Las p¨¦rdidas del INI
El vicepresidente del INI ha respondido hace unos d¨ªas, en EL PAIS, a cr¨ªticas recientes sobre el funcionamiento de la empresa p¨²blica. Las ideas por ¨¦l expuestas, que en general comparto, me sugieren algunas precisiones acerca de las tan cacareadas p¨¦rdidas de este tipo de sociedades.El INI participaba, el 31 de diciembre de 1980, en 79 empresas, que pueden clasificarse en los tres grupos siguientes:
a) Cuarenta y siete sociedades promovidas por el Instituto, respondiendo a las pol¨ªticas trazadas por los sucesivos responsables en sus cuarenta a?os de actividad.
b) Veinticinco empresas en las que ha tenido que participar, por imposici¨®n del Gobierno de cada d¨ªa, para tapar "agujeros" de la empresa privada o para promover acciones en el extranjero sin justificaci¨®n econ¨®mica propia.
c) Tres bancos, dos empresas de comercio exterior, una de producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica y la agencia Efe (en 1,as que es muy minoritario y sin apenas influencia en su gesti¨®n).
En ese a?o de 1980 los resultados de las 79 empresas ascienden a 99.000 millones de pesetas de p¨¦rdidas, que llegar¨ªan a 109.000 millones si se descuentan los beneficios de las sociedades del grupo c), que el INI no gestiona y de los que le corresponde s¨®lo una parte peque?a.
Tiene inter¨¦s, sin embargo, analizar someramente el comportamiento de las empresas de los grupos a) y b).
En el primero de ellos (47 empresas) hay 33 sociedades que han producido beneficios; cinco, en diversas circunstancias, han dado resultados nulos, y nueve han tenido p¨¦rdidas considerables (Seat, Ensidesa, Enasa, Iberia, Potasas, Mevosa, Endasa, Secoinsa, Minas de Almagrera). Entre estas ¨²ltimas, sin embargo, hay cinco en la automoci¨®n, la siderurgia y el transporte a¨¦reo, que se encuentran en situaci¨®n parecida en otros pa¨ªses o en el sector privado. Sin ellas, los beneficios de las 42 empresas restantes habr¨ªan ascendido a 20.000 millones de pesetas.
En el grupo de veinticinco empresas en las que el INI participa por orden del Gobierno para salvar los desastres de la empresa privada se producen unas p¨¦rdidas de 75.000 millones, con s¨®lo una sociedad dando beneficios (Lactaria Espa?ola, S. A., por cierto saneada por el Instituto en pocos a?os).
Es evidente que los desastres econ¨®micos del grupo INI se centran en los desechos de la empresa privada, que ha tenido que recoger por orden de distintos Gobiernos, y en algunos sectores en crisis estructural en todo el mundo, pero quiz¨¢ necesarios para la econom¨ªa (siderurgia, automoci¨®n, transporte a¨¦reo). Puede afirmarse, pues, que los resultados econ¨®micos no condenan globalmente el funcionamiento de la empresa p¨²blica, sino el mal uso que de ella hacen los sucesivos gobiernos. La intervenci¨®n coyuntural de ¨¦stos es criticable en muchas ocasiones; se habr¨ªa hecho, sin embargo, de una forma u otra, existiera o no la empresa p¨²blica.
Parece importante distinguir la mayor o menor eficacia y necesidad de la intervenci¨®n del Estado en la econom¨ªa de un pa¨ªs por medios diversos, de la posibilidad de que las empresas propiedad de la comunidad sean administradas igual o mejor que las privadas. La media docena de ex ministros que todav¨ªa presiden empresas p¨²blicas (incluido el se?or Sancho Rof) no permite referirse, como hace un reciente editorial de EL PAIS, a su "vergonzante funci¨®n como asilo de ex ministros y pol¨ªticos ca¨ªdos en desgracia", para satisfacci¨®n de los nadadores en las poco claras aguas del neoliberalismo doctrinario.
Quedan en pie, sin embargo, las muchas cr¨ªticas que pueden hacerse a la gesti¨®n del INI en el pasado, ya que estuvo cargado de todas las taras de funcionamiento de la dictadura. En la d¨¦cada de los setenta, el Instituto mejor¨® mucho en relaci¨®n con el per¨ªodo anterior; pero los primeros gobiernos democr¨¢ticos no le han llevado todav¨ªa a las cotas de eficacia que debiera alcanzar. El INI no es tan desastroso como quisieran muchos, pero no es a¨²n el organismo a que apuntamos los socialistas.
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