidad de esta copia, dirigida en 1969 por el mediocre Herbert Ross, fue m¨¢s que discutida en el momento, de su estreno; Petula Clark era incapaz de emular a sus maestros o de crear por s¨ª misma un estilo aceptable; su oponente en el reparto, Peter O'Toole, m¨¢s eficaz, se esforzaba en superar la vulgaridad de su compa?era, exagerando excesivamente sus posibilidades de actor. T¨ªtulo, pues, menor, que no merece tanta importancia.
Son m¨¢s destacables Noche nupcial y La ¨²ltima vez que vi Par¨ªs, siquiera porque el primero, de 1935, fue dirigido por King Vidor, que realiz¨® en aquellos a?os lo mejor de su obra, y porque el segundo, aunque torpemente, se basaba en la novela de Scott Fitzgerald; a este respecto cabe decir, sin embargo, que fue ese su principal error, ya que Richard Brooks no supo traducir a im¨¢genes el sentido ¨²ltimo del texto original, reduci¨¦ndolo a sus posibles aspectos lacrim¨®genos.
Los mejores t¨ªtulos de la festiva selecci¨®n no est¨¢n, por tanto, en los aparentemente m¨¢s brillantes, aunque tambi¨¦n hay malos en los discretos, como es el caso, por ejemplo, de La caba?a, de Mark Robson, que fue retenida por la censura espa?ola durante varios a?os, hasta que consinti¨® en su discreto estreno en salas de arte y ensayo. Ava Gardner era la principal atracci¨®n, pero la comedia no interesaba suficiente mente.
Tampoco puede considerarse de aut¨¦ntico inter¨¦s El maravilloso mundo de los hermanos Grimm, facilona y falsa biograf¨ªa de los escritores, adornada con la ilustraci¨®n de algunos de sus cuentos. Por otra parte, el formato cuadro con que se emitir¨¢ dejar¨¢ m¨¢s en entredicho su hipot¨¦tica calidad, ya que fue esta una de las primeras pel¨ªculas presentadas en Espa?a en el espectacular formato de cinerama.
Hay alguna curiosidad aislada, como la de Arizona, prisi¨®n federal, adaptaci¨®n al mundo del Oeste de la importante pel¨ªcula de John Huston La jungla de asfalto, o la de Rommel, el zorro del desierto, en la que James Mason, dirigido por Henry Hathaway, realizaba uno de sus mejores trabajos al servicio, por otra parte, de un gui¨®n bastante serio y respetable considerado sobre todo en la ¨¦poca (1951). Tambi¨¦n es de Henry Hathaway La jungla de armas (1935), donde rod¨® sus mejores secuencias de acci¨®n. Y es, sin duda, curiosa El temible burl¨®n (1952), donde Burt Lancaster, en plenas facultades f¨ªsicas, desarrollaba. un espl¨¦ndido trabajo de saltimbanqui al servicio de una pel¨ªcula de aventuras, divertida y espectacular. Es igualmente aceptable la inclusi¨®n de Prisionero en la 2? avenida, donde Jack Lemmon y Anne Bancrift superaban con su trabajo la inevitable comedieta de Neil Simon.
Una pel¨ªcula, sin embargo, destaca, a nuestro juicio, de toda la prograrnaci¨®n: Dos cabalgan juntos, de las m¨¢s claras obras maestras de John Ford que, en 1961, hab¨ªa abandonado ya su esquematismo reaccionario para reflexionar m¨¢s profundamente sobre la condici¨®n del ser humano, su necesidad de hero¨ªsmo, su decepci¨®n, su soledad. El cl¨¢sico sentido po¨¦tico con que ilustr¨® toda su obra, adquiri¨® en sus ¨²ltimos t¨ªtulos un torio m¨¢s sensible. En definitiva, podr¨ªa decirse que la programaci¨®n televisiva de estos d¨ªas ha aumentado su n¨²mero de largometrajes, pero no su calidad; m¨¢s pel¨ªculas, pero distintas; suficientes, pero, en general, no extraordinarias. El exquisito cuidado con que se han barajado los t¨ªtulos indica, una vez m¨¢s que no se quiere molestar a los pocos que suelen molestarse siempre, dando como resultado un panorama viejo (la inclusi¨®n de French Connection 2 no lo arregla) y blando. Lo que no impide, claro est¨¢, que aisladamente aparezcan pel¨ªculas importantes. Como en cualquier otra semana.
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