Esc¨¢ndalo telef¨®nico
Los lectores perdonar¨¢n la confusi¨®n a que puede inducirles el t¨ªtulo de este art¨ªculo; no voy a hablar para nada de tarifas, control de llamadas, ampliaciones de capital, dividendos ni cosa parecida. Soy consciente de que esos temas podr¨ªan dar pie, al menos, a dos debates que alguien podr¨ªa tildar de escandalosos: el control del servicio telef¨®nico y el problema de la financiaci¨®n de la CTNE. Pero es que estoy convencido que realmente el gran esc¨¢ndalo que provoca la CTNE, queriendo o sin querer (no acuso: constato), es su ineptitud para aceptar su papel de pieza clave del desarrollo tecnol¨®gico e industrial de Espa?a.Un pa¨ªs como el nuestro tiene tres grandes bloques de problemas industriales. El primero, el de los sectores cr¨ªticos, de los que vamos a ser total o parcialmente desplazados por su estructura de costes o por la ca¨ªda de la demanda. El segundo, el energ¨¦tico, con su decisiva influencia sobre el qu¨¦ hacer y con qu¨¦. El tercero, el electr¨®nIco y de comunicaciones, que va a constituir el term¨®metro de la voluntad de Espa?a de incorporarse a la revoluci¨®n industrial.
El primer bloque de problemas va encontrando poco a poco unos modelos para encarrilarlo. La ¨¦poca Abril fue la de las primeras piedras, y la Bay¨®n parece que puede ser la de la colocaci¨®n de los rieles. Desde luego, en ambos casos, no se podr¨¢ escribir la historia sin consultar los archivos de UGT.
El segundo bloque puede ser que vaya centr¨¢ndose tambi¨¦n al entreverse una pol¨ªtica del petr¨®leo y de la energ¨ªa nuclear, a la que -coincidiendo con ella o no- lo que hay que exigirle es que no se dejen temas sin definir o acuerdos sin ejecutar.
Y queda un tercer bloque: el electr¨®nico. Aqu¨ª la presi¨®n social es peque?a y hasta cierto punto esc¨¦ptica. Estamos ante un sector donde si no se toman iniciativas pol¨ªticas no habr¨¢ respuesta, ya que nadie demanda nada espont¨¢neamente. Hasta la forma de vida puede estar en entredicho al potenciar este sector.
La realidad es que hoy nos encontramos con una serie de empresas en situaci¨®n dif¨ªcil, aparentemente. El grupo ITT, intentando ajustar costes; el grupo Encsson, vendiendo activos; el grupo Telettra, compr¨¢ndolos a cambio de algo; las medianas empresas, viendo c¨®mo pueden quedar barridas como resultado imprevisto, y todos diciendo y preguntando: ?qu¨¦ hace la CTNE?
Bajo la presidencia de Allende y Garc¨ªa-B¨¢xter, la CTNE recibi¨® instrucciones del ministro de Transportes, S¨¢nchez Ter¨¢n, para que negociase y suavizase la reconversi¨®n del sector. Algo se logr¨® de compromiso, aunque poco de realidad. Pero cuando el ex ministro S¨¢nchez Ter¨¢n se convirti¨® en presidente de la CTNE, cambi¨¦. Todo lo pactado se olvida; toda presi¨®n se pudre por hast¨ªo; todo ¨ªntento de racionalizar industrialmente el sector se desecha. Dos coordenadas dirigen la acci¨®n del actual presidente: primera, obsesi¨®n por la financiaci¨®n de la CTNE, y segunda, que nadie vaya a su puerta sin tener todo.ya negociado (desde los trabajadores a las multinacionales). Con S¨¢nchez Ter¨¢n la CTNE no existe. Hasta se puede pensar que las actuales obras de la sede central en la Gran V¨ªa de Madrid sean s¨®lo una operaci¨®n de camuflaje; qui¨¦n sabe.
C¨®mo deber¨ªa portarse
Por tres caminos deber¨ªa operar la CTNE. El primero, estimulando la demanda. La compa?¨ªa tiene unas l¨ªneas por las que pueden circular mas usos, y unas terminales a las que se pueden enganchar m¨¢s instrumentos. Desde el hogar a la oficina, pasando por los profesionales, todos nos. encontramos con que el cat¨¢logo de la CTNE es m¨ªnimo comparado con el de cualquier otro pa¨ªs desarrollado. El segundo, estimulando la oferta. La CTNE es la clave para definir los planes industriales del, sector de comunicaciones. Si la CTNE reduce sus compras, la oferta desaparece por definici¨®n, al no tener alternativa. Utilizo la expresi¨®n oferta, adem¨¢s, por el hecho de .que en este sector industrial no se puede regular a corto plazo la capacidad productiva, ya que se requieren entre seis meses y un a?o como m¨ªnimo para concretar un proyecto. Pues la CTNE es capaz de modificar sus planes, no hacerlos p¨²blicos, corregirlos sin saberse las razones, acumular pedidos en fechas err¨¢ticas en vez de periodificarlos, etc¨¦tera. Ya s¨¦ que puede resultar aparatoso el juicio cuando sabemos todos que algo siempre se fabricar¨¢; pero es que la forma m¨¢s concreta de poner fuera de la pr¨®xima historia industrial a este grupo es tratarlo como si fuese, por ejemplo, el sector nava?. Falta visi¨®n industrial. Se miran s¨®lo los problemas como si s¨®lo se tratase de salir "brillantemente" de la pr¨®xima junta general de accionistas. Para m¨¢s inri -tercer camino-, resulta que la CTNE es tambi¨¦n fabricante de productos a trav¨¦s de sus participaciones sociales a todo lo largo y ancho del sector. ?Hay quien d¨¦ m¨¢s en el poder y menos en el hacer? La CTNE ni dinamiza el sector ni suaviza la crisis. Entonces, ?por qu¨¦ no se le llama seriamente la atenci¨®n?
La CTNE- por otra parte, es una maravillosa mezcla de poderes. Depende del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Depende del Minister¨ªo de Industria. Depende del Ministerio de Hacienda. Hay un delegado del Gobierno. Existe un consejo de administraci¨®n con intereses privados. Al final, basta un presidente al que no se le haya explicado cu¨¢l es su papel para que se convierta en un islote aut¨®nomo. La cuesti¨®n debe ser planteada en el seno de? Gobierno. ?Qu¨¦ papel se adjudica a la CTNE? Yo apunto la posibilidad de que convenga definir las cosas mejor de lo que est¨¢n, empezando por desnudar a la CTNE de las responsabilidades que no sabe acometer y dej¨¢ndola reducida a su papel en comunicaciones. Que la administraci¨®n industrial lleve la parte industrial que hoy tiene la CTNE y que Transportes tome claramente la decisi¨®n de potenciar ese instrumento clave que es, como base, la telefon¨ªa. Que el Patrimonio del Estado recuente las acciones que tiene, o podr¨ªa tener, para ver si no ha llegado, o si podr¨ªa llegar con poco esfuerzo, a tener el 51% del capital. Que todos sepamos lo que es la CTNE.
De ah¨ª que, cuando las cosas se pueden hacer, conv¨ªene que se hagan y, si no se hacen, se pueda uno permitir el decir a los cuatro vientos industriales, sindicales, administrativos y pol¨ªticos que lo que est¨¢ pasando con la CTNE es un esc¨¢ndalo nacional. La poltrona presidencial de la CTNE no es ni para descansar de pasa:das batallas pol¨ªticas ni para gestionar un balance de empresa privada: es para lanzarse a colaborar en la reforma industrial de Espa?a, potenciando una industria electr¨®nica.
Los se?ores Bay¨®n y G¨¢mir, ?comunican tambi¨¦n o habr¨¢ respuesta? Sinceramente, pocas veces tan pocos est¨¢n haciendo da?o a tantos.
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