Respuesta a Savater
Como respuesta (!) a una carta serena, amistosa y de corte acad¨¦mico, escrita por m¨ª -a prop¨®sito de un art¨ªculo de Julio P. L¨®pez- para mostrar que el pensamiento dial¨®gico est¨¢ muy lejos de legitimar pr¨¢ctica alguna abortista, F. Savater me lanza en EL PAIS del d¨ªa 27 de enero un ataque personal difamatorio, sobre la base de hechos supuestamente acaecidos hace unos trece a?os.En atenci¨®n a los lectores -que merecen una informaci¨®n exacta- quisiera consignar sucintamente -por falta de espacio- lo siguiente:
1. Es absolutamente falso que me haya ofrecido voluntario. para sustituir a varios colegas en la Universidad Aut¨®noma de Madrid. El entonces vicerrector y un catedr¨¢tico de la Universidad Complutense son testigos cualificados de ello, as¨ª como de cuanto expongo a continuaci¨®n. Apelar¨¦ a su testimonio en el lugar y tiempo oportunos.
2. No es verdad que yo haya sustituido a otros profesores. De ser ello cierto, existir¨ªan necesariamente toda suerte de documentos acreditativos: contrato, n¨®minas, transferencias, etc¨¦tera. ?Podr¨ªa el se?or Savater aportar uno solo de estos documentos?
Las autoridades acad¨¦micas de la Universidad Aut¨®noma me rogaron insistentemente que me incorporara como profesor contratado a la facultad de Filosofia, que s¨®lo contaba entonces con un profesor numerarlo. Se me afirm¨® que esta incorporaci¨®n no pod¨ªa interpretarse como una sustituci¨®n porque obedec¨ªa al prop¨®sito de ir, cubriendo los puestos docentes con profesores numerarios (en aquel momento yo era profesor adjunto numerario, con plaza propia, en la Universidad Complutense). Mi negativa fue, sin embargo, rotunda. Hora y media de contacto -tomado a instancias del rector- con algunos profesores y alumnos, me bast¨® para confirmarme en mi opini¨®n primera de que el proyecto de colaboraci¨®n que se me propon¨ªa no era viable. Inmediatamente, comuniqu¨¦ en el rectorado mi decisi¨®n irrevocable de no firmar contrato alguno de profesor.
Comprendo que en horas de tensi¨®n algunos profesores (sobre todo aquellos que, como el se?or Savater -seg¨²n creo recordar-, no hab¨ªan recibido nuevo contrato) se hayan sentido irritados ante la mera noticia de una incorporaci¨®n de nuevos profesores. Reconozco que el haber cedido al ruego del rector de tomar contacto con alumnos y profesores dio pie a pensar que yo tomaba alguna iniciativa en el proyecto. Lo que resulta dif¨ªcilmente comprensible es que, habiendo observado la rapidez con que resolv¨ª no firmar el contrato, que es lo decisivo en este asunto, se siga manteniendo una actitud hostil que llega incluso a tergiversar los hechos fundamentales
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