La "finlandizaci¨®n", un concepto pol¨¦mico
"No ofrecemos nuestro tratado con la URSS como modelo para otros Estados del mundo, pero ofrecemos como modelo sus consecuencias: una cooperaci¨®n, basada en la confianza mutua de dos Estados con diferentes sistemas sociales. Esto es la verdadera finlandizaci¨®n y con esta interpretaci¨®n puede ser usado el t¨¦rmino universalmente, sin ninguna discriminaci¨®n para Finlandia".Estas palabras del presidente Urho Kekkonen, pronunciadas en 1974, son probablemente las m¨¢s precisas para arrojar luz sobre un t¨¦rmino nacido al socaire de la guerra fr¨ªa y utilizado peyorativamente, al discutir las relaciones internacionales, en el sentido de dependencia progresiva de un pa¨ªs peque?o (Finlandia) en relaci¨®n con un vecino gigante (la Uni¨®n Sovi¨¦tica).
Y, por extensi¨®n, y como vocablo comod¨ªn en pol¨ªtica internacional, finlandizaci¨®n se ha utilizado y se sigue utilizando, sobre todo por Estados Unidos, para sugerir la dependencia en que Europa occidental puede quedar respecto de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el caso de un apaciguamiento de la estrategia de la tensi¨®n entre el Este y el Oeste.
Lo cierto es que en su uso peyorativo -neutralidad sometida y dependiente, tal y como sobre todo fue utilizado a lo largo de la Conferencia de Helsinki (1973-1975)-, el vocablo finlandizaci¨®n es un t¨¦rmino casi exclusivamente propagand¨ªstico y que carece completamente de contenido real. Y, desde luego, no es aplicable a Finlandia.
La real neutralidad finlandesa, conquistada a trav¨¦s de una lucha permanente, cimentada por el presidente Paasiviki y consolidada por su sucesor Kekkonen, fue reconocida por todas las grandes potencias, desde Estados Unidos a Francia o el Reino Unido, hace casi veinte a?os. La muy difundida idea de Finlandia como sat¨¦lite de la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha sido desmentida por la historia reciente del peque?o y valeroso pa¨ªs n¨®rdico.
El m¨¦rito plenamente atribuible a los estadistas finlandeses que firmaron y mantuvieron el Tratado con Mosc¨² de 1948 -una relaci¨®n que presumiblemente no va a variar un ¨¢pice con el relevo en la m¨¢xima magistratura de Helsinki- es el de haber entendido que, puesto que no se puede anular la relaci¨®n con un vecino gigante y todopoderoso, lo mejor es establecer esta relaci¨®n de forma que no resulte en ning¨²n caso opresiva, o dependiente.
Y tal y como ha sido analizado por los m¨¢s objetivos estudiosos del tema, el Tratado entre Finlandia y la Uni¨®n Sovi¨¦tica de 1948 es un compromiso hist¨®rico mediante el cual se han podido reconciliar los intereses de dos pa¨ªses completamente diferentes, que tienen distintos sistemas sociales, puntos de vista pol¨ªticos y ¨®rdenes econ¨®micos. As¨ª lo describi¨® Kekkonen, y la pol¨ªtica que ha impulsado durante decenios a la luz de estos principios ha sido aplaudida dentro y fuera de su pa¨ªs, desde el Este y el Oeste.
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