La pista cubierta americana, m¨¢s espect¨¢culo que deporte
Las primeras impresiones que ha tra¨ªdo Antonio P¨¢ez de su gira por Estados Unidos son que all¨ª el atletismo de pista cubierta es m¨¢s un circo que un deporte. La temporada de invierno se programa de cara a un espect¨¢culo, en el que las grandes figuras llegan a cobrar 200.000 pesetas por una sola carrera.
Las sesiones norteamericanas de pista cubierta no suelen tener buenos escenarios para el atleta. Las carreras se desarrollan sobre una pista de madera, generalmente corta, unos 140 metros, cuando en Europa van desde 160 hasta 200, y con unas curvas de extra?o dise?o. En tales condiciones, suele ganar el que coge la cabeza desde el principio. Ah¨ª no valen t¨¢cticas, ni tratar de rebajar el ritmo. Lo que prima es salir el primero y aguantar el ataque de los rivales.La federaci¨®n de atletismo de Estados Unidos contrata una serie de atletas para que realicen una gira por el pa¨ªs durante la ¨¦poca invernal. Este fue el caso de Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez y Antonio P¨¢ez, en los que invirti¨® medio mill¨®n de pesetas. De ah¨ª que quiz¨¢ reclame una indemnizaci¨®n a la Federaci¨®n Espa?ola, pues P¨¢ez regres¨® a Espa?a antes de tiempo a causa de la enfermedad de su padre, mientras que la participaci¨®n de Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez en los campeonatos de Estados Unidos de estos d¨ªas es dudosa por una lesi¨®n en los tendones, de la que ha sido atendido por m¨¦dicos americanos.
Pese a tratarse de un caso de fuerza mayor, P¨¢ez est¨¢ dispuesto a no reclamar a los organizadores de la gira el importe del billete de vuelta, que se pag¨® ¨¦l mismo.
El caso de las grandes figuras que ya tienen experiencia en Estados Unidos es distinto. Estas contratan. directamente su participaci¨®n con los organizadores de cada carrera, a raz¨®n de 200.000 pesetas por actuaci¨®n, aunque luego no bajen de cuatro minutos en la milla. De esta manera, estos atletas, seg¨²n se acepten sus exigencias, se trasladan desde Australia -donde realizan la temporada de invierno al aire libre- a Estados Unidos, para intervenir en los grandes espect¨¢culos de atletismo que all¨ª se montan. Estos atletas, figuras o no, aguantan a menudo circunstancias m¨¢s propias de un show que de una competici¨®n deportiva.
No es extra?o que tengan que padecer los inconvenientes de que un ni?o atraviese la pista, o no dispongan de otro sitio para calentar m¨¢s que una habitaci¨®n de cien metros cuadrados para doscientos atletas, que intentan disponer sus m¨²sculos para la competici¨®n.
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