?Hasta cu¨¢ndo el paro agrario?
En estos momentos en que se trata la sustituci¨®n del empleo comunitario por algo que parece mantener la misma filosof¨ªa, es necesario reflexionar sobre algunos temas. Andaluc¨ªa tiene unas estructuras socio-econ¨®micas indicadoras de subdesarrollo y dependencia, tal y como se ha se?alado en m¨¢s de una ocasi¨®n. El paro en general, y el agrario en particular, son una manifestaci¨®n muy grave de esta situaci¨®n cr¨®nica y en gran parte estructural. Medidas de tipo coyuntural son necesarias, pero sin perder de vista cu¨¢les son las verdaderas causas y, por tanto, qu¨¦ soluciones a medio y largo plazo conviene arbitrar.Habr¨ªa que situar, por tanto, el an¨¢lisis en tres aspectos: Uno, soluciones a los problemas de fondo; dos, medidas inmediatas que aseguren la supervivencia, y tres, que estas ¨²ltimas se contemplen en las primeras. Esto es, las medidas inmediatas no tienen por qu¨¦ ser algo separado de las soluciones de fondo, sino que deben ser avances y parte de aqu¨¦llas.
Hasta ahora no ha sido as¨ª por la sencilla raz¨®n de la inexistencia de las primeras, y por eso las segundas (el empleo comunitario y probablemente cualquier sustituci¨®n que no considere el fondo del asunto) no conducen a nada. O, mejor dicho, traen funestas consecuencias econ¨®micas, sociales y ¨¦ticas.
Cada vez hay m¨¢s datos que confirman el papel de colonia interior de Andaluc¨ªa por una distribuci¨®n de funciones dentro del Estado, cuando nuestra tierra y nuestro pueblo poseen capacidad, aptitud y deseo de actividades m¨¢s acordes con la realidad. La cuesti¨®n de fondo es si es posible, conveniente y, sobre todo, si se quiere cambiar esta situaci¨®n. La respuesta a esos interrogantes determinar¨¢ la puesta en marcha, o no, de las soluciones que atajen el mal de ra¨ªz.
Sobre la posibilidad, puede decirse que estamos en un per¨ªodo de crisis y las inversiones deben medirse muy cuidadosamente. Eso es cierto, pero no se tiene en cuenta que Andaluc¨ªa supone la quinta parte del Estado y, adem¨¢s, que poner en marcha el motor andaluz con el empuj¨®n de las inversiones p¨²blicas puede tener efectos multiplicadores de la econom¨ªa en general. Y no hablamos en es,ta ocasi¨®n de injusticia o de agravios hist¨®ricos que para nosotros son de m¨¢s peso, sino cuestiones pragm¨¢ticas.
En este terreno situamos la conveniencia, que en parte viene contestada por lo dicho antes, es decir, la rentabilidad, a?adiendo que el papel de reserva y la espera de la emigraci¨®n cada vez ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil de mantener en un pueblo tan sangrado por el ¨¦xodo y tan marcado por los costes sociales e individuales del mismo. Adem¨¢s, la emigraci¨®n que llega a las cotas de la andaluza se convierte claramente en causa del subdesarrollo. De la posibilidad y conveniencia podr¨ªa deducirse la n¨ªtida voluntad pol¨ªtica de la realizaci¨®n, pero eso hasta ahora no se ha demostrado, sino que, por el contrario, parece que algunos andaluces, pocos todav¨ªa, tienen que arrancar con esfuerzo al Estado algo de lo que nos corresponde.
Si hubiera voluntad de arreglar los problemas mediante todo lo que ya se sabe (reforma agraria, ordenaci¨®n de cultivos, redes comerciales, aumentos de regad¨ªos, repoblaci¨®n forestal, potenciaci¨®n de la ganader¨ªa, industrializaci¨®n, etc¨¦tera), se ir¨ªan realizando ya medidas encaminadas a la consecuci¨®n de metas, con la que se conseguir¨ªa el tercer objetivo propuesto al principio.
Medidas concretas
Las medidas concretas, pues (y esto ser¨ªa la sustituci¨®n del empleo comunitario), estar¨ªan en unir las necesidades de infraestructuras existentes (viarias, culturales, sanitarias, viviendas, etc¨¦tera), la mano de obra disponible y las inversiones. El resultado ser¨ªa ir cubriendo esas necesidades que mejoren la vida rural y sean la apoyatura de otras inversiones (que contemplen tambi¨¦n los aspectos sociales), generando desarrollo. El sistema podr¨ªa ser reunir todas las partidas de diferentes organismos, controladas por la Junta de Andaluc¨ªa (que, dicho sea de paso, deber¨ªa tener una mayor iniciativa en todo este asunto), con base en la planificaci¨®n comarcal, y la participaci¨®n amplia de sindicatos, organismos, partidos, etc¨¦tera. Es decir, lo que puede denominarse el sistema de Fondo de Empleo Rural.
A la vez, podr¨ªan ensayarse distintas experiencias, como est¨ªmulo estatal para el arrendamiento de tierras en cooperativas, explotaciones comunales de pastos, fondos del Estado para las adquisiciones de fincas, etc¨¦tera. Habr¨ªa que aplicar de una vez por todas la ley de Fincas Manifiestamente Mejorables, si es que se considera de utilidad. Si no es as¨ª, ?por qu¨¦ no se cambia por otra ley m¨¢s eficaz?
Se tratar¨ªa, pues, de cubrir el paro dignamente a cambio de trabajos (incluidos en proyectos rentables de planificaci¨®n general a escala comarcal) que creen la infraestructura necesaria para mejorar el nivel de vida actual y sirvan a la vez para potenciar el desarrollo.
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