La comisi¨®n parlamentaria para la investigaci¨®n del s¨ªndrome t¨®xico tiene dificultades para realizar su trabajo
La actividad de la comisi¨®n mixta Congreso-Senado para la investigaci¨®n del s¨ªndrome t¨®xico en las ¨²ltimas semanas, principalmente por las comparecencias que se han producido ante ella y los contenidos informativos; expuestos, ha resaltado ante la opini¨®n p¨²blica la existencia de esta comisi¨®n, que hasta ahora no hab¨ªa mostrado mucha incidencia en el tema. Sin embargo, pese a este reciente refulgir, la realidad indica que dicha comisi¨®n est¨¢ muy lejos de alcanzar los objetivos para los que fue creada, por una gran escasez de medios de todo tipo con que realizar su trabajo.
La comisi¨®n mixta Congreso-Senado para la investigaci¨®n del s¨ªndrome t¨®xico fue creada en el pasado mes de septiembre por acuerdo del Pleno del Congreso. Su objetivo es el de esclarecer las causas del envenenamiento masivo. Esta comisi¨®n parlamentaria est¨¢ constituida por 25 miembros. Form¨® tres ponencias de trabajo: econ¨®mico-comercial, cl¨ªnico-asistencial y cient¨ªfica e investigaci¨®n. Esta ¨²ltima ponencia ni siquiera lleg¨® a constituirse y fue absorbida por la cl¨ªnica-asistencial.La comisi¨®n ha mantenido numerosas sesiones de trabajo, pero a ellas s¨®lo han venido asistiendo una media de seis u ocho parlamentarios, por lo general siempre los mismos.
Es corriente escuchar, sobre el aut¨¦ntico alcance de las comisiones parlamentarias, que, cuando se desea que no se investigue algo investigable, lo mejor es crear una comisi¨®n investigadora. De la comisi¨®n mixta en cuesti¨®n se pens¨® lo mismo en su d¨ªa. No obstante, en su caso, parece haber un criterio general coincidente en que "ha ido m¨¢s lejos de lo que se esperaba". La pregunta que se plantean en diversos sectores relacionados con o afectados por el s¨ªndrome es "?Hasta d¨®nde va a poder llegar?".
Tr¨¢mites burocr¨¢ticos muy lentos
El primer obst¨¢culo para la eficacia de esta comisi¨®n le viene impuesto por la propia naturaleza de su composici¨®n. El car¨¢cter de mixta hace que los tr¨¢mites de su burocracia sean muy lentos, al tener que recorrer todos los circuitos del Senado y del Congreso an tes de que un papel llegue a su destino. Esto ha supuesto, en numerosos casos, clue las eltaciories a personas para comparecer ante la comsi¨®n lleguen con enormes retrasos.
El segundo obst¨¢culo queda es tablecido en la escasez de medios materiales de trabajo. A la comisi¨®n se le ha negado un local donde centralizar el trabajo (almacenar, ordenar y estudiar la documentaci¨®n recogida). La realidad es semejante a una oficina de tebco. Cada parlamentario miembro de la comisi¨®n guarda el material (kilos y kilos de papel) donde puede. De esta guisa, los despachos de los grupos parlamentarios del Senado -sede de la comisi¨®n-han de dar cobijo, entre todo lo dem¨¢s de su competencia, a ese material. Los documentos del s¨ªndrome, en poder de la comisi¨®n parlamentaria, se diseminan as¨ª por encima de armarios, sobre sillas, en el suelo o en el propio domicilio de los parlamentarios.
El tercer obst¨¢culo es la falta absoluta de personal. La comisi¨®n no cuenta con otra ayuda que los funcionarios habituales de cada grupo parlamentario: dos secretar¨ªas, que, naturalmente, se dedican a su trabajo habitual, en el que, cuando fueron designadas, no se contaba con el s¨ªndrome t¨®xico.
Una cuarta deficiencia ha sido notablemente sentida por los investigadores parlamentario interesados en "sacar algo adelante". Se trata de la imposibilidad de contar con la ayuda de funcionarios expertos en distintas disciplinas, con los que agilizar la interpretaci¨®n de numerosas informaciones obtenidas por la comisi¨®n e imprimir rapidez y claridad en el proceso de investigaci¨®n. "Te¨®ricamente, la comisi¨®n puede solicitar el apoyo de un funcionario experto en una cuesti¨®n determinada, pero, en la pr¨¢ctica, es irrealizable. La comisi¨®n carece de autoridad ejecutiva para obtener esto, y la posibilidad de contar con unos expertos asignados como equipo de ayuda se le ha negado". Esta es la descripci¨®n en expresi¨®n de algunos comisionados.
Falta de colaboraci¨®n de la Administraci¨®n
Un quinto obst¨¢culo lo presenta directamente la Administraci¨®n a dificultar la obtenci¨®n de ¨ªnforma ci¨®n que de ella se solicita. En este aspecto se se?ala c¨®mo la Administraci¨®n remite a la comisi¨®n "tarde, mal y nunca" respuestas concretas. "SI pides el nombre y destino de un funcionario que pue de aportar algo sobre el fraude del aceite, cuando llegue la informaci¨®n este funcionario ya no est¨¢ en el mismo destino, o no se sabe su nuevo puesto, o no se le encuentra si pides una relaci¨®n espec¨ªfica de algo, te env¨ªan una relaci¨®n global, con miles de datos, para que te entretengas en sacar t¨² lo que te interesa. Lo mejor es que, a veces, los datos finales resultan no ser veraces o estar completamente desactualizados".
Finalmente se apunta, m¨¢s que como un obst¨¢culo, como una incoherencia, el hecho de que esta comisi¨®n trabaje desconectada de la actuaci¨®n judicial. "Las sesiones de esta comisi¨®n deb¨ªan ser conoc¨ªdas por el juez", apunta un parlamentario socialista. "Los documentos, sobre todo", a?ade, "deber¨ªan estar a disposici¨®n de las autoridades judiciales. Hemos recopilado mucho material de inter¨¦s que el juez no ha visto. Tampoco podemos afirmar que no le haya llegado por otros conductos, aunque es improbable".
No se ha hecho un tercio de la tarea
En una especie de balance sobre lo hecho, con respecto a la investigaci¨®n de las causas del s¨ªndrome, la comisi¨®n no ha cubierto un tercio del camino por recorrer. Tanto es as¨ª que la lentitud en esa direcci¨®n ha llevado a esta comisi¨®n a salirse de su cometido primario para ir m¨¢s lejos : estimular a que se d¨¦ dinero para la investigaci¨®n cient¨ªfica, para que los expedientes de ayuda a los afectados se agilicen de forma m¨¢s r¨¢pida, para que la asistencia sanitaria alcance una mayor cobertura.
Los comisionados coinciden en esto: la comisi¨®n ha servido de plataforma de denuncias, de muro de lamentaciones, tanto por parte de los afectados como por parte de quienes han de asistirlos (aunque ni siquiera se ha conseguido que el estudio epidemiol¨®gico prospectivo termine de hacer su primera fase, la de la detecci¨®n de patolog¨ªa oculta en las familias de afectados, ni ha evitado que sigan 150 millones en Hacienda pendientes de resolverse para su destino a investigaci¨®n cient¨ªfica. En cuanto a la profundizaci¨®n en el origen del envenenamiento, se dispersa entre un marasmo de trabas.
Los asiduos de la comisi¨®n son conscientes de que el tema del s¨ªndrome no se agota en su vertiente sanitaria, pero chocan a diario con dificultades para esclarecer los datos econ¨®micos, agr¨ªcolas, comerciales, en los cuales nace un t¨®xico mortal ingerido por v¨ªa alimentaria.
Los 'otros afectados' por el s¨ªndrome t¨®xico
Uno de los aspectos m¨¢s desconocidos del s¨ªndrome t¨®xico es el de su incidencia en los profesionales sanitarios. Estos han sido quienes han tenido un contacto m¨¢s directo con las v¨ªctimas primeras del s¨ªndrome: los envenenados y sus familias. Y esta relaci¨®n entre el sanitario y el paciente ha marcado un nuevo concepto de la demanda/oferta en la asistencia sanitaria. Nada ser¨¢ sustanc¨ªalniente igual, en materia de Sanidad, despu¨¦s del s¨ªndrome t¨®xico. El proceso que ha llevado a esta realidad ha sido angustioso para miles de personas, muchas de ellas pertenecientes al estamento sanitario. No puede decirse que se haya estudiado a fondo la reacci¨®n originada por el s¨ªndrome en este grupo social, pero s¨ª existen indicios que ponen de manifiesto c¨®mo el s¨ªndrome ha influido, a modo de revulsivo de esquemas, especialmente en algunos sectores de la clase m¨¦dica.Los m¨¦dicos saben muy bi¨¦n que el "gran despliegue asistencial" efectuado con enorme esfuerzo e improvisaci¨®n, no se corresponde con la realidad del sistema sanitario.
La subcomis¨ª¨®n de psiquiatr¨ªa de la comisi¨®n cl¨ªnica para la investigaci¨®n del s¨ªndrome t¨®xico tiene constatadas -aunque no analizadas- buen n¨²mero de referencias en este sentido. Tres m¨¦dicos que han acusado situaciones de angustia durante su trabajo por el s¨ªndrome t¨®xico, y que han analizado verbalmente y en grupo estas situaciones, han relatado su experiencia a El PAIS. No puede homologarse a nivel general este ejemplo, pero s¨ª puede considerarse como un indicador de preocupaciones similares bastante extendidas.
La angustia de entonces y la de ahora
En los primeros quince o veinte d¨ªas de mayo fue aquella extra?a neumon¨ªa. El miedo al contagio. Acababas por no tomar precauciones. Para qu¨¦. Y llegabas a casa sin saber si uno estaba ya tambi¨¦n con el virus y si se lo ibas a contagiar a los hijos. Y estaba el no sa,ber c¨®mo combatir aquello.
Poco a poco se tuvo la certeza de que se trataba de una intoxicaci¨®n. El temor a un contagio, fue desapareciendo. Pero se empez¨® a crear,ana nueva angustia: no hab¨ªa respuesta para los pacientes ni para sus familias sobre qu¨¦ les pasaba, ni c¨®mo tratar m¨¦dicamente la enfermedad.
Empez¨® la carrera del tratamiento por la sintomatolog¨ªa. Una carrera angustiosa, m¨¢s a¨²n por cuanto los enfermos crec¨ªan en n¨²mero todos los d¨ªas. No saber el pron¨®stico de la enfermedad era angustioso. Los familiares se mostraban agresivos en bastantes casos.
Era tal la escasez de personal, que hab¨ªa que asumir individualmente un c¨²mulo enorme de responsabilidades. Las guardias se triplicaron sobre el ritmo normal. Atender la burocracia cl¨ªnica, las demandas de informaci¨®n de los enfermos, la exigencia de claridad de los familiares, el incremento de horas de trabajo, la tensi¨®n del personal m¨¦dico y la incapacidad para dar soluci¨®n a todo aquello, min¨® a los equipos que actuaban.
La tensi¨®n del trabajo
Hubo una primera etapa en que el problema principal llegaba a trav¨¦s del enfermo y su enfermedad. Ahora no es que se sepa mucho m¨¢s del pron¨®stico, pero la evoluci¨®n favorable de muchos de ellos ha permitido descargar buena parte de aquella angustia inicial de los m¨¦dicos.
Ahora se sabe m¨¢s del enfermo y de sus relaciones personales, de los problemas provocados en sus familias. Es algo que se escapa al control m¨¦dico,pero que est¨¢ ah¨ª en cada momento que los m¨¦dicos se relacionan con los enfermos, y que influye tanto en unos como en otros.
Son muchas cosas que se van sumando. Familias que quieren tener afectados con el exclusivo fin de cobrar las ayudas. Algunas de ¨¦stas, pese a que se haya diagnosticado que el enfermo no es un afectado del s¨ªndrome, se resisten a aceptarlo. Esto se une, por ejemplo, a la ansiedad que origina el tener que dar un parte judicial diario de cada enfermo diagnosticado con el s¨ªndrome t¨®x¨ªco. A veces el primer diagn¨®stico es err¨®neo y debe ser corregido. Esta correcci¨®n se interpreta o se acepta mal, muchas veces, no s¨®lo por el propio enfermo, sino tambi¨¦n por sus familiares.
Con los datos informativos que a nivel de opini¨®n p¨²blica son conocidos, hay adultos que fingen estar afectados del s¨ªndrome. Y se agarran a una serie de dolencias de las incluidas entre las condiciones para ser incluido como afectado, que es muy dif¨ªcil de demostrar que mienten. Y lo hacen para acogerse a un paro vitalicio.
Desde el punto de vista profesional, no es esta una actividad muy gratificante. Es una repetici¨®n constante, en la que las v¨ªas de salida, adem¨¢s, son m¨ªnimas. La asistencia sanitaria del s¨ªndrome, desde el punto de vista m¨¦dico, tantos meses repetitiva, aporta muy poco como aprendizaje, y quema mucho.
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