Liberales conversos
El pasado domingo le¨ª en este peri¨®dico un art¨ªculo de Pedro Schwartz que, debo reconocerlo, me dej¨® estupefacto. La estupefacci¨®n que, como digo, me produjo deriva en realidad de no haber logrado averiguar qu¨¦ es lo que se propon¨ªa: s¨ª cantar las virtudes -que nadie niega- del mercado, meterse con los socialistas o apuntar hacia mal¨¦ficas confabulaciones de inciertos autores.Uno -yo, al menos- empieza a estar harto de los liberales conversos y esto no va por Pedro Schwartz, que es liberal viejo. Y estoy harto, porque me aburre profundamente esa labor de bolillos que supone cantar el liberalismo y, al mismo tiempo, meterse con los socialistas en lugar de hacerlo con algunos empresarios espa?oles.
Ser liberal aqu¨ª y ahora implica, en lugar de limitarse a exponer exclusivamente las ventajas te¨®ricas del mercado frente a la intervenci¨®n maligna, implica, digo, se?alar con claridad que si un aut¨¦ntico liberal dispusiese de poder pol¨ªtico acabar¨ªa de ra¨ªz, por ejemplo, con el statu quo bancario y abrir¨ªa las fronteras a todos los bancos que en el mundo son: Igualmente, ser liberal significa acabar con las subvenciones p¨²blicas, los incentivos fiscales, los mecanismos de protecci¨®n frente al exterior, y as¨ª sucesivamente.
No le demos m¨¢s vueltas a la cosa. Pedro Schwartz sabe perfectamente cu¨¢les son los intereses que limitan en este pa¨ªs una m¨¢s amplia libertad de mercados. Que les quiera poner nombre y apellidos o no es otro problema, pero desde luego lo que me parece rid¨ªculo -no indignante, sino s¨®lo rid¨ªculo- es que la ¨²nica consecuencia pol¨ªtica, que sistem¨¢tica y parad¨®jicamente extraigan los nuevos liberales espa?oles, sea que la culpa de todos los problemas patrios se debe a que los trabajadores ganan mucho y que si no hay m¨¢s libertad econ¨®mica es porque los socialistas est¨¢n en contra./ Economista.
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