Elogio de un novelista
Hay un tipo de honradez caracter¨ªstica, un detestar la palabrer¨ªa oratoria, un amor por la abundancia y prodigalidad de temas, una fluidez vigorosa de acciones y pasiones que caracterizan al novelista de pura sangre. No le van el estre?imiento ni la ret¨®rica; nunca le basta un solo argumento para cada libro -ahora que con un simple esbozo de argumento hay quien escribe diez vol¨²menes- y le tientan sin cesar las historias que orilla, los argumentos mencionados al paso. Tras Valle-Incl¨¢n y Baroja, Ram¨®n J. Sender ha sido el novelista espa?ol de m¨¢s clase, el de raza m¨¢s indiscutible y en¨¦rgica. Se repite ahora mucho, con beater¨ªa usufructuada, lo de "recuperar el placer de la lectura"; para no haberlo perdido nunca, no hab¨ªa m¨¢s que haberse abstenido de pelmazos y haber frecuentado a quienes ten¨ªan cosas que contar, y sab¨ªan contarlas: Ram¨®n J. Sender fue el m¨¢s ilustre de esta noble ralea.Me convert¨ª en un incondicional de Sender a partir de M¨ªster Witt en el cant¨®n y R¨¦quiem por un campesino espa?ol, dos de las rar¨ªsimas piezas perfectas de la narrativa espa?ola moderna. Luego, dos amigos, cuyo criterio literario estimo mucho, me recomendaron sendas obras maestras en las que por m¨ª mismo no habr¨ªa reparado: F¨¦lix de Az¨²a me habl¨® de Im¨¢n, y Luis Antonio de Villena me elogi¨® El rey y la reina. Placer de la lectura en el m¨¢s alto grado, palabra de honor. En particular, Im¨¢n es una novela de una belleza sombr¨ªa y agobiante, v¨ªvida y atroz: se la recomiendo con la mayor urgencia a los antimilitaristas, a los enemigos de la fanfarria belicista y patriotera y de los pringosos traficantes de muerte bajo el marbete de honor.
Despu¨¦s vinieron La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (lastrado su indudable inter¨¦s por la comparaci¨®n con la insuperable Jornada de Omagua y El Dorado, de Francisco V¨¢zquez), Cr¨®nica del alba, Las criaturas saturnianas... De Sender, pensando sobre todo en cosas de sus ¨²ltimos a?os, dir¨¢n: escritor desigual, demasiado prol¨ªfico; y ser¨¢ momento de recordar la defensa que ante acusa ciones similires hizo de Ale jandro Dumas su bi¨®grafo Maurois: "Le reproch¨¢is vicios de generosidad, pero ?acaso le hubi¨¦rais preferido mon¨®tono o avaro?".
Babelia
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