La dif¨ªcil posici¨®n espa?ola como pa¨ªs anfitri¨®n de la Conferencia de Seguridad
La posibilidad de que la reapertura de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) se convierta ¨²nicamente en un acto propagand¨ªstico a cargo de los ministros do Asuntos Exteriores occidentales, utilizando la capital espa?ola para sentar en el banquillo internacional a Polonia y a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, es la principal preocupaci¨®n de nuestra diplomacia 48 horas antes de la cumbre de Madrid. A esta inquietud se une otra de car¨¢cter material pero determinante para el futuro de la conferencia. El Mundial de f¨²tbol necesita ocupar la sede de la CSCE, el Palacio de Congresos, no m¨¢s tarde de la primera semana del mes de abril.
La postura del Gobierno espa?ol sobre Polonia, en general, y sobre la actitud a adoptar el martes en el foro de la conferencia debe tener en cuenta nuestra calidad de anfitriones de la reuni¨®n, que se prolonga tediosamente y sin resultados pr¨¢cticos desde septiembre de 1980. Este dato explica, por ejemplo, que el ministro de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, haya declinado ser el "primer orador, como estaba previsto, en la sesi¨®n de reapertura del martes. Aceptar esta responsabilidad hubiera obligado a marcar una l¨ªnea clara que, sobre Polonia, Espa?a prefiere que definan otros pa¨ªses.La posici¨®n oficial espa?ola sobre los acontecimientos polacos est¨¢ contenida en una inicial declaraci¨®n del Consejo de Ministros -dura y rotunda- hecha p¨²blica inmediatamente despu¨¦s del golpe de Jaruzelsk¨ª del pasado 13 de diciembre. Existe tambi¨¦n una posterior resoluci¨®n, de parecido talante, presentada por el partido gubernamental en el Congreso y votada un¨¢nimemente por izquierdas y derechas, y, por ¨²ltimo, las palabras de Leopoldo Calvo Sotelo, el pasado domingo, en el espect¨¢culo televisivo montado con tan poca fortuna por el Gobierno de Washington. Sin embargo, existe la impresi¨®n de que Espa?a no tiene una posici¨®n propia sobre la crisis polaca y, sobre todo, de que esta postura se alinear¨¢ mim¨¦ticamente con la de Estados Unidos. Esto es, juzgar duramente a Polonia en Madrid, emitir una sentencia condenatoria con todos los pronunciamientos favorables y cerrar las puertas de la conferencia, suspendi¨¦ndola, en el mejor de los casos, hasta el pr¨®ximo oto?o.
Una peque?a frase de P¨¦rez LLorca, pronunciada el mes pasado en Stuttgart, adonde acudi¨® a una reuni¨®n de los liberales alemanes, contradice sin embargo la impresi¨®n de un total alineamiento con Washington. "Nuestra posici¨®n sobre Polonia est¨¢ m¨¢s pr¨®xima a la mantenida por la Rep¨²blica Federal de Alemania que a la de Estados Unidos". Pero esta declaraci¨®n no ha sido posteriormente elaborada, y choca frontalmente con otras noticias filtradas por la delegaci¨®n espa?ola en la CSCE y realizadas por el delegado espa?ol en la conferencia, Javier Rup¨¦rez, en el sentido de que Espa?a desear¨ªa un r¨¢pido fin a la conferencia tras las intervenciones condenatorias a nivel de ministros de la pr¨®xima semana.
Escaso margen de maniobra
Espa?a, que est¨¢ metida de lleno en el camino que muy posiblemente nos situar¨¢ esta primavera en el sill¨®n 16 de la OTAN -es probable que Calvo Sotelo pueda asistir en Bruselas, en junio, a la cumbre de la Alianza Atl¨¢ntica convocada por Reagan tiene un escaso margen de maniobra en el tema polaco.
Una alta fuente diplom¨¢tica describ¨ªa as¨ª la posici¨®n que adoptar¨¢ el Gobierno Calvo Sotelo en los debates sobre Polonia. Aun reconociendo que la reuni¨®n de la semana entrante parte de una realidad pol¨ªtica que no se puede ocultar, Espa?a admite que estamos ante una situaci¨®n diplom¨¢tica extra?a y peculiar. Se reconoce que existe asimismo una segunda realidad de tipo propagand¨ªstico que intenta aprovechar Estados Unidos, que desnaturalizar¨ªa el debate, y cuyo posible estallido preocupa a Madrid.
En medios oficiales se teme que el martes se inicie en el Palacio de Congresos una segunda parte -versi¨®n corregida y aumentada- del programa de televisi¨®n Dejad que Polonia sea Polonia, que con la intervenci¨®n del primer ministro turco result¨® desvirtuado, seg¨²n las citadas fuentes. No sabemos si el presidente del Gobierno sab¨ªa de antemano que iba a salir flanquado por el representante de la dictadura militar de Ankara y acompa?ado por el dorado Hollywood de los a?os cincuenta.
En el palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, se desmiente rotundamente el supuesto alineamiento espa?ol con las tesis m¨¢s rudas de la Administraci¨®n Reagan, a la vez que se recuerda que existen varias sensibilidades americanas y, en consecuencia, diversas pol¨ªticas exteriores de Washington. En estos medios se quiere creer que en el tema Polonia, y en Madrid, triunfar¨¢ finalmente la actitud del secretario de Estado Alexander Haig, a quien se le atribuye una actitud m¨¢s realista y m¨¢s conocedora de la realidad europea que a otros sectores de la Casa Blanca. Se espera, creo que sin excesiva convicci¨®n, que triunfe finalmente la actitud norteamericana no rupturista, lo que nos permitir¨ªa no perder excesivamente la cara.
En definitiva, Espa?a no har¨¢ nada contradictorio con las opciones ya tomadas por nuestra diplomacia -OTAN-, pero se asegura que tampoco realizar¨¢ gestos que nos alejen de nuestro alineamiento europeo en el seno de los diez. En este contexto, Espa?a est¨¢ pr¨®xima a la posici¨®n de la RFA, para quien no se debe bloquear el foro de Madrid en una situaci¨®n internacional tan cr¨ªtica ni poner a¨²n m¨¢s en peligro la distensi¨®n.
Hay que evitar a toda costa que la Conferencia de Madrid sea esta semana ocasi¨®n de una ruptura entre el Este y el Oeste, Espa?a entrar¨¢ con toda crudeza en el an¨¢lisis de la crisis polaca, pero tratar¨¢ de impedir que se desnaturalice el debate.
El Gobierno de Madrid apoyar¨ªa una eventual f¨®rmula belga, consistente en reanudar la conferencia el martes, y despu¨¦s de tres o cuatro semanas de trabajo, aplazarla hasta el oto?o. Semana Santa ser¨ªa, en cualquier caso, el tope definitivo del nuevo per¨ªodo de sesiones, impuesto por el Mundial. Tambi¨¦n se habla de una iniciativa, en un sentido similar, de Suiza, un pa¨ªs neutral. Este compromiso, que apoyar¨ªa Espa?a, debe fijarse ineludiblemente ma?ana, lunes, en Madrid por los pa¨ªses occidentales. A los ministros de Exteriores, especialmente al anfitri¨®n, P¨¦rez-Llorca, les queda la dura tarea de convencer a Haig, el vicario de Ronald Reagan.
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