Nefertiti
Entre las dos potencias (USA/URSS) ?s¨®lo se alza el domingo, tan delgado?. As¨ª, m¨¢s o menos, conclu¨ªa esta columna el otro d¨ªa. Luego, un bello art¨ªculo de Jos¨¦ Ortega Spotorno, aqu¨ª el se?orito del se?orito, me ha descubierto que, adem¨¢s del domingo, lo que realmente se alza entre ambas potencias destructoras es Nefertiti, cuya etimolog¨ªa sexual nos refresca el articulistas. ?la hermosa llega?.Hubo una guerra de Troya por una nariz y, en la guerra de Troya nuclear que nos sonr¨ªe desde el milenlo, es la nariz egipcia de Nefertiti la que entra en juego, como clave delicada de todas las separaciones. No Oriente contra Occidente, sino los b¨¢rbaros del Este contra los b¨¢rbaros del Oeste. Ossip Mandelstham, recordado en este peri¨®dico por Vicente Molina-Foix, fue el Rimbaud de Rusia, un oriental /occidental (revolucionario) que cre¨ªa m¨¢s en la nariz de Nefertiti que en la de Stalin, y eso le llev¨® a la Siberia del exilio o al exilio en Siberia. Del otro lado est¨¢n los otros b¨¢rbaros: ?Veo en 1881 c¨®mo crece en Chicago el primer rascacielos del mundo y luego c¨®mo el cochino Dios de los puritanos, indios rubios sin historia, se encarama con sus prism¨¢ticos de anuncio desde la Babel de Brooklin?. (C¨¦sar Gonz¨¢lez-Ruano, El terror en Am¨¦rica, Iberoamericana de Publicaciones, Madrid, 1930. ?Am¨¦rica va siendo vendida a Wall Street, y los jud¨ªos del romanticismo de la Banca, los jud¨ªos del peque?o cementerio de Olivier Street se frotan las manos sucias de muerte, en sus fosas defendidas por ametralladoras de cipreses, contra la posible ira del cielo. De ese cielo al que han ido clavando estrellas de oro bajo, para enga?ar a Dios. Wall Street es la Universidad de los nietos de Atila, que sostienen el terror de Am¨¦rica?.
Medio siglo m¨¢s tarde estamos en las mismas. O sea, la Prensa del d¨ªa: ?Se intensifican los rumores sobre una intervenci¨®n militar de Estados Unidos en El Salvador. El Pent¨¢gono ya tiene preparadas cinco brigadas para intervenir en El Salvador?.Otra vez C. G-R.: ?El fracaso de los ideales bolivarianos -edifiqu¨¦ en el aire, ar¨¦ en el mar- inaugur¨® en todo el continente americano la era de la m¨¢s atomizada anarqu¨ªa y el m¨¢s bronco caudillaje? (Cr¨®nica, Estampa, Nuevo Mundo, Heraldo de Madrid, La Libertad). Y otra vez, hoy, el hoy: ?La Administraci¨®n Reagan llam¨® a Washington al teniente coronel Melander, responsable del grupo de consejeros norteamericanos que aparec¨ªan, en unas im¨¢genes de televisi¨®n, portando fusiles ametralladores; M-16 en una zona de combate salvadore?a?. Y esta simple estampa del despotismo chileno: ?A Humilde Figuera la dejaron en grave estado, d¨¢ndola de puntapi¨¦s en el vientre, abusando de su feminidad e inyect¨¢ndola t¨®xicos especiales para que delirara, como ¨²nico recurso posible para que la abnegada muchacha hiciera, en estado de inconsciencia, confesiones ¨²tiles a la polic¨ªa?. ?Parece de hoy? Es asimismo de los sombr¨ªos treinta. Ediciones Ulises, C.G-R. En los treinta de Stalin, en 1,os ochenta de Breznev, las muertes de Mandelstham y Biely, como un eco anterior al disparo suicida de Maiakowski.
No ya la nariz egipcia, ilesa en Alemania, de Nefertiti, sino la nariz quebrada y violada de las diosas precolombinas. Hay una inocencia errante por la tierra, que se llama democracia, libertad, justicia, seg¨²n las lenguas y los tiempos. ?La hermosa llega? desde los tiempos del fara¨®n. Pero a la hermosa -justicia, democracia, libertad- no la dejan llegar quienes aman su propia y torcida nariz de actores malos, o su nariz eslava, que la nariz geom¨¦trica de Nefertiti, ¨¢pice y v¨¦rtice de Oriente y Occidente, Pepe.
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