El golpe militar de diciembre desarticul¨® casi por completo la estructura del sindicato independiente
La intervenci¨®n militar del pasado d¨ªa 13 de diciembre en Polonia ha dejado, al menos de momento, casi completamente desarticulado el sindicato independiente polaco Solidaridad, con casi toda la direcci¨®n internada o encarcelada; los activistas, desorientados, y los simpatizantes, resignados. Desde la clandestinidad, Solidaridad apela a la resistencia pasiva y trata de poner en marcha un rudimentario aparato de propaganda y comunicaci¨®n. Esta es la impresi¨®n obtenida por el corresponsal de EL PAIS en Bonn tras vivir cinco d¨ªas en Polonia bajo la ley marcial.
Un activo militante de Solidaridad, detenido al d¨ªa siguiente de la declaraci¨®n de estado de guerra y puesto en libertad, reconoce con aire resignado que "el golpe estuvo muy bien ejecutado. Nos cogieron en pelotas".Una persona que viaj¨® desde el B¨¢ltico a Varsovia explica que tuvo noticias de casos de sabotaje en f¨¢bricas, donde los obreros echaron en las m¨¢quinas una especie de cola pegajosa que deja la maquinaria inservible hasta que se limpie.
Actos desesperados
La impresi¨®n general es que se trata de actos desesperados y aislados. La intervenci¨®n militar cogi¨® desprevenido al sindicato independiente, que orientaba su estrategia de lucha hacia una discusi¨®n de las medidas de excepci¨®n en el Parlamento. Se esperaba un largo proceso de discusi¨®n con un tira y afloja, pero no una radical intervenci¨®n militar, que pudo encarcelar casi inmediatamente a casi todos los l¨ªderes del sindicato, reunidos en Gdansk, y, al mismo tiempo, cortar todas las comunicaciones y venta de gasolina, lo que impidi¨® los contactos entre una Solidaridad descabezada.En el momento de la intervenci¨®n militar, la sede de Solidaridad en Varsovia fije ocupada policialmente, registrada y llevados buena parte de los archivos. En el desconcierto de los primeros momentos, los polic¨ªas se retiraron y, seg¨²n un testigo presencial, "dejaron un mont¨®n de papeles y m¨¢quinas de escribir y multicopistas. Se pudo entrar en la sede y sacamos todo lo que pudimos. M¨¢quinas sobre todo, que fueron r¨¢pidamente transportadas".
El principal problema para el trabajo clandestino de Solidaridad es la casi imposibilidad de comunicarse. Por eso, algunos activistas tratan de poner en marcha una rudimentaria red de contactos, a base de personas mayores de sesenta a?os, que, a pesar de la ley marcial, pueden desplazarse por el pa¨ªs. De los dirigentes nacionales de Solidaridad, s¨®lo queda en la clandestinidad el presidente de la regi¨®n de Varsovia, Zbigniew Bujak, un joven obrero de la f¨¢brica de tractores de Ursus, que en los meses anteriores a la intervenci¨®n militar propon¨ªa en casi todas las reuniones la huelga en las f¨¢bricas de armamento.
Desde la clandestinidad, Bujak lanz¨® un mensaje que lleg¨® a la Prensa extranjera en Varsovia, pero no se sabe si alcanz¨® a muchos militantes de Solidaridad. Adem¨¢s de los dirigentes internados y los que trabajan en la clandestinidad se han dado casos de algunos que hicieron ya una autocr¨ªtica y condenaron la l¨ªnea seguida en los ¨²ltimos meses por Solidaridad.
En el Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista) se atribuye la causa principal de todos los males al autodisuelto Comit¨¦ de Defensa Social (KOR), mucho m¨¢s que a los grupos nacionalistas de tipo chovinista, como la Confederaci¨®n de Polonia Independiente (KPN), que en los ¨²ltimos meses hab¨ªa ganado mucha influencia dentro de Solidaridad.
Para el POUP, el enemigo principal es el KOR. Un afiliado al partido defini¨® al l¨ªder de KOR, Jacek Kuron, como trostkista. Si en el futuro se llega a alguna clase de compromiso en Polonia, parece claro que el partido nunca aceptar¨¢ de nuevo la presencia de gentes del KOR en el sindicato. La desorientaci¨®n de los militantes activos de Solidaridad es casi absoluta: no saben. realmente cu¨¢l es la postura del presidente, Lech Walesa, de quien aseguran que no est¨¢ dispuesto a negociar con el Gobierno. Afiliados de Solidaridad afirman que "si Walesa aparece en la televisi¨®n y dice que hay que negociar es que le han drogado. No ser¨ªa la primera vez que lo hacen. Hubo un dirigente de Sczecin que apareci¨® diciendo unas tonter¨ªas incre¨ªbles, y eso significa que estaba drogado".
Una joven actriz de teatro de Varsovia reconoce que perteneci¨® a Solidaridad y llevaba la insignia siempre. A la pregunta de d¨®nde est¨¢ ahora la insignia, se encoge de hombros y dice: "Ahora est¨¢ prohibido". Lo mismo ocurre en los hoteles. Las camareras del Solec, donde se hospedaba Walesa, llevaban casi todas las insignias, que desaparecieron por completo des pu¨¦s del d¨ªa 13 de diciembre.
Resistencia pasiva
De momento, la ¨²nica arma que queda es la resistencia pasiva de la poblaci¨®n, la negativa a producir, que puede poner en graves dificultades al consejo militar. Desde el impacto de la intervenci¨®n militar, no parece que la motivaci¨®n para trabajar sea muy grande en Polonia hoy d¨ªa. Sobre las intenciones de la actual direcci¨®n del pa¨ªs, se puede aventurar que tardar¨¢n en normalizar la situaci¨®n de los sindicatos, aunque repitan que hay sitio en Polonia para un sindicato independiente.Sobre los dirigentes de Solidaridad internados, un miembro del partido coment¨® que "tardar¨¢n en salir, algunos de ellos por lo menos. No se inicia una acci¨®n como la del d¨ªa 13 de diciembre para dar marcha atr¨¢s a los pocos d¨ªas".
Un joven militante de Solidaridad calcula que la t¨¢ctica del consejo militar ser¨¢ la del palo y la zanahoria, levantar la mano o apartarla, seg¨²n la situaci¨®n.
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