Fern¨¢n G¨®mez
Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, llevado de esa naturalidad suya que ni Siquiera es sencillez o humildad, sino -dir¨ªa yo- cotidianidad, manera cotidiana de ser, car¨¢cter usadero, escribi¨® un d¨ªa una funci¨®n -otra y la present¨® al Lope de Vega, y se lo dieron, como si fuera un particular, y ahora tengo yo la funci¨®n, porque se est¨¢ ensayando y quieren que le ponga una nota al programa de mano. Se titula Las bicicletas son para el verano y es un sainete de clase media con fondo de guerra civil. No voy a hacer la cr¨ªtica tan anticipada y extempor¨¢nea de la obra, pero dir¨¦ que estamos ante el realismo de rostro humano, porque, cuando se escribe con entra?abilidad, la realidad desciende sobre la sintaxis. Por el contrario, aqu¨ª hemos padecido cuarenta a?os de autarqu¨ªa realista teatral en que los personajes eran esquemas, arquetipos, arquetontos, pretextos para un texto siempre pobre y repetitivo. El padre de familia, protagonista de la comedia d e Fernando, tiene mucho de] propio autor en su temple, su humorserio, sobrio, seco, eficac¨ªsimo, su vago izquierdismo. Le dice al hijo al final de la funci¨®n, despu¨¦s de la guerra:-Lo que ha venido no es la paz, sino la Victoria.
Con esta f¨®rmula tan sencilla resume y explica el escritor lo que han sido cuarenta a?os de Espa?a. No el disfrute de una paz, sino el ejercicio o el padecimiento de una victoria. Fernando D¨ªaz-Plaja publica una de sus acostumbradas antolog¨ªas, ahora sobre la guerra civil y los poetas espa?oles: en la medida en que el poeta expresa el subconsciente colectivo, vemos que los poetas "nacionales" se mov¨ªan, m¨¢s que en el pathos de la paz, en el pathos de la Victoria. Y ¨¦sta ha sido la larga, sorda, paciente, callada e in¨²til tarea de la resistencia espa?ola en cuarenta a?os: ya que se perdi¨® la guerra, ganar la paz. Transformar el pathos de Victoria (que llegar¨ªa a pregnar a gentes insospechadas) en pathos de paz y convivencia. S¨®lo a los 25 a?os de la Victoria, la astucia de punta seca de Fraga decide transvalorar la dial¨¦ctica victoriosa en dial¨¦ctica pac¨ªfica, desde el lado de los vencedores. Pero no era m¨¢s que un trapicheo a lo Goebbels, ya que otros veinte a?os m¨¢s tarde, la Cruz Roja Espa?ola publica un estudio, Ser anciano en Espa?a, donde se contabiliza el analfabetismo, la pobreza, el hambre, las situaciones conflictivas, la agresividad, el encarcelamiento, la depresi¨®n, la pasividad, la rigidez mental, la frialdad emocional, etc¨¦tera, de nuestros viejos. Todas las generaciones que hicieron la guerra son ya gente vieja postergada en las leproser¨ªas morales o sociales que acabo de enumerar, y otras. Esto es consecuencia de una sociolog¨ªa de la Victoria, no de una sociolog¨ªa de la paz. Y los mutilados republicanos cobrando quinientas pesetas al mes por dedo perdido. Luis Apost¨²a, amigo y vecino, director general de Asuntos Religiosos, tiene hoy contra ¨¦l a ciertas jerarqu¨ªas de la Iglesia por lo que ha dicho en la Semana Ecum¨¦nica: Luis ha hablado de sentarse a hablar ecum¨¦nicamente con otras Iglesias que existen en Espa?a, seg¨²n previene la ley de Libertad Religiosa. Pero s¨®lo la Iglesia cat¨®lica se entiende hoy con la Administraci¨®n (aunque no pudo inquisitorializar la ley de Divorcio). El nacionalcatolicismo, pues, sigue viviendo de la moral de Victoria.
Estoy de jurado en los premios Padre Llanos y Gonz¨¢lez-Ruano. Veo por los originales de tanto desconocido que s¨®lo ahora el personal transparenta en lo que escribe el pathos de la paz y no ya el de la victoria (de-uno-u-otro-signo). Vistoa la luz indirectade la frasede Fern¨¢n-G¨®mez, todo el proceso transicional ha sido una s¨²til estilizaci¨®n de la Victoria en paz. En eso est¨¢bamos cuando entr¨® Tejero.
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