Cr¨ªtica del Ayuntamiento

Treinta y dos meses de Ayuntamiento de izquierdas en Madrid han sido suficientes para verificar el grado de voluntad pol¨ªtica existente y de capacidad ejecutiva puesta al servicio de la ciudad.Es evidente que estos 32 meses se han saldado con importantes realizaciones en materia urban¨ªstica, en pol¨ªtica de transportes y circulaci¨®n y en actuaciones puntuales en los dieciocho distritos de nuestra ciudad. Esta es una realidad que a nadie que siga de cerca la singladura municipal le ha pasado por alto. Es m¨¢s, se han puesto sobre el tapete temas como el Plan General de Madrid, que en su intento por definir una nueva ciudad, corregida y limitada de la que hoy padecemos, supone estar librando una gran batalla frente a los intereses especulativos y pol¨ªticos que hasta hoy han influido en Madrid.

Ha sido una actuaci¨®n, la de nuestros concejales, en casos, progresiva; en otros, timorata y a medio camino de las realizaciones que reclamaba el vecindario. Una pol¨ªtica poco agresiva en los ritmos, y en la radicalidad de las actuaciones, muy distanciadas de las expectativas ciudadanas.,

En cualquier caso, pocos vecinos ver¨ªan con nitidez la relaci¨®n entre lo prometido a nivel electoral y lo realizado en estos 32 meses de mandato.

Hay una gran mancha en la actuaci¨®n municipal. Nos referimos a la pol¨ªtica impositiva del Ayuntamiento madrile?o, aunque afirmemos que esta es una deficiencia com¨²n a todos los ayuntamientos de la izquierda. Nuestros ayuntamientos han ca¨ªdo en la trampa que el Gobierno les ten¨ªa preparada. A la evidencia de la crisis econ¨®mica se complementaron las razones pol¨ªticas que vinieron a reducir el gasto p¨²blico. Argumentando, eso s¨ª, razones de crisis fiscal y de excesivo proteccionismo del Estado sobre empresas y servicios p¨²blicos y negando el tutelaje econ¨®mico a los nuevos municipios, cuando desde el Gobierno se incid¨ªa en un mayor control pol¨ªtico de los mismos.

Cerrado el grifo del dinero a los ayuntamientos, todo era decirles: aumentad las tasas y contribuciones, buscaros nuevas razones impositivas -decretos de financiaci¨®n-, e incluso sugiriendo una ley de Financiaci¨®n del Transporte P¨²blico claramente lesiva para el usuario del mismo.

Hay un dicho en pol¨ªtica que habla de lo importante que es no s¨®lo hacer las cosas bien, sino que los dem¨¢s se enteren de que as¨ª lo hemos hecho. Est¨¢ muy claro que este principio no ha rezado para nuestro Ayuntamiento, que tan s¨®lo se ha dirigido a nuestro ciudadano de manera directa y confidencial para comunicarle el aumento de tasas y contribuciones sin que complementariamente se a?adiese un cap¨ªtulo sobre los presupuestos, la pol¨ªtica de ingresos y gastos y las razones pol¨ªticas que justificasen esa nueva imposici¨®n. Por otra parte, el vecino ha recibido el bombardeo de otras soluciones t¨¦cnicamente eficaces, como la ORA, aunque inicialmente impopulares por lo que ten¨ªan de afloja-bolsillos para los automovilistas. ?Qu¨¦ decir de las subidas de la EMT, los taxis e incluso del Metro?

Hace falta m¨¢s informaci¨®n de lo que se ingresa y de lo que se gasta en la ciudad. Pero tambi¨¦n mayor capacidad de endeudamiento municipal, mayor agresividad a la hora de exigir al Gobierno recursos econ¨®micos, apoy¨¢ndose cuanto sea necesario en los vecinos y en su voluntad de oponerse a nuevos grav¨¢menes econ¨®micos, y tambi¨¦n, ?por qu¨¦ no?, mayor conciencia auton¨®mica, capaz de arrancar las contrapartidas obligadas por el hecho de los tres millones de ciudadanos, por soportar la capitalidad y por haber sufrido un crecimiento interesadamente desordenado.

Escasa participaci¨®n

Los madrile?os no estamos participando en la actividad municipal. Falta una l¨ªnea de integraci¨®n del ciudadano en las cosas del municipio y un instrumento regulador que de verdad permita informarse, sugerir cuentas a tiempo -y no en el balance final del mandato- y participar de pleno en todas y cada una de las tareas que el Ayuntamiento y el propio movimiento vecinal ponen en marcha.

Es lamentable que el Ayuntamiento madrile?o no haya sabido hacer otro uso de sus facultades reguladoras, instrumentalizando a favor de los vecinos la ley especial de Madrid. Todos sab¨ªamos que se part¨ªa de una ley de R¨¦gimen Local gestada bajo el fascismo y poco susceptible de ser utilizada a favor de la participaci¨®n vecinal. Es m¨¢s, UCD ha tenido buen cuidado en proponer alg¨²n decreto que paliase en parte ese desfase entre ley y realidad. Bastante l¨®gico si se piensa que nadie tira piedras a su propio tejado, pero inaceptable por arte de la izquierda, que debiera haber forzado con voluntad pol¨ªtica esa situaci¨®n. El Ayuntamiento, la Corporaci¨®n de izquierdas, lamentablemente, se ha arrugado ante las presiones de la Administraci¨®n central, sin realizar una interpretaci¨®n progresiva del derecho a la participaci¨®n por los ciudadanos.

Las primeras normas de participaci¨®n que en su momento pari¨® Acci¨®n Vecinal fueron contestadas por las asociaciones de vecinos y otros sectores populares. Se abr¨ªa paso a la participaci¨®n sin contar con los interesados. Enorme desatino, que a la larga se ha vuelto en contra del Ayuntamiento y que ha distanciado a ¨¦ste mucho m¨¢s de los vecinos organizados y, como consecuencia, del ciudadano normal de miestros barrios.

Sin participaci¨®n vecinal no puede desarrollarse un ayuntamiento democr¨¢tico ni una pol¨ªtica orientada a la gran mayona de los ciudadanos. ?Qui¨¦n no quiere entender el papel de los vecinos y sus organizaciones como instrumentos de dinamizaci¨®n y cambio social? ?Qui¨¦n niega la capacidad de este movimiento organizado para hacer ciudad y para asentar todo un tejido amplio de relaciones y apoyos a esos grandes planes progresistas de transformaci¨®n de Madrid?

Falta desde el Ayuntamiento de Madrid una aut¨¦ntica pol¨ªtica de animaci¨®n y apoyo a los movimientos vecinales. A quienes en los ¨²ltimos a?os, y ahora mismo, han demostrado capacidad y fuerza para resolver muchos de sus problernas; (remodelaciones de barrios, logro de equipamientos, pa ralizaci¨®n de grandes obras mono pol¨ªsticas ... ).

En esta situaci¨®n es preciso que el Ayuntamiento haga un esfuerzo de imaginaci¨®n y voluntad pol¨ªtica que de verdad aproxime a los ciudadanos al conocimiento, a la colaboraci¨®n y al control del municipio. Por los datos, el Ayuntamiento no ha recogido esa colaboraci¨®n cr¨ªtica tal y como debiera, y prepara otra normativa de participaci¨®n, elaborada a hurtadillas y al margen de lo que preocupa a los vecinos. Y es que todav¨ªa no se ha ca¨ªdo en la cuenta de que, en primer lugar, regular la participaci¨®n ciudadana exige participaci¨®n.

En segundo lugar, abrir el Ayuntamiento a la participaci¨®n de los vecinos precisa de amplitud de criterios para aceptar, incluso a nivel experimental, iniciativas y propuestas profundamente defendidas por el movimiento ciudadano.

En tercer lugar, poner en marcha la participaci¨®n vecinal en el Ayuntamiento exige una voluntad coordinada y com¨²n de todos los concejales, de todo el aparato pol¨ªtico y administrativo, de llevarlo a cabo, sin abandonar esa decisi¨®n a la discrecionalidad o a la buena o mala voluntad del concejal de turno.