El Papa cree que la campa?a antiabortista de la Iglesia provoc¨® su atentado
En su discurso de final de a?o al colegio cardenalicio y a toda la curia romana, que este a?o se esperaba con especial atenci¨®n por los acontecimientos de Polonia, el papa Juan Pablo II sorprendi¨® a todos los observadores con una confesi¨®n personal sobre el atentado que sufri¨® en la plaza de San Pedro el 13 de mayo pasado. El Papa afirma que ha sido una v¨ªctima por haberse opuesto con dureza a la ley contra el aborto. Y que fue la Virgen quien le salv¨® la vida.
El Papa dedica m¨¢s palabras de su discurso, de diecisiete f¨®lios, a este punto que a los hechos de Polonia. Exactamente, el doble. Hablando del problema de la familia, dice el Papa que la voluntad de Dios es que la pareja humana tenga como rnisi¨®n fundamental la transmisi¨®n y la defensa de la vida", y a?ade que "el hedonismo imperante y narcotizante de hoy intenta por todos los medios apagar la sensibilidad y el imperativo moral de las conciencias, separando del matrimonio el empe?o primario de dar la vida". Por eso, sigue el Papa, "miles y miles de v¨ªctimas inocentes e inertes se sacrifican en el seno de la inadre".
Discurso duro
?C¨®mo act¨²a la Iglesia cat¨®lica ante este problema del aborto? "Con todos los medios", subraya el Papa, "exponi¨¦ndose y pagando personalmente". As¨ª lo han hecho los obispos "en todos los pa¨ªses en los cuales existe al respecto una legislaci¨®n permisiva". Y a?ade: "As¨ª lo hice yo, as¨ª me expuse yo en la primavera pasada".El Papa se refiere a sus discursos en media Italia contra la ley del aborto v que motivaron una dura cr¨ªtica en el Parlamento del secretario general socialista, Bettino Craxi acusando al papa Wojtyla de injerencia en los asuntos del Estado italiano.
El discurso m¨¢s duro de todos fue el pronunciado el domingo d¨ªa 10 de mayo en la plaza de San Pedro, tres d¨ªas antes del atentado. Y el Papa a?ade: "En los d¨ªas de mi largo sufrimiento he pensado mucho en el significado misterioso, en la se?al cercana -que me ven¨ªa -como dada por el cielo- de la prueba que ha puesto en peligro mi vida, como si se tratase de una ofrenda de expiaci¨®n por aquel rechazo oculto o abierto de la vida humana que se est¨¢ esparciendo en las naciones m¨¢s desarrolladas, que corren, sin querer abrir los ojos, orgullosas de su autonom¨ªa moral, hacia una era de degradaci¨®n y de envejecimiento de s¨ª mismas".
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