Estadas Unidos en el mundo actual/ y2
Frente al panorama preocupante en el mundo actual, los Estados Unidos seguimos y seguiremos defendiendo los mismos principios que siempre nos han guiado y colaboraremos con nuestros aliados y amigos, uniendo nuestras fuerzas en la defensa de los valores en que creemos.Estos ideales de libertad humana, creatividad del esp¨ªritu e iniciativa privada arrancan del pensamiento de nuestros pr¨®ceres, y nos impiden abdicar, en nuestros planes estrat¨¦gicos, de aquellos conceptos morales que tan frecuentemente son pisoteados por los totalitarismos marxistas.
La actual, Administraci¨®n del presidente Reagan reconoce que solamente con declaraciones vanas no es posible en estos momentos alcanzar esos ideales que defendemos, sino que la pol¨ªtica ha de estructurarse en un marco que haga referencia a los propios intereses de otros pa¨ªses. Este marco se basa en cuatro puntos fundamentales:
1. El restablecimiento del vigor econ¨®mico y la potencia militar de Estados Unidos.
2. La renovaci¨®n de nuestras alianzas tradicionales y el establecimiento de otras nuevas.
3. La promoci¨®n del progreso pac¨ªfico en los pa¨ªses en desarrollo.
4. El logro de una relaci¨®n con la Uni¨®n Sovi¨¦tica basada en la contenci¨®n y la reciprocidad.
Desarrollo econ¨®mico y militar
Primero, el esfuerzo por restablecer el vigor econ¨®mico es vital tanto para nuestro bienestar nacional como para el desarrollo de nuestra pol¨ªtica exterior. Sin lograr una econom¨ªa fuerte encontraremos constantes fricciones con nuestros aliados, que son, a la vez, nuestros principales socios comerciales. Sin una econom¨ªa fuerte no podremos impulsar el comercio y el acceso a los mercados que son la mayor fuerza que impulsa el progreso econ¨®mico en el mundo en desarrollo.
Respecto al desarrollo militar, el presidente Reagan ha presentado un programa que incluye la modernizaci¨®n de los tres pilares indispensables que forman la triada de la disuasi¨®n estrat¨¦gica, as¨ª como de las fuerzas nucleares de alcance intermedio de la OTAN y de los medios defensivos convencionales de Estados Unidos. Estados Unidos desea que todo el mundo sepa que su fuerza nunca ser¨¢ usada para la agresi¨®n, sino para defender a nuestros aliados y amigos y para defender nuestros intereses vitales.
El restablecimiento del poder¨ªo militar norteamericano es necesario tambi¨¦n para el mantenimiento de conversaciones de desarme con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, ya que ¨¦stas ser¨ªan imposibles si permaneci¨¦ramos en inferioridad. Estas conversaciones, ya iniciadas en Ginebra, han comenzado tras la oferta del presidente Reagan de una reducci¨®n mutua de las fuerzas convencionales, nucleares de alcance intermedio y estrat¨¦gicas.
Respecto al segundo punto, que hace referencia a nuestras alianzas tradicionales y a otras nuevas, cabe se?alar que la cooperaci¨®n estrat¨¦gica no es un favor que Estados Unidos hace a pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles, sino que simplemente es un imperativo de la seguridad que nos es necesaria a todos. Tampoco cabe pensar, como algunos hacen, en que es un sustitutivo de nuestra propia fuerza. Estados Unidos debe ser fuerte para ayudar a sus aliados y amigos, pero tambi¨¦n necesitamos aliados fuertes que nos ayuden a nosotros. Estados Unidos ha ampliado las consultas con sus aliados sobre todos los temas cr¨ªticos, a fin de asegurar una pol¨ªtica estable y unida que d¨¦ m¨¢s cohesi¨®n a las actuaciones.
Tambi¨¦n estamos ayudando a Estados amenazados en regiones dif¨ªciles. Ayudamos a Egipto e Israel no s¨®lo por sus necesidades de seguridad, sino para promover el proceso de paz de Camp David. Fortalecemos a Arabia Saud¨ª y a otros pa¨ªses amigos de la vital zona del golfo P¨¦rsico. Cooperamos con Pakist¨¢n no s¨®lo como reflejo de la invasi¨®n de Afganist¨¢n y los sucesos de Ir¨¢n, sino porque pensamos en el papel constructivo que Pakist¨¢n puede desempe?ar en la seguridad de la regi¨®n. Estamos estableciendo una relaci¨®n estrat¨¦gica con China que, proporcionar¨¢ una seguridad mayor cada d¨ªa sin amenazar la seguridad de nadie.
El tercer punto, promocionar el progreso pac¨ªfico en los pa¨ªses en desarrollo, deriva de nuestra comprensi¨®n de las necesidades de estos pa¨ªses, tanto porque compartimos con ellos la experiencia poscolonial como porque, al ser socios comerciales, el que posean unas econom¨ªas fuertes es cada vez m¨¢s importante para nuestra prosperidad y seguridad. La participaci¨®n del presidente Reagan en la cumbre de Canc¨²n demostr¨® el compromiso de la actual Administraci¨®n norteamericana de colaborar con estos pa¨ªses en desarrollo. Les brindamos asistencia econ¨®mica y posibilidades financieras.
Relaciones con la URSS
Tambi¨¦n cabe destacar en este punto que Estados Unidos es en estos momentos el mayor donante en ayuda humanitaria. La contri buci¨®n norteamericana tanto a la conferencia de las Naciones Unidas para los refugiados africanos como al programa de ayuda de las Naciones Unidas para los refugia dos afganos que huyen de la agresi¨®n sovi¨¦tica es la mayor de todos los pa¨ªses.
Pero hay que se?alar que Estados Unidos no se limita en estas ayudas a los pa¨ªses en desarrollo, porque tambi¨¦n en Europa del Este se lleva a cabo este programa. As¨ª, en Polonia, somos el mayor contribuyente en cr¨¦ditos que facilitan a ese pa¨ªs alimentos a unos precios inferiores a los del mercado.
Y respecto al cuarto punto, que hace referencia al establecimiento de una relaci¨®n constructiva con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, hay que se?alar que estamos celebrando conversaciones sobre todas las cuestiones importantes y a todos los niveles. Hemos indicado que buscamos una relaci¨®n constructiva basada en el equilibrio militar, respeto a la independencia de terceros, restricci¨®n en el uso de la fuerza y reciprocidad en la firma de convenios. Tambi¨¦n hemos transmitido nu¨¦stro deseo de lograr reducciones de armamentos equilibradas y comprobables.
Por el sentido pragm¨¢tico que siempre ha caracterizado la pol¨ªtica de Estados Unidos, y que complementa a su idealismo, hemos aprendido que en las relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica no podemos esperar que ¨¦sta adopte una l¨ªnea de restricci¨®n y reciprocidad a no ser que le demostremos que ello va en su propio. inter¨¦s. Por este motivo, por medio de la cooperaci¨®n con los pa¨ªses amenazados y la resoluci¨®n de los problemas regionales, procuramos que los sovi¨¦ticos comprendan que no les interesa lanzarse a intervenciones. Con la puesta en pr¨¢ctica del plan de modernizaci¨®n acordado por la OTAN, hacemos que para la Uni¨®n Sovi¨¦tica haya un inter¨¦s por lograr limitaciones serias y equilibradas de las fuerzas nucleares de alcance intermedio. Con la modernizaci¨®n de nuestras fuerzas de disuasi¨®n estrat¨¦gicas damos a los sovi¨¦ticos el incentivo para convenir en reducciones equilibradas de armamentos estrat¨¦gicos.
El mismo praginatismo se aplica a nuestro esfuerzo para promover el ideal de evitar la proliferaci¨®n de armas nucleares. Es necesario que resolvamos los problemas de seguridad que pueden hacer caer a alg¨²n pa¨ªs en la tentaci¨®n de utilizar sus armas nucleares.
Derechos humanos
Los derechos humanos constituyen una parte esencial de nuestra pol¨ªtica exterior, y la manera como los abordamos es tambi¨¦n ejemplo de nuestro praginatismo. Hemos de estructurar cuidadosamente nuestra pol¨ªtica para lograr un verdadero progreso y tambi¨¦n hemos de considerar las verdaderas circunstancias pol¨ªticas y de seguridad de otros pa¨ªses. Un aspecto de la realidad es que no podemos ni deseamos rehacer el mundo seg¨²n nuestra imagen. La pol¨ªtica de derechos humanos debe quedar integrada en el ¨¢mbito de la diplomacia y no ser desarrollada como si fuera lo ¨²nico bueno de la pol¨ªtica exterior. Tenemos el convencimiento de que la mayor salvaguardia para los derechos humanos individuales la proporcionan las instituciones p¨²blicas y privadas libres dentro de una democracia constitucional.
Es necesario que todos luchemos por el fortalecimiento de las instituciones democr¨¢ticas en nuestros pa¨ªses y apoyemos a los dem¨¢s. As¨ª, estaremos seguros de que con un sistema democr¨¢tico fuertemente asentado no hay que tener temores sea quien sea el que constitucionalmente haya llegado al poder. As¨ª se evitar¨¢n los complejos y tentaciones que pueden inclinar a algunos a soluciones totalitarias tanto de izquierda como de derecha.
Tampoco hemos intentado soluciongr las disputas regionales imponiendo unas soluciones ideadas por nosotros. Nos hemos adherido a las soluciones m¨¢s convenientes y eficaces que las partes han acordado, y hemos facilitado el esp¨ªritu de acuerdo, como es el caso de Camp David.
Se puede ver que el mayor pragmatismo de nuestra pol¨ªtica exterior se comprueba en el hecho del ¨¦xito hist¨®rico de nuestros ideales democr¨¢ticos. En las ¨²ltimas d¨¦cadas el resurgimiento y fortalecimiento de aut¨¦nticas democracias en el mundo es algo totalmente nuevo. El hecho de que el totalitarismo haya pasado de las monarqu¨ªas absolutas a las dictaduras comunistas no constituye ninguna novedad ni supone progreso alguno.
Estados Unidos no tiene m¨¢s ambiciones nacionales que las de ver un mundo en el que predominen la paz, la libertad y la prosperidad. Esto no pueden afirmarlo todos los reg¨ªmenes, ya que algunos prosperan con la pobreza, la lucha y la inestabilidad, y para ¨¦stos nuestro programa de paz y desarrollo en libertad es una amenaza. Pero esto s¨®lo ocurre con aquellos que utilizan como armas el terrorismo, el asesinato, las falsas esperanzas y la mentira.
Apoyo a la democracia espa?ola
Quiero referirme ahora de modo especial a las relaciones de Estados Unidos con Espa?a en los ¨²ltimos a?os. El presidente Reagan las resumi¨® en una entrevista, concedida a un peri¨®dico espa?ol con motivo de la visita de sus majestades los Reyes de Espa?a a Washington, diciendo que "el primer objetivo de la pol¨ªtica exterior norteamericana en relaci¨®n con Espa?a es un apoyo firme y sin reservas a su proceso democr¨¢tico".
Espa?a ocupa tina parte importante del mundo occidental y tenemos muchas cosas en com¨²n, en. especial si consideramos nuestra, herencia y nuestro com¨²n empe?o, democr¨¢tico. A pesar de los acontecimientos transitorios, Espa?a. est¨¢ resolviendo con ¨¦xito las dificultades de su transici¨®n pol¨ªtica. con la buena voluntad de todos, poniendo los intereses de la naci¨®n por encima de sus intereses personales o de partido.
Espa?a ha realizado cuantiosos esfuerzos por una mayor colaboraci¨®n y la felicitamos por la firma del protocolo de adhesi¨®n a la OTAN, deseando una pronta ratificaci¨®n del mismo por los miembros de la Alianza Atl¨¢ntica. Tambi¨¦n deseamos la pronta integraci¨®n espa?ola en la Comunidad Europea. Estamos convencidos que la aportaci¨®n espa?ola a estas dos organizaciones internacionales ser¨¢ de gran eficacia y ayuda en la defensa de los valores que Occidente sustenta.
E emplos como el espa?ol -de un pa¨ªs que ha sabido instaurar una democracia- pueden ser modelo y acicate para otros pa¨ªses que a¨²n no han logrado esa meta.
Para terminar, quisiera resumir las consideraciones que nos, convencen del ¨¦xito de nuestra empre sa en la pol¨ªtica exterior: en primer lugar, porque se basa en una comprensi¨®n pragm¨¢tica de la naturaleza humana y en el respeto de los derechos individuales, ¨²nico camino que puede permitir que el hombre prospere y disfrute de su vida. En segundo lugar, porque nuestra pol¨ªtica exterior ofrece una espe ranza real para una vida mejor. Y, en tercer lugar, porque nuestra pol¨ªtica exterior transmite lo que es la esencia del vigor del pueblo norteamericano: nuestro respeto por la dignidad humana.
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