El viceprimer ministro polaco, Rakowski, busca comprensi¨®n en Bonn para el r¨¦gimen militar de Jaruzelski
El primer pol¨ªtico polaco, el viceprimer ministro Mieczyslav Rakowski, que hace una visita a Occidente desde la proclamaci¨®n del estado de guerra en el pa¨ªs, ha dirigido sus pasos a Bonn. Oficialmente, para informar debidamente a la Rep¨²blica Federal de Alemania de los acontecimientos de Polonia desde el pasado 13 de diciembre. En realidad, porque ning¨²n pa¨ªs occidental est¨¢ mejor, dispuesto que la RFA para o¨ªr y dar cr¨¦dito a las razones del r¨¦gimen del general Jaruzelski.
Hasta hoy, el gran beneficiario de la ostpolitik alemana ha sido Polonia (7.000 de los 27.000 millones de d¨®lares que debe Polonia a Occidente han salido de Alemania Occidental), y en ning¨²n sitio crey¨® Bonn ver mayores frutos de su apertura al Este que en Polonia. Hasta la elecci¨®n de un polaco como Papa ha sido en gran medida fruto de la pol¨ªtica vaticana del episcopado alem¨¢n. En estas condiciones no es de extra?ar que Bonn se resista a secundar la pol¨ªtica de sanciones de la Casa Blanca. "Lo ¨²nico en que coinciden hoy el canciller Schmidt y el presidente Reagan", dijo ayer el portavoz ale m¨¢n, "es en que no se puede decir nada con certeza acerca de los acontecimientos polacos".M¨¢s que un alarde de humildad, la frase es una llamada al orden a la Casa Blanca. El mismo portavoz record¨® que la capital occidental mejor informada de lo que sucede en Polonia es el Vaticano, y Bonn mantiene consultas constantes con Roma sobre Polonia. Y si el Vaticano sigue una pol¨ªtica de expectaci¨®n activa frente a Varsovia, Bonn hace lo mismo.
En econom¨ªa coinciden Bonn y Varsovia. Esta necesita nuevos cr¨¦ditos y m¨¢s paciencia pol¨ªtica para salir de la bancarrota. Bonn necesita, por su parte, que Polonia tenga ¨¦xito: ¨¦xito econ¨®mico y ¨¦xito en la humanizaci¨®n del comunismo. Bonn no tiene m¨¢s remedio que tener paciencia con los cr¨¦ditos concedidos a Polonia.
Con el r¨¦gimen de Jaruzelski la cosa es diferente. Jaruzelski no es Polonia y, en el peor de los casos, se le puede sacrificar en aras de la armon¨ªa atl¨¢ntica o de la propia ostpolitik. De ah¨ª que en las seis horas que han durado las conversaciones de Rakowski con Hans Dietrich Genscher (ministro de Exteriores, en funciones de canciller por la ausencia de Schmidt), ¨¦ste haya apremiado al Gobierno polaco a dar se?ales de buena voluntad a la mayor brevedad: reanudar el di¨¢logo con la Iglesia cat¨®lica y los sindicatos, que ponga en libertad a los presos pol¨ªticos y que levante la ley marcial.
En cuanto al aspecto conflictivo germano-norteamericano de la crisis polaca, la intromisi¨®n o no intromisi¨®n rusa, Bonn prefiere creer en solitario en la g¨¦nesis genuinamente polaca de toda la crisis. De ah¨ª que el mi¨¦rcoles el portavoz gubernamental alem¨¢n tevelara que el primer secretario del PCUS, Le¨®nidas Breznev, hab¨ªa contestado a la carta que Schmidt le envi¨® hace una semana record¨¢ndole lo importante que es para la distensi¨®n mundial que la crisis polaca se resuelva sin intromisiones extranjeras. "Bien", dijo el portavoz, la carta de Breznev no da motivos para inquietarse a¨²n m¨¢s sobre la tensi¨®n intemacion¨¢l". Respecto a las sanciones adoptadas por la Casa Blanca contra la URSS por la supuesta manipulaci¨®n sovi¨¦tica de la crisis polaca, Bonn la acepta a rega?adientes: "Es una decisi¨®n nacional, no de la Alianza Atl¨¢ntica".
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