Casi todos los pasajeros del avi¨® que se estrell¨® en Washington permanecen a¨²n bajo las heladas aguas del r¨ªo Potomac
"Nos vamos a estrellar" dijo el ex piloto Joe Stiley a su secretaria Nicky, en el momento en que el Boeing 737 de la compa?¨ªa Air Florida despegaba del aeropuerto National de Washington, a media tarde del mi¨¦rcoles, en medio de una gran tempestad de nieve. "Not¨¦ vibraciones y falta de potencia en el aparato" sigui¨® explicando Stiley, de 42 a?os de edad, ante las c¨¢maras de televisi¨®n en su cama de un hospital.
Stiley tiene las dos piernas rotas pero es un afortunado superviviente entre los cinco salvados de una pat¨¦tica tragedia a¨¦rea, que ha costado la vida a 76 personas de las 81 que viajaban en el avi¨®n, m¨¢s otras tres que perecieron en el interior de sus autom¨®viles al chocar el Boeing 737 contra el puente de la calle 14, que une el centro de la ciudad de Washington con los barrios perif¨¦ricos del Sur, situados en el Estado de Virginia.Hoy, el testimonio de Stiley constituye un elemento vital para los investigadores de la cat¨¢strofe a¨¦rea, mientras contin¨²an, bajo temperaturas polares, las operaciones de rescate del avi¨®n, sumergido a¨²n bajo las heladas aguas del r¨ªo Potomac, con la mayor¨ªa de cad¨¢veres atados a las butacas por los cinturones de seguridad.
No hay todav¨ªa una versi¨®n oficial del espectacular accidente. Las autoridades federales de aviaci¨®n, responsables de la compa?¨ªa Air Florida y de la firma Boeing explican que hasta, la recuperaci¨®n de la caja negra no podr¨¢ averiguarse cu¨¢l fue el motivo del accidente.
Lanchas rompehielos de la Marina norteamericana, hombres rana y buzos intentan rescatar los cad¨¢veres encerrados en el interior del avi¨®n, parcialmente destrozado, pero las heladas aguas del r¨ªo dificultan las operaciones, mientras contin¨²a nevando en Washington.
Residente en Madrid
Entre los cinco supervivientes, algunos en estado grave, pero estacionario, seg¨²n fuentes m¨¦dicas, se encuentra Priscilia Tirado, norteamericana, residente en Madrid y casada con Jos¨¦ Tirado, que figura entre las v¨ªctimas del accidente. Priscilia, de 22 a?os de edad, viajaba con su marido y su hijo de dos meses y medio en el vuelo 90 de Air Florida, en direcci¨®n a Fort Lauderdale (Florida) para visitar a sus padres, antes de, emprender viaje a Espa?a.
Sacar el avi¨®n del fondo del caudaloso r¨ªo Potomac, a cuyas orillas terminan las cortas pistas del aeropuerto de Washington, llevar¨¢ de dos a tres d¨ªas, seg¨²n los servicios de rescate, en los que participan, por decisi¨®n del presidente Ronald Reagan, efectivos del Ej¨¦rcito norteamericano. El propio presidente, conmovido por una tragedia cuyo escenario se sit¨²a a unos dos kil¨®metros de la Casa Blanca, sobrevol¨® en helic¨®ptero el r¨ªo Potomac a la altura de la calle 14, cuando en la ma?ana de ayer se desplaz¨® de Washington a Nueva York para entrevistarse con el secretario general de la ONU, Javier. P¨¦rez de Cu¨¦llar.
?Las malas condiciones climatol¨®gicas? ?El sobrepeso del hielo en el avi¨®n? ?Problemas en los motores? ?Hielo en la pista? Hasta el momento todo son tan s¨®lo hip¨®tesis, ante la falta de elementos de juicio. Las cintas magnetof¨®nicas que registraron el di¨¢logo entre el piloto y la torre de control no dan ninguna pista. Los hombres rana, en r¨¢pidas inmersiones debido al intenso fr¨ªo, siguen buscando la caja negra, que, indestructible, registra en todo avi¨®n el funcionamiento de los motores la velocidad y la altitud.
Sobre el puente del r¨ªo Potomac, cerrado al tr¨¢fico, las gr¨²as retiran las carcasas de media docena de autom¨®viles literalmente partidos longitudinalmente por el choque primero del avi¨®n con el puente, "antes de caer al agua, en un impresionante silencio de muerte y hundirse r¨¢pidamente" declar¨® uno de los m¨²ltiples testigos visuales que transitaban por la calle 14, en una concurrida hora punta, cuatro de la tarde, en que las autoridades federales hab¨ªan cerrado anticipadamente las oficinas debido al intenso temporal de nieve.
Hora y media despu¨¦s del accidente del avi¨®n, un convoy del moderno metro, inaugurado en 1976, descarril¨® en la vecina estaci¨®n Smithsonian, causando tres muertos y decenas de heridos.
Un dise?o de hace casi veinte a?os
El Boeing 737, una de cuyas unidades acaba de estrellarse en Washington, es un birreactor comercial dise?ado en 1965 y plenamente operativo a partir de 1967. El modelo m¨¢s com¨²n de este tipo, el 737-200, es un avi¨®n de pasajeros de corto radio de acci¨®n, con capacidad para 115 personas y equipaje, impulsado por dos turborreactores Pratt y Whitney JT8D.Su velocidad y altura de crucero es de unos 950 kil¨®metros por hora y de7.100 metros, aproximadamente. La envergadura de sus alas es de 28 metros, y su longitud total, de 30 metros. Su radio de acci¨®n es de unos 4.000 kil¨®metros y carga hasta 20.000 litros de combustible.
Hay una versi¨®n de este aparato capaz de alcanzar distancias mayores, que s¨®lo se, diferencia de la b¨¢sica en el tama?o de sus dep¨®sitos de combustible, en el refuerzo de su tren de aterrizaje y en nuevos neum¨¢ticos, ruedas y frenos.
Alrededor de ochocientos de estos aparatos est¨¢n en servicio en todo el mundo, aunque su sustituci¨®n ha comenzado ya porque el prototipo ha quedado anticuado.
El heredero del Boeing 737 es el Boeing 757, un nuevo correo de alcance corto-medio cuya primera unidad sali¨® ayer de los talleres de montaje de la firma en Seattle.
Esta aeronave tiene una capacidad de 180 a 220 plazas, est¨¢ dotada de los ¨²ltimos perfeccionamientos t¨¦cnicos y sus motores son hasta un 25% m¨¢s econ¨®micos que los del 737.
Ya hay encargados por diferentes l¨ªneas a¨¦reas 136 ejemplares del 757 y la Boeing espera vender en los pr¨®ximos a?os 1.400 unidades de su nueva aeronave.
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