La ruptura del comunismo
LA RUPTURA del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica con el italiano es el final de un proceso que se ha desarrollado en los ¨²ltimos dieciocho a?os. Togliatti convalec¨ªa en Yalta en el mes de agosto de 1964, cuando se convoc¨® una reuni¨®n preparatoria para una cumbre comunista en Mosc¨², cuyo objeto era la excomuni¨®n de China; escribi¨® unas notas que pensaba presentar a la conferencia, pero muri¨® antes. Las notas se publicaron -Rinascita, 5 de septiembre- despu¨¦s de su muerte. Se ha dado a este documento -que Pravda public¨® cinco d¨ªas despu¨¦s- el nombre de Testamento de Togliatti. Las reflexiones del secretario general del PCI no tend¨ªan entonces a la disgregaci¨®n del comunismo, sino que buscaban su unidad dentro de la diversidad, o policentrismo. Trataba de reducir la importancia del caso chino o, como dec¨ªa ¨¦l, la obnublaci¨®n por China, y sentaba las bases de algo que ya estaba gest¨¢ndose en el PCI desde 1956: rechazar cualquier forma de centralismo desde Mosc¨², comprender que cada partido comunista ha de tener la m¨¢s amplia autonom¨ªa para llevar su propia pol¨ªtica dentro de cada naci¨®n; llevar a debates p¨²blicos y abiertos todos los temas de discrepancia entre distintos partidos comunistas -incluso con "los camaradas chinos y albaneses"-; pretend¨ªa as¨ª el final del triunfalismo comunista y, por tanto, la liquidaci¨®n del per¨ªodo de Stalin y la apertura hacia la democracia; renuncia a la propaganda atea; estudio de la posibilidad de "mutaci¨®n progresiva y pac¨ªfica" en los Estados burgueses de Occidente hacia los Estados de trabajadores, y que los comunistas fuesen los campeones en la libertad de concepci¨®n y de creaci¨®n en literatura, arte, filosof¨ªa y ciencias "fuera de todo sectarismo". El partido franc¨¦s se sum¨® pronto a estos pensamientos generales; el espa?ol lo har¨ªa despu¨¦s, y as¨ª quedaba fundado lo que m¨¢s tarde se llamar¨ªa el eurocomunismo. La URSS de Krustchev lo acogi¨® con criticas moderadas. Despu¨¦s comenz¨® a desconfiar y la querella se fue haciendo cada vez m¨¢s ¨¢spera: hasta que el documento polaco del PCI ha provocado el estallido. La diatriba no va s¨®lo dirigida a los camaradas italianos, sino al conjunto eurocomunista, con el que se "oculta a la clase obrera la renuncia gradual al marxismo-leninismo", se habla de blasfemia y de sacrilegio y se considera que supone una excomuni¨®n, a la que los italianos responden que Mosc¨² no es un Vaticano, el comunismo no es una Iglesia y, en resumen, que ellos hacen lo que consideran mejor, sin someterse a opiniones ajenas.La ruptutra quiebra una l¨ªnea de relativa moderaci¨®n y prudencia que el PCUS ha tenido siempre para con los disidentes del exterior. Si nos preguntamos por qu¨¦, y en este momento parece que la respuesta es porque ya no tiene nada que esperar del aparato de esos partidos y en cambio puede aspirar Mosc¨² a que de las escisiones habidas surjan nuevas formaciones prosovi¨¦ticas. Todo el eurocomunismo est¨¢ atravesando una crisis de las que el t¨®pico llama de identidad. Anulados ciertos dogmas, olvidado el car¨¢cter cient¨ªfico que hac¨ªa que la verdad fuese s¨®lo una y basada en unas leyes descubiertas por Marx y Engels, los eurocomunismos disputan sobre su camino: ya no hay una tercera v¨ªa, sino una multiplicidad de v¨ªas, una encrucijada cuyos caminos conducen a otras encrucijadas. Mosc¨² dice que la multiplicidad de comunismos conduce a ning¨²n comunismo y que el movimiento internacional s¨®lo se ha mantenido vivo cuando ha habido unidad y disciplina. Pero la realidad, es que la v¨ªa ¨²nica, ortodoxa y cient¨ªfica de la URSS ha conducido a un anquilosamiento de la revoluci¨®n y a una p¨¦rdida absoluta de libertades y ha generado un poder¨ªo militar y policiaco opresor de los pueblos donde el sistema rige.
En teor¨ªa, despu¨¦s de la ruptura el PCI aparece limpio y puro de cualquier sospecha de colaboraci¨®n con la URSS: es un partido nacional, con miras democr¨¢ticas, y, por tanto, podr¨ªa ser admitido en el compromiso hist¨®rico y en los puestos de gobierno como segundo partido del pa¨ªs. No habr¨ªa razones -se dice- para el veto de la OTAN o de Reagan, ni de las fuerzas oscuras del interior. La realidad, sin embargo, parece otra. Lo que se combate es el propio comunismo, y el hecho de que sea nacional, policentrista, excomulgado y evolucionista no va a ser considerado por sus enemigos cl¨¢sicos, que piensan que esta querella les confirma m¨¢s y m¨¢s en sus seguridades: el comunismo naufraga, como tantas otras ideolog¨ªas, en el escepticismo y el desencanto. Y no estar¨¢n adem¨¢s dispuestos a renunciar a lo que forma parte de su propia imagen: el anticomunismo; el ¨²til, eficaz y siempre c¨®modo anticomunismo, que en otros tiempos apenas sirvi¨® para desmantelar un comunismo real que aparec¨ªa todav¨ªa unido y combativo, pero s¨ª para disminuir y reducir a los que fueron emparentados con ¨¦l, como compa?eros de viaje o filocomunistas, a otras izquierdas m¨¢s vivas, m¨¢s abiertas, m¨¢s creadoras.
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