Una recuperaci¨®n cultural
EL AXIOMA informativo de que las buenas noticias no son noticia no es ¨®bice para dejar de considerar los s¨ªntomas de recuperaci¨®n cultural evidenciados en este oto?o y de los que ha sido Madrid el principal exponente. Una significativa serie de novedades, que suponen un salto cualitativo en la oferta cultural de los ciudadanos de este pa¨ªs, ha encontrado en los ¨²ltimos meses una gratificante respuesta del p¨²blico. Por encima de todas las crisis que han convulsionado el a?o que termina, un n¨²mero representativo y creciente de espa?oles ha sido sensible a los valores de la creaci¨®n est¨¦tica y del talento.En estos momentos es imposible encontrar una ¨¦poca de la vida espa?ola reciente en la que se den cita tantos acontecimientos culturales de primera magnitud como los que ahora se pueden apreciar en Madrid. La exposici¨®n del Guernica de Picasso en el Cas¨®n del Buen Retiro no es s¨®lo un testimonio de la recuperaci¨®n por Espa?a de una porci¨®n de su patrimonio cultural, sino que tambi¨¦n ofrece, por vez primera, la totalidad de los dibujos preparatorios de ese cuadro en unas condiciones ¨®ptimas de exhibici¨®n y de catalogaci¨®n.
La exposici¨®n antol¨®gica de Picasso, en el centenario del nacimiento del pintor, con un n¨²mero de visitantes que en d¨ªas festivos super¨® la cifra de 8.000, proporcion¨® hasta el pasado domingo la oportunidad de ver algunas de las obras m¨¢s significativas del artista, procedentes de museos de todas las partes del mundo. Es dif¨ªcil que una exposici¨®n semejante pueda en el futuro llegar a los espa?oles, por los problemas de los pr¨¦stamos que crecientemente ponen los museos. Es un orgullo que Espa?a haya podido organizar esta interesant¨ªsima exposici¨®n, la m¨¢s importante que se ha celebrado este a?o.
Por otro lado, la exposici¨®n Imagen rom¨¢ntica de Espa?a ha supuesto un conocimiento por parte de los espa?oles de la influencia lograda por la pintura del Siglo de Oro m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras, y especialmente en el momento de la g¨¦nesis del movimiento rom¨¢ntico.
Junto a dicha muestra tambi¨¦n constituye una importante recuperaci¨®n de nuestro patrimonio cultural la que se exhibe en el Museo del Prado sobre La pintura espa?ola en las colecciones centroeuropeas. Lo mejor que de esta exposici¨®n puede decirse es que no desentona en absoluto con algunas de las mejores salas de nuestro primer museo nacional. Cuadros que nunca hab¨ªan sido vistos en Espa?a, ni lo ser¨¢n en adelante, est¨¢n en condiciones de accesibilidad para el p¨²blico que puede comparar facetas pr¨¢cticamente desconocidas de la obra de nuestros grandes pintores.
La recientemente clausurada exposici¨®n antol¨®gica de Gargallo; la retrospectiva del Equipo Cr¨®nica; la exposici¨®n El arte en la ¨¦poca de Calder¨®n, etc¨¦tera, completan el panorama de esta oferta cultural por parte del Estado, a la que tambi¨¦n de forma fehacient¨ªsima ha respondido la iniciativa de una fundaci¨®n privada como es la Fundaci¨®n Mareh, con su exposici¨®n de Medio siglo de escultura, clausurada hace unos d¨ªas.
La cartelera cinematogr¨¢fica de nuestros grandes centros de exhibici¨®n tampoco desmerece de las grandes capitales mundiales. Tenemos acceso inmediato a las ¨²ltimas producciones del cine de calidad y remite el taquillaje de ese cine porno y subcultural, que, l¨®gicamente, tuvo que tener su hora. Otra historia es la de la languidez de nuestra industria cinematogr¨¢fica, afectada por problemas econ¨®micos y administrativos.
La crisis del teatro es la m¨¢s evidente, y se pone de manifiesto en el cierre y transformaci¨®n de las salas. Pero, a¨²n as¨ª, ya no son ¨¦stos aquellos a?os en que las carteleras teatrales espa?olas permanec¨ªan monopolizadas por revistas de escasa calidad o por las obras acomodaticias y banales de un solo dramaturgo.
Respecto a la producci¨®n editorial, cabr¨ªa decir que la crisis de nuestra narrativa (que no ha proporcionado nuevos valores ni ha sido capaz de ofrecer a¨²n el retrato novel¨ªstico de la transici¨®n) se corresponde con la elevaci¨®n a las listas de mayores ventas de ensayos y novelas f¨¢cilmente homologables con los ¨¦xitos de venta de otros pa¨ªses.
La aut¨¦ntica batalla librada para conseguir entradas en los conciertos ofrecidos en Madrid por las mejores batutas cierran un panorama esperanzador para quienes saben que las libertades p¨²blicas reciben sus mejores ra¨ªces de la cultura libremente aceptada y entendida. La recuperaci¨®n de la m¨²sica llamada seria por un auditorio cada vez m¨¢s abundante da una idea de la capacidad de respuesta que tiene el p¨²blico ante las propuestas culturales de calidad. La ausencia de una sala de conciertos adecuada en una capital como Madrid y la falta de centros similares en otros lugares de Espa?a refleja, por otra parte, la deficiencia todav¨ªa latente en el paisaje cultural de este pa¨ªs.
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