Intercambio de alumnos y reconocimiento de t¨ªtulos, temas prioritarios de la CEE en materia de universidad
?La educaci¨®n se ha convertido en un extraordinario factor de desarrollo econ¨®mico, pol¨ªtico y social en Europa?, dice un bolet¨ªn informativo de la Comisi¨®n de las Comunidades Europeas, fechado el 18 de enero pasado. La integraci¨®n europea, proceso en el que est¨¢n empe?ados los diez pa¨ªses de la CEE e incluso los dos aspirantes, Espa?a y Portugal, pasa por el conocimiento de los usos, lenguajes e idiosincrasias de cada uno de los pa¨ªses implicados por parte de los hombres y mujeres de los dem¨¢s. La integraci¨®n requiere el concurso de un sistema educativo que salte fronteras y a¨²ne conceptos, y que realice una efectiva aproximaci¨®n cultural y social de todos los componentes de la futura Europa unida.
Importancia especial ha de darse a la educaci¨®n universitaria, de donde salen los j¨®venes profesionales que han de regir los destinos de la Comunidad y que, en virtud de los tratados de Roma, han de vivir y trabajar en el pa¨ªs comunitario que ellos mismos escojan.Para los ¨®rganos rectores de las comunidades europeas, la educaci¨®n universitaria es tema candente y constante; pero, sin embargo, han de limitar sus intervenciones y dict¨¢menes al respecto (en cuestiones como ense?anza privada o ense?anza estatal, rebajas en las matr¨ªculas, programas, numerus clausus, etc¨¦tera), puesto que cada uno de los pa¨ªses miembros posee ya una instituci¨®n universitaria muy arraigada en sus propios esquemas y un a veces excesivo chauvinismo en cuanto concierne a su funcionamiento interno. As¨ª pues, los dirigentes comunitarios han de conformarse con dar consejos y recomendaciones, sobre todo en temas universitarios de car¨¢cter internacional. Como, por ejemplo, los intercambios de alumnos y el reconocimiento de los t¨ªtulos de ense?anza superior.
Alumnos y t¨ªtulos extranjeros
De los m¨¢s de tres millones de alumnos que cursan estudios en las universidades y escuelas de ense?anza superior de los pa¨ªses comunitarios, el 8,3% son extranjeros. Los procedentes de cualquier otro Estado de la Comunidad representan, a su vez, el 27,7% de los extranjeros, es decir, el 2,2% del total.
No se puede decir, a la vista de estas cifras, que el intercambio de alumnos universitarios alcance todav¨ªa cotas muy elevadas entre los integrantes de la CEE. A este respecto, Ivor Richard, miembro de la Comisi¨®n de las Comunidades, confesaba ante el Parlamento Europeo el pasado mes de septiembre que ?el grado de movilidad de los estudiantes entre los pa¨ªses comunitarios es bajo a causa de las sujeciones financieras, las aptitudes ling¨¹¨ªsticas y las disposiciones en materia de numerus clausus?.
En base a un programa de acci¨®n en materia de educaci¨®n, elaborado por el Consejo de la CEE y los ministros de Educaci¨®n en 1976, declar¨® Richard en la misma sesi¨®n parlamentaria, la comisi¨®n ha concebido un sistema de ayudas para el desarrollo de programas de estudio comunes en universidades y centros de ense?anza superior de Europa occidental. El sistema ha vinculado hasta el momento a m¨¢s de cuatrocientos establecimientos educativos europeos, comprometidos, de esta forma, a realizar intercambios de ense?antes y de alumnos y a dar primac¨ªa al aprendizaje de por lo menos uno de los otros idiomas oficiales de la Comunidad.
Por otra parte, y con vistas tambi¨¦n al trasvase de estudiantes comunitarios, la comisi¨®n est¨¢ preparando un acuerdo para establecer la igualdad de tratamiento y de posibilidades de acceso en los centros docentes superiores de cualquier pa¨ªs para los alumnos de otros Estados de la Comunidad.
En el terreno que m¨¢s ha progresado la CEE ha sido en el reconocimiento de diplomas y t¨ªtulos estudiantiles expedidos dentro de su territorio. Cerca de 75 dict¨¢menes comunitarios han sido aprobados y emitidos desde principios de los a?os sesenta, para facilitar el ejercicio de actividades profesionales, reglamentados por una fase educativa previa, en el amplio marco de la Europa occidental. Gracias a estas iniciativas, profesionales de la industria, de la agricultura, del cine, del comercio, de la banca, de los oficios liberales, etc¨¦tera, han obtenido el reconocimiento oficial de la experiencia adquirida en su pa¨ªs de origen cuando se han instalado en otro pa¨ªs comunitario.
M¨¢s dif¨ªcil lo han tenido las profesiones m¨¦dicas y similares, cuyo ejercicio ha estado siempre sometido a unas estrictas condiciones de estudio, comprobadas a trav¨¦s de los diplomas nacionales. Los ministros europeos de Educaci¨®n han acordado el reconocimiento mutuo de los t¨ªtulos expedidos en los diferentes pa¨ªses, respetando unas normas m¨ªnimas de formaci¨®n que garanticen el mantenimiento de la calidad tradicional de la pr¨¢ctica m¨¦dica europea.
Desde el mes de diciembre de 1976, los 500.000 m¨¦dicos generales y especialistas de la Comunidad pueden establecerse y ejercer en cualquiera de los diez pa¨ªses miembros. Las condiciones m¨ªnimas de formaci¨®n que se les exige son: seis a?os de estudios superiores o 5.500 horas de ense?anza te¨®rica y pr¨¢ctica. En diciembre de 1980 los 40.000 veterinarios de la Comunidad han visto, asimismo, reconocido su diploma en todo el ¨¢mbito comunitario. Este derecho ha de estar respaldado por cinco a?os de estudios superiores, tratando materias b¨¢sicas (qu¨ªmica, biolog¨ªa, f¨ªsica) y materias espec¨ªficas.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos comunitarios hasta conseguir estos resultados, la libre circulaci¨®n de profesionales liberales en Europa no alcanza grandes cifras. Por poner un ejemplo: en 1977 y 1978, a?os siguientes al reconocimiento europeo de su t¨ªtulo, menos de un millar de m¨¦dicos (del medio mill¨®n de la Comunidad) hicieron uso de la posibilidad de practicar en otros pa¨ªses.
Instituto y colegio de Europa
Los dirigentes de la CEE, conscientes de la conveniencia de fomentar los estudios en torno a la integraci¨®n europea y a la propia Comunidad, sostienen dos instituciones docentes superiores que funcionan de acuerdo a las normas educativas del organismo internacional.
En 1955, a ra¨ªz de la Conferencia de Messina, de la que poco despu¨¦s surgir¨ªa la CEE, Walter Hallstein propuso crear, a la par que la entidad econ¨®mica, una entidad educativa: la Universidad Europea. La idea se qued¨® en el aire. Varios a?os despu¨¦s, el 19 de abril de 1972 los ministros de los seis pa¨ªses que entonces compon¨ªan la Comunidad decidieron crear, si no una universidad, s¨ª un instituto universitario que resultar¨ªa financieramente m¨¢s accesible y que, por otra parte, no suscitar¨ªa recelos de las instituciones universitarias nacionales.
El instituto, seg¨²n su estatuto fundacional, tiene como objetivo ?contribuir, a trav¨¦s de su actividad en el campo de la ense?anza superior y de la investigaci¨®n, al desarrollo del patrimonio cultural y cient¨ªfico de Europa, considerando ¨¦sta en su unidad y diversidad?. Sus trabajos han de tratar sobre ?los grandes movimientos y las instituciones que determinan a Europa en su historia y su evoluci¨®n?, teniendo, adem¨¢s, en cuenta las relaciones con otras civilizaciones de m¨¢s all¨¢ del continente.
El instituto empez¨® a funcionar en su sede de Florencia en el oto?o de 1976 con muy poca fortuna: faltaban medios materiales, infraestructura, coordinaci¨®n entre los ense?antes. El objetivo docente del instituto result¨® ser, a la hora de llevarlo a la pr¨¢ctica, demasiado ambicioso. Un informe presentado en noviembre de 1977 por el Consejo Superior del Instituto, ¨®rgano formado por representantes de los Estados miembros de la comunidad, recomendaba transformar el centro en lugar de investigaci¨®n para posgraduados comunitarios y no comunitarios.
Sin embargo, esta f¨®rmula tampoco ha resultado totalmente v¨¢lida. El t¨ªtulo de doctor que concede el instituto s¨®lo es reconocido por cuatro pa¨ªses: B¨¦lgica, Alemania Occidental, Francia e Italia. As¨ª que los estudiantes prefieren, una vez concluidas sus investigaciones en esta entidad, presentar su tesis doctoral en su universidad de origen.
Tambi¨¦n funciona en el marco de la Comunidad el Instituto de Altos Estudios Europeos o Colegio de Europa, con sede en Brujas (B¨¦lgica). Fue fundado en 1949 por Salvador de Madariaga, el padre Verleye y el profesor Henri Brugmans. Es este el m¨¢s antiguo centro de estudios europeos.
El colegio recibe anualmente a un millar de posgraduados universitarios de pa¨ªses comunitarios y no comunitarios, que durante un curso se consagran al estudio y la investigaci¨®n del proceso de integraci¨®n europea en las ¨¢reas jur¨ªdica, econ¨®mica, administrativa y urban¨ªstica. El Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol concede todos los a?os becas a los posgraduados espa?oles que quieran incorporarse al colegio.
Los certificados que se obtienen a final de curso son de dos tipos: los alumnos que consiguen aprobar los nueve o diez ex¨¢menes del per¨ªodo docente obtienen el Certificado de altos estudios europeos, y los que adem¨¢s han realizado investigaciones y redactado una tesis, que el consejo acad¨¦mico ha aprobado, obtienen el Diploma de estudios europeos profundizados (grado de master de estudios europeos avanzados).
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