Espa?a y la OTAN
Ahora que Espa?a ha solicitado su ingreso en la Alianza Atl¨¢ntica, el Consejo de la OTAN, su Comit¨¦ Militar, el Mando Supremo para Europa (SACEUR) y el Mando Supremo del Atl¨¢ntico (SACLANT), tendr¨¢n que afrontar las implicaciones y problemas pr¨¢cticos que supone e ingreso de Espa?a; al igual que tienen que hacerlo el Gobierno y las Fuerzas Armadas espa?oles.Los motivos existentes detr¨¢s del deseo de las distintas naciones, incluida la espa?ola, de ver a Espa?a como miembro de la OTAN no han sido analizados con claridad. Para la mayor¨ªa es como una especie de s¨ªmbolo de bienvenida al proceso democr¨¢tico de Espa?a y el fin del ostracismo a que ha estado sometida durante tanto tiempo. Algunos militares espa?oles estiman que el ingreso es una forma de fortalecer su posici¨®n, al adquirir unas responsabilidades m¨¢s amplias y un status internacional m¨¢s respetado; en tanto que ciertos c¨ªrculos pol¨ªticos y de otro tipo consideran la Alianza como un recurso para apartar a las Fuerzas Armadas de su inter¨¦s por inmiscuirse en los asuntos internos del pa¨ªs y de darles una imagen de mayores dimensiones.
Tanto Espa?a como EE UU valoran la incorporaci¨®n como una modo de concluir la embarazosa situaci¨®n de su relaci¨®n militar bilateral, en tanto que el Reino Unido y Espa?a esperan que pueda ayudar a encontrar una soluci¨®n en la disputa sobre la soberan¨ªa de Gibraltar. En t¨¦rminos militares, la OTAN acepta con agrado la uni¨®n a su potencial de las Fuerzas Armadas espa?olas y la posici¨®n estrat¨¦gica del pa¨ªs entre el Mediterr¨¢neo y el Atl¨¢ntico, en tanto que Espa?a se beneficia de la seguridad adicional que le proporciona la OTAN; especialmente en el Mediterr¨¢neo, cuya estabilidad pol¨ªtica est¨¢ amenazada por los acontecimientos de la orilla sur.
Papel de las Fuerzas Armadas fuera del territorio nacional
Si se quiere que estas esperanzas lleguen a buen fin habr¨¢ que tomar una serie de decisiones pr¨¢cticas. El primer punto a ser considerado es el papel que representar¨¢n las Fuerzas Armadas espa?olas fuera del territorio y las aguas jurisdicionales propias. Indudablemente, al Comit¨¦ Militar de la OTAN le gustar¨ªa disponer de una contribuci¨®n del Ej¨¦rcito de Tierra y de la aviaci¨®n en la vital regi¨®n central de Europa, para la defensa de la Rep¨²blica Federal de Alemania; pero eso provocar¨ªa grandes problemas de tipo pr¨¢ctico y, quiz¨¢ tambi¨¦n, pol¨ªticos. Incluso si se consiguieran los fondos necesarios para la construcci¨®n, en la Rep¨²blica Federal, de barracones y campos de entrenamiento para, por ejemplo, una divisi¨®n acorazada, y de un campo de aterrizaje para un contingente de fuerzas a¨¦reas se presentar¨ªa una serie de enormes problemas pr¨¢cticos y pol¨ªticos a la hora de conseguir el terreno apropiado. Lo m¨¢s probable es que sea preferible tener en la reserva tal contribuci¨®n como un refuerzo para tiempos de tensi¨®n o de guerra, mediante un acuerdo con Francia, para su paso por territorio y espacio a¨¦reo. E incluso eso supondr¨ªa una inversi¨®n considerable, para asegurar un apoyo log¨ªstico inmediato a la llegada de las tropas.
Pero es posible que la OTAN estime como m¨¢s prioritaria una contribuci¨®n a la capacidad de combate mar¨ªtima tanto en el Mediterr¨¢neo como en el Atl¨¢ntico. La Marina y las Fuerzas A¨¦reas espa?olas podr¨ªan contribuir mucho m¨¢s efectivamente desde sus bases en Espa?a. Y no supondr¨ªa mayores problemas financieros ni pol¨ªticos, aun cuando la OTAN podr¨ªa presionar para dar mayor importancia a esta labor, a expensas quiz¨¢s del Ej¨¦rcito de Tierra.
Un problema que ata?e a ambas posibles formas de cooperaci¨®n militar ser¨ªa la cuesti¨®n del mando. Una contribuci¨®n militar espa?ola a la regi¨®n central concernir¨ªa al SACEUR, igual que la que se prestara en el Mediterr¨¢neo, en tanto que la aportaci¨®n en el Atl¨¢ntico ser¨ªa de la incumbencia del SACLANT. La OTAN, sin duda, preferir¨¢ no aumentar la estructura de mando existente, subordinada a esos deis mandos supremos. Ya se empiezan a o¨ªr cr¨ªticas de que hay demasiados. cuarteles generales. Si no se producen cambios en el organigrama actual, las fuerzas de tierra y aire espa?olas asignadas a la regi¨®n central pasar¨ªan a depender del comandante en jefe aliado de la regi¨®n central, un general del Ej¨¦rcito alem¨¢n, quiz¨¢ como reserva destinada a cualquiera de los dos grupos de Ej¨¦rcito o de las fuerzas a¨¦reas t¨¢cticas, con los cuales esas fuerzas espa?olas tendr¨ªan que ser capaces de operar y, por tanto, de entrenarse. Las fuerzas espa?olas asignadas al Mediterr¨¢neo estar¨ªan bajo el mando del comandante en jefe aliado del sur de Europa, un almirante americano, lo que plantear¨ªa problemas delicados de coordinaci¨®n con los franceses que no participan en la estructura del mando militar de la OTAN. Las fuerzas espa?olas asignadas al Atl¨¢ntico estar¨ªan bajo las ¨®rdenes del comandante de IBERLANT (Mando Ib¨¦rico del Atl¨¢ntico), un almirante americano que tiene su cuartel general en Lisboa.
Deseo de un nuevo mando para la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
Tal soluci¨®n no es probable que satisfaga a las Fuerzas Armadas espa?olas, que esperar¨ªan ver a sus oficiales en posiciones de mando importantes, especialmente en lo que concierne a la defensa de Espa?a y de sus aguas circundantes. Sin duda les gustar¨ªa que se estableciera un nuevo mando que cubriera la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, el Mediterr¨¢neo occidental y la totalidad, o al menos una gran parte, de la zona atl¨¢ntica que ahora cubre el IBERLANT. Eso plantear¨ªa problemas similares a los que el Reino Unido ha tenido que afrontar, y para los que se han encontrado soluciones, en el sentido de que los mandos nacionales tambi¨¦n tengan mando en la OTAN; y algunos, especialmente los implicados en la defensa a¨¦rea y mar¨ªtima, dependan, a la vez, del SACEUR y del SACLANT.
En el caso del Reino Unido y de los Pa¨ªses Bajos, tambi¨¦n existe una dependencia al comandante en jefe aliado del canal, que es independiente de ambos mandos supremos. En el caso de Espa?a, la relaci¨®n entre tal mando de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica y el comandante en jefe aliado del Sur podr¨ªa presentar dificultades, como tambi¨¦n podr¨ªan presentarlas los papeles a desempe?ar por Espa?a y Portugal y el status de Gibraltar. Tambi¨¦n se podr¨ªa plantear la cuesti¨®n de hasta qu¨¦ punto la entrada de Espa?a en la Alianza implicar¨ªa directamente a la OTAN en los asuntos del norte de Africa. En lo que respecta al Atl¨¢ntico, la OTAN asume la responsabilidad de la seguridad mar¨ªtima hasta el tr¨®pico de C¨¢ncer. Por lo tanto, no habr¨ªa obst¨¢culo alguno para implicar a la OTAN en la defensa de las islas Canarias. Ceuta ser¨ªa una materia mucho m¨¢s delicada, ya que hay otros miembros de la OTAN que no desean verse envueltos en el continente africano.
Armamento nuclear en Espa?a
Otro problema de dif¨ªcil soluci¨®n ser¨¢ el del emplazamiento de armamento nuclear y el sistema de transporte en territorio o puertos espa?oles. A la OTAN, y especialmente a EE UU, no les gustar¨ªa ver repetido el ejemplo escandinavo del rechazo a la nuclearizaci¨®n por miedo a que pueda extenderse a otros pa¨ªses en los que los movimientos antinucleares representan ya un problema pol¨ªtico. Pero seguramente el Gobierno espa?ol intentar¨ªa por todos los medios evitar las dificultades que se le podr¨ªan plantear con un movimiento similar, adoptando la postura de noruegos y daneses y rechazando el emplazamiento de tal armamento en el pa¨ªs, aun aceptando que puede ser necesario en caso de guerra, lo cual es una postura bastante il¨®gica.
Est¨¢ claro que se presentar¨¢n problemas, pero no son mayores -de hecho son menores- que los que la OTAN ha tenido que afrontar en el pasado cuando se admitieron nuevos miembros: Grecia y Turqu¨ªa en 1952 y Alemania en 1955. El Reino Unido da la bienvenida a la solicitud de Espa?a y conf¨ªa en que las expectativas que ello supone lleguen a buen t¨¦rmino.
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