La verdad de la capitalizaci¨®n del campo
Hace unos d¨ªas apareci¨® en este mismo espacio un art¨ªculo de Juan Colino Salamanca, diputado del PSOE por Valladolid, en el que, tach¨¢ndolos de electoralistas, hac¨ªa una cr¨ªtica a dos recientes decretos que disponen cr¨¦ditos para la mejora y modernizaci¨®n del campo en un marco que el autor juzgaba incoherente con una adecuada pol¨ªtica agraria. Hoy, con este texto, el presidente del Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) replica a los juicios all¨ª expuestos.
El Consejo de Ministros del pasado 15 de enero aprob¨® dos reales decretos por los que se autorizaba al Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) a establecer convenios con entidades financieras hasta 59.000 millones de pesetas. Su fin es ponerlos a disposici¨®n de los agricultores en forma de cr¨¦ditos baratos y a largo plazo para que transformen o mejoren sus tierras en regad¨ªos y para que modernicen sus explotaciones agrarias con cualquier obra o instalaci¨®n, incluyendo la compra de maquinaria y ganado. Los dos decretos se enmarcan en la pol¨ªtica agraria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n, cualquiera que sea su titular, y no suponen un cambio, sino la continuaci¨®n del trabajo para atender a problemas tan importantes como la financiaci¨®n agraria.Estos decretos son el resultado de un esfuerzo colectivo. As¨ª, agricultores, instituciones financieras y Administraci¨®n van a contribuir conjuntamente a reformar las estructuras agrarias para hacerlas cada vez m¨¢s productivas y competitivas, sobre todo teniendo en cuenta nuestro pr¨®ximo ingreso en la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE). A nadie se le oculta que nuestra agricultura adolece de problemas estructurales importantes que motivan escasas rentabilidades en las explotaciones agrarias y falta de criterios empresariales y competitivos.
Llegar a una agricultura moderna y capitalizada, t¨¦cnicamente desarrollada, a la que se incorporen j¨®venes empresarios y puedan ejercer su profesi¨®n en condiciones semejantes a otros sectores necesita de un esfuerzo colectivo de solidaridad de toda la sociedad, que lleve al campo la inversi¨®n precisa para adecuar sus estructuras al entorno comunitario.
Pero esta inversi¨®n en el campo no puede venir exclusivamente de los Presupuestos Generales del Estado, que, como todos sabemos, son limitados. Es necesario fomentar la iniciativa privada poniendo a disposici¨®n de los agricultores dinero barato y a largo plazo. Y esta es precisamente la raz¨®n de ser de estos dos reales decretos. Ofrecer dinero a diez a?os y que resulte a un inter¨¦s del 7% con las subvenciones procedentes del IRYDA para que los agricultores reformen sus estructuras agrarias y las hagan m¨¢s productivas.
Este plan, cuya realizaci¨®n est¨¢ previsto se lleve a cabo en catorce meses, tiene como metas transformar 150.000 hect¨¢reas en nuevos regad¨ªos, mejorar 125.000 hect¨¢reas de regad¨ªos existentes y modernizar 10.000 explotaciones agrarias. Asimismo va a impulsar una inversi¨®n de cerca de 100.000 millones de pesetas, a generar m¨¢s de seis millones de jornales durante la realizaci¨®n de las obras, a crear alrededor de 55.000 puestos de trabajo permanente al finalizar las mismas y a incrementar la producci¨®n final agraria en 57.000 millones de pesetas anuales.
Es decir, esta operaci¨®n, que tiene como objetivo prioritario incidir en la reforma de las estructuras agrarias, va a contribuir de forma decisiva a crear empleo, a aumentar la productividad, a mejorar la balanza agraria y, por consiguiente, la balanza de pagos, a aumentar la renta agraria y a reducir la diferencia de calidad de vida entre el medio rural y el urbano.
Por otro lado, esta operaci¨®n no detrae ni una sola peseta de los Presupuestos Generales del Estado programados para el sector. Es por tanto una ampliaci¨®n de 59.000 millones de pesetas para el campo, que nunca hubiera ido a ¨¦l si no se hubiese montado esta operaci¨®n especial de capitalizaci¨®n, cosa que hemos hecho en cuanto hemos tenido ocasi¨®n para ello.
?Medidas electoralistas?
Estas medidas de financiaci¨®n han tenido una extraordinaria acogida entre los agricultores, como se ha detectado en los pocos d¨ªas que est¨¢n vigentes. Ha sido satisfecha una gran necesidad, y debe ser motivo de satisfacci¨®n para toda la sociedad, la cual est¨¢ permanentemente en deuda con este sector.
No obstante, siempre hay quien cree que por el mero hecho de estar en la oposici¨®n tiene la permanente obligaci¨®n de criticar todas las actuaciones del Gobierno, aunque ¨¦stas, y al margen de cualquier otra consideraci¨®n, sean buenas en s¨ª mismas. Este es el caso de Juan Camilo Salamanca, diputado del PSOE por Valladolid, que en una tribuna abierta a este peri¨®dico ha realizado unas cr¨ªticas a estas medidas, aunque, a decir verdad, poco rigurosas.
Juan Colino dice que estas medidas son electoralistas. Cuando alguien tiene que recurrir a la cr¨ªtica de medida electoralista est¨¢ reconociendo impl¨ªcitamente que estas medidas son en s¨ª buenas, cosa que es cierto. Pero es que adem¨¢s esta cr¨ªtica lleva a pensar que Colino prefiere que los agricultores no dipongan de este dinero y en estas condiciones en tanto que estas medidas favorecen al partido del Gobierno. Extra?a manera de ejercer la actividad pol¨ªtica.
Por otra parte, decir que estas medidas han salido de los despachos de los bancos es tan burdo que los agricultores, que conocen perfectamente cu¨¢les son los intereses de mercado, no pueden menos que sentirse ofendidos, pues en el fondo se les est¨¢ llamando ignorantes. Mala pol¨ªtica es esa de estar siempre obsesionado por el partido y anteponer intereses partidistas a intereses colectivos. Que estas cr¨ªticas viniesen m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras tambi¨¦n ser¨ªa lamentable, pero hasta cierto punto comprensible, pero que vengan de un parlamentario castellano no puede producir m¨¢s que tristeza. ?Qu¨¦ pueden pensar los agricultores de Valladolid, que est¨¢n deseosos de acudir a esta financiaci¨®n, de la mentalidad de este diputado socialista.
Tampoco parece serio aprovechar una tribuna libre en un peri¨®dico para hablar de pasada de dos zonas de ordenaci¨®n de explotaciones de su zona electoral, como la de Barco de Avila-Piedrahita y la del bajo Duero. No s¨¦ qu¨¦ extra?a informaci¨®n tiene Colino para decir que el IRYDA, a pesar de ser comarcas declaradas, no ha actuado por falta de presupuesto. Esto simplemente puede tomarse como la an¨¦cdota a los problemas locales de un diputado mal informado.
En Espa?a se ha actuado en cientos de comarcar de ordenaci¨®n de explotaciones con grandes resultados en todas ellas. Esto es f¨¢cilmente comprobable con los hechos. Actualmente tenemos en vigor 38 comarcas en estas condiciones, y se van a decretar este a?o alrededor de veinte m¨¢s que,est¨¢n en estudio. Todas ellas est¨¢n presupuestadas, totalizando entre obras de infraestructuras y auxilios directos del IRYDA alrededor de 12.000 millones de pesetas, sin contar los dos decretos antes mencionados. Las comarcas a que se refiere Colino tienen de vigencia hasta los a?os 1984 y 1987, respectivamente. Es decir, son comarcas que est¨¢n en plena actuaci¨®n, y en las que al terminar este a?o se habr¨¢n dedicado setecientos millones de pesetas a la de Barco de Avila-Piedrah¨ªta, y trescientos millones a la del bajo Duero, que coincide exactamente con lo programado.
Es preciso tener ganas de faltar a la verdad para decir entre comillas y poner en boca del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n "esto se arregla con dos decretos". Estos decretos son muy importantes y contribuyen a, ello, pero no suponen el abandono de la pol¨ªtica legislativa anunciada en 1979, que ha sido cumplida y se sigue compliendo. La prueba es evidente. Adem¨¢s de las leyes aprobadas con el anterior titular del departamento, actualmente est¨¢n aprobadas o a punto de aprobarse en los escasos meses que est¨¢ al frente el nuevo ministro de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n, la ley de Contratos Agrarios, la ley de Concentraciones Parcelarias Especiales y la ley de Agricultura de Monta?a.
Todas estas disposiciones, entre las que se encuentran los dos decretos mencionados, no son m¨¢s que instrumentos tendentes a satisfacer los objetivos, tantas veces expuestos, de la pol¨ªtica agraria del Gobierno. Confundir instrumentos con objetivos s¨®lo puede ser fruto de la demagogia o de la ignorancia.
es presidente del Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario.
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