Antonio L¨®pez Alonso asegura desde el hospital que ni ¨¦l ni su primo se dedicaban a robar
"Nosotros no robamos nada. Lo ¨²nico que pas¨® es que mi primo vi¨® una cabra en la finca y quiso orde?arla para tomarse un vaso de leche. Entonces apareci¨® aquella mujer chillando, como loca y me dio un empuj¨®n que me tir¨® al suelo", manifest¨® ayer tarde a EL PAIS el joven lebrijano Antonio L¨®pez Alonso, de 16 a?os de edad, que result¨® herido por disparos de un guardia civil el pasado martes en Trebujena (C¨¢diz). En el mismo incidente falleci¨® su primo Ignacio Montoya Alonso, de 18 a?os, que viajaba como paquete en la moto conducida por el primero. El herido afirma que no oy¨® ning¨²n alto de la Guardia Civil -que s¨ª pudo ser escuchado por varios testigos- y desmiente que tenga antecedentes delictivos.
Antonio L¨®pez, cuyo estado evoluciona favorablemente y que ser¨¢ operado en el plazo de dos o tres d¨ªas para extirparle la bala que tiene alojada en la columna vertebral, hizo un relato pormenorizado de los sucesos de aquella ma?ana, en declaraciones a este peri¨®dico en la habitaci¨®n 485 de la residencia sanitaria Fernando Zamacola, de C¨¢diz, donde se encuentra ingresado desde el d¨ªa de los sucesos.
Obreros sin cartilla agr¨ªcola
Los dos muchachos, que viv¨ªan en la misma casa, en la calle D¨ªaz de Sol¨ªs, de Lebrija, trabajan eventualmente en el campo -aunque ninguno de ellos puede acogerse al empleo comunitario por carecer de cartilla agr¨ªcola y, de vez en cuando, sal¨ªan a rebuscar esp¨¢rragos en el campo para ayudar a la econom¨ªa familiar. Eso hicieron durante la ma?ana del martes, tras prometer a la madre de Antonio que le traer¨ªan una buena maceta de esp¨¢rragos para que ella la rifase entre el vecindario de Lebrija, tarea que realiza habitualmente.A bordo de la motocicleta de 49 cent¨ªmetros c¨²bicos, propiedad del padre de Antonio, marcharon al t¨¦rmino municipal de Trebujena, e intentaron entrar en la finca denominada "Monteagudo", en la carretera que conduce a Sanl¨²car de Barrameda. La presencia de un guarda en el cortijo les oblig¨® a desistir de su intento de recoger esp¨¢rragos, decidiendo emprender el camino de regreso al pueblo. A los pocos kil?metros, a la moto le entraron perlitas, motivo por el cual detuvieron el veh¨ªculo para arreglarle las buj¨ªas. Fue en ese momento cuando Ignacio Montoya vio una cabra y le dijo a su primo que iba a orde?arla para tomarse un vaso de leche. "Esto lo hac¨ªa siempre que ve¨ªa una cabra, porque le gustaba la leche de cabra". "Entonces", contin¨²a el relato del herido, "apareci¨® aquella mujer chillando, como loca, y me dio un empuj¨®n que me tir¨® al suelo. Nosotros no le hicimos nada a ella, dejamos la cabra y salimos corriendo". Este extremo ha sido corroborado por la mujer, que vive en el cortijo "La dona" -nerviosa porque, al parecer, le han robado 6.000 pesetas en otra ocasi¨®n- se dirigi¨®, acompa?ada por un hombre, hacia el cuartel de la Guardia Civil de Trebujena para denunciar el hecho.
Antes de marcharse los dos j¨®venes, la mujer logr¨® arrancar el tubo de gasolina de la moto, el macarr¨®n, por lo que tuvieron que buscar una goma y colocarla en su lugar, para seguir camino a Trebujena, adonde se dirigieron, en lugar de regresar a Lebrija, como hubiera sido l¨®gico caso de estar huyendo de la justicia.
"Entramos con la moto en Trebujena y dimos una vuelta, hasta que a mi primo le entraron ganas de cagar y decidimos ir a un cerro que hay a la salida". Es de destacar que este lugar, conocido precisamente como el cerro, se halla situado de tal modo que para llegar hasta ¨¦l viniendo del casco urbano hay que pasar obligadamente por delante del cuartel de la Guardia Civil. En aquel momento, no fueron detenidos.
Fue a la vuelta cuando ocurri¨® el tr¨¢gico suceso. "Yo no escuch¨¦ ning¨²n alto. Solo o¨ª un tiro y sent¨ª que mi primo se quedaba colgado hacia atr¨¢s. Al instante sent¨ª una cosa, como si me clavaran una navaja en la espalda, y me ca¨ª en una esquina". Inmediatamente fue agarrado de la nuca por el autor de los disparos ("no me acuerdo de lo que me dec¨ªa") que le llev¨® hasta el cuartel. All¨ª, otros dos hombres, probablemente guardia civiles de paisano, dijeron al guardia: "?qu¨¦ has hecho, qu¨¦ has hecho? Este tambi¨¦n est¨¢ herido", y pidieron una ambulancia para trasladarle a la residencia sanitaria de Jerez.
Antonio L¨®pez Alonso, que no cumplir¨¢ 17 a?os hasta finales del mes pr¨®ximo, asegura que quiso meter la primera para frenar la moto al o¨ªr- los disparos, pero que los nervios se lo impidieron. Minutos despu¨¦s, sin embargo, confesar¨ªa que tuvo miedo de que le pusieran una multa por viajar los dos en una moto peque?a. En todo caso, dada la situaci¨®n de la calle Moreno de Mora en relaci¨®n con la carretera, la moto no pudo adquirir gran velocidad, "y adem¨¢s, la calle estaba llena de chiquillos y, si llego a acelerar, me los trago".
Antonio tiene dos hermanas, de 14 y 10 a?os. Su padre est¨¢ inv¨¢lido desde hace once. El mismo perdi¨® la visi¨®n de su ojo derecho a causa de una pedrada recibida cuando era ni?o. La madre, presente en la entrevista, apostilla: "la ilusi¨®n de los dos era que les tocara la loter?a para comprarse un cachito de tierra y sembrar ajos y cebollas, y tener una vaquita. Yo les dec¨ªa:"ustedes est¨¢is atontaos. Si a m¨ª me tocara la loter¨ªa, comprar¨ªa un cortijo y ropa para ustedes. Su primo era un inocente. Yo no soy capaz de matar a una mosca, pero si cojo a ¨¦se."
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