El fraude nuclear
Las centrales nucleares espa?olas en funcionamiento comercial iniciaron su decadencia funcional en 1978. Globalmente consideradas, estas tres centrales de potencia discreta (Zorita, Garo?a y Vandell¨®s 1) cubrieron su per¨ªodo de operaci¨®n mejorada entre 1973 y 1978 y, desde entonces, no han dejado de reducir su rendimiento conjunto. El cuadro se?ala la evoluci¨®n de los rendientos globales y acumulados desde 1973: (ver inforgraf¨ªa)Dado que el a?o 1981 ha resultado bastante negativo, puede anticiparse, en los ¨²ltimos d¨ªas del a?o, que el rendimiento estar¨¢ en torno al 61 %.
La conexi¨®n a la red, en mayo de 1981, de la central nuclear de Almaraz I no ha introducido ning¨²n factor de mejora. La central presenta problemas t¨¦cnicos de envergadura (que afectan a las otras cinco gemelas en Asc¨®, Lem¨®niz y Almaraz II) y no se sabe cu¨¢ndo podr¨¢ considerarse en funcionamiento comercial. Su entrada en la red ha reducido ostensiblemente el rendimiento global anual esperado. Y as¨ª seguir¨¢ sucediendo en 1982, sobre todo si (cosa no probable) se conecta a la red la central de Asc¨® I.
Centrales de un bill¨®n
A partir de 1981, el rendimiento combinado de las centrales nucleares espa?olas no superar¨¢ el 60-65%, debido a la entrada en funcionamiento de nuevas centrales y a la retirada o desmantelamiento de las pioneras.
Junt¨® al dram¨¢tico hecho de la ineficiencia t¨¦cnica y energ¨¦tica, las centrales nucleares se enfrentan a un proceso imparable de prolongaci¨®n espectacular de sus per¨ªodos de construcci¨®n, con la elevaci¨®n consiguiente de costes por este cap¨ªtulo. Tomando como referencia la central de Almaraz I, que ha exigido unos diez a?os para su terminaci¨®n, observamos que el resto de sus seis centrales compa?eras necesitar¨¢n algunos a?os m¨¢s para su conclusi¨®n, hasta llegar a las de la tercera generaci¨®n (Trillo I y II, Valdecaballeros I y II y Vandell¨®s II), que llegar¨¢n a invertir catorce y quince a?os entre su primera autorizaci¨®n y su funcionamiento comercial.
Como consecuencia, los costes de instalaci¨®n se vienen cuadruplicando cada cinco a?os en Estados, Unidos y otros pa¨ªses. En Espa?a, y teniendo incluso en cuenta que las empresas afectadas no facilitan datos econ¨®micos reales, esta galopada de costes fijos es, seguramente, mayor. Para una central que en 1972 (antes del inicio de la crisis energ¨¦tica) estuviera valorada en unos 15.000 millones de pesetas, los costes de instalaci¨®n en pesetas de 1981-1982 pueden suponer de unos 250.000 a 300.000 millones de pesetas. En el umbral de 1987-1988, estos costes ser¨¢n de un bill¨®n de pesetas. Y esto para centrales de 1.000 megavatios (Mw) de potencia, que, como se comprueba en todo el mundo, no producen m¨¢s all¨¢ de los 5.000 a 5.500 millones de kilovatios-hora al a?o (Kwh) y no prolongan su funcionamiento m¨¢s all¨¢ de los veinticinco a?os.
La descripci¨®n de este fen¨®meno de "desencanto nuclear" es aplicable a todo Occidente. Estados Unidos y la Rep¨²blica Federal de Alemania han bloqueado pr¨¢cticamente toda nueva autorizaci¨®n de centrales nucleares en su territorio desde 1975.
Previsiones oficiales: perder el tiempo
En esencia, el equipo planificador de la energ¨ªa en la Administraci¨®n espa?ola sigue siendo el mismo que defini¨® aquel Plan Energ¨¦tico Nacional (PEN) de 1975, esot¨¦rico e inepto. En ¨¦l se vaticinaba que la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica para 1985 ser¨ªa de 200.000-220.000 millones de Kwh., Las sucesivas y abundantes correcciones (o revisiones) demuestran que el ejercicio pol¨ªtico y energ¨¦tico de las previsiones se ha tomado a broma hasta la fecha. La discusi¨®n del PEN de 1979 en el Congreso de los Diputados tampoco result¨® de utilidad.
La ¨²ltima revisi¨®n prev¨¦ una demanda de energ¨ªa el¨¦ctrica para 1985 de 160.000 millones de Kwh., lo que, aun siendo algo alta, corrige de forma notable lo dicho en 1979. Es de esperar que las previsiones de 1985 sobre el mismo a?o de 1985 resulten ciertas...
En cuanto a la energ¨ªa-el¨¦ctripa de origen nuclear, las previsiones oficiales siguen siendo err¨®neas y est¨¢n viciadas de la misma man¨ªa,nuclear. El PEN de 1975 anunciaba una producci¨®n n uclear para 1985 de 53.00056.000 millones de Kwh. El PEN de 1979 se?alaba unos 50.000 millones. La reciente revisi¨®n predice unos 35.000 millones...
En cuanto a las previsiones para 1990, ¨²nicas que merecen la pena contemplar en el umbral de 1982, cabe decir que siguen siendo infundadamente optimistas. De hecho, y como fuerza a pensar la observaci¨®n de los acontecimientos nucleares de los ¨²ltimos diez a?os, no ser¨¢ posible disponer en nuestro pa¨ªs de m¨¢s de 10.000 Mw. nucleares, lo que podr¨¢ producir unos 55.00056.000 millones de Kwh., que no supondr¨¢ m¨¢s del 30%-31% del total de la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica. La actual revisi¨®n del PEN debe admitir que no podr¨¢ disponerse de los doce nuevos grupos nucleares en construcci¨®n (e incluyo Almaraz I), y que no podr¨¢ superarse el 63-64% del rendimiento global.
Ya sobra potencia el¨¦ctrica instalada
El cuadro recoge la evoluci¨®n real de los incrementos quinquenales de producci¨®n el¨¦ctrica desde 1960: (ver informaci¨®n)
Desde 1969, a?o de incremento r¨¦cord, la ralentizaci¨®n en la producci¨®n es evidente. Lo realista ser¨ªa admitir, para el per¨ªodo 1985-1980, y tambi¨¦n para 1990-1985, incrementos no superiores a los habidos en el ¨²ltimo quinquenio. Teniendo en cuenta las autorizaciones concedidas o. previstas para centrales t¨¦rmicas de carb¨®n, que se han de a?adir a una potencia instalada actual de unos 30.000 Mw., se deduce que no se hace necesaria ninguna nueva autorizaci¨®n de instalaci¨®n generadora de ning¨²n tipo, pese a las presiones del F¨®rum At¨®mico Espa?ol y, del sector el¨¦ctrico privado.
Hay que tener en cuenta adem¨¢s que la nueva potencia instalada, de tipo t¨¦rmico (nuclear o no), permite una mayor producci¨®n de energ¨ªa cuando la potencia instalada hidr¨¢ulica ha dejado de ser la predominante.
El sector privado empuja al INI
Otro de los aspectos actuales que configuran el formidable fraude econ¨®mico, pol¨ªtico y social que supone el programa nuclear es la presi¨®n del sector el¨¦ctrico privado para que sea el INI, a trav¨¦s de sus empresas el¨¦ctricas -esencialmente la Empresa Nacional de Electricidad, Sociedad An¨®nima (ENDESA) y la Empresa Nacional Hidroel¨¦ctrica del Ribagorzana, Sociedad An¨®nima (ENHER)-, quien cargue con unas inversiones que se han revelado ya suficientemente ruinosas e ineficientes.
Evidentemente, el sector el¨¦ctrico conoce muy bien las dimensiones econ¨®micas y t¨¦cnicas del laberinto nuclear, aunque se resista a admitirlo. Su estrategia est¨¢ muy clara: el Estado debe cargar con la mayor cantidad posible de costes y debe afrontar directamente las inversiones en curso o las m¨¢s inminentes. Este es el sentido de la participaci¨®n de ENDESA y ENHER en el proyecto de Trillo, forzadas por Uni¨®n El¨¦ctrica; y esto es lo que se har¨¢ si se autorizan las centrales nucleares de Sayago o Vandell¨®s III. La h¨¢bil operaci¨®n de Lem¨®niz no pretende m¨¢s que eso: arrojar sobre el sector p¨²blico una inversi¨®n indefendible en lo econ¨®mico y en lo pol¨ªtico. Y este es el esquema b¨¢sico de la pol¨ªtica del sector el¨¦ctrico para los a?os inmediatos, en tanto prepara su nacionalizaci¨®n (consentida y productiva).
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