Milan Kundera: "Si algo detesto es la literatura de tesis, comunista o anticomunista, es igual"
El novelista checo present¨® su novela 'El libro de la risa y el olvido'
"No me siento c¨®modo en el papel del disidente", dice Milan Kundera, el novelista checo actualmente exiliado en Par¨ªs y que pas¨® por Madrid para presentar su novela El libro de la risa y el olvido, recientemente traducida y publicada por la editorial Seix Barral. "No me gustan los nombres pol¨ªticos", dice. "No me gusta reducir la literatura y el arte a una lectura pol¨ªtica. La palabra disidente significa suponerle a uno una literatura de tesis, y si algo detesto es precisamente la literatura de tesis. Lo que me interesa es el valor est¨¦tico. Para m¨ª, la literatura procomunista o la anticomunista es, en ese sentido, lo mismo. Por eso no me gusta verme como un disidente".
Zanja este tema por esta vez Milan Kundera con un cansancio a medias por la recurrencia de la historia, a medias por la gripe primaveral que ha pescado en Madrid y que da a su mirada eslava un tono fatigoso a ratos, aunque se encienda en la conversaci¨®n, depende de los momentos. Kundera, lo quiera o no, funciona como un disidente, como un testigo de los desastres posteriores a las primaveras rojas de Europa central, y concretamente, ¨ªntimamente relacionado con la invasi¨®n de los tanques de la URSS a la Checoslovaquia de 1968. Nacido en 1929 en Brno, era ya, para la primavera de Praga, un profesor de cinematografia y de escritura, sus libros se le¨ªan con avidez y hab¨ªa sido traducido a buena parte de las lenguas cultas. Con la invasi¨®n fue prohibido. Desde 1975 vive en Par¨ªs, y desde el 79 ha sido privado de su nacionalidad."Me veo a m¨ª mismo como uno de los ¨²ltimos artistas de la gran cultura centroeuropea, que est¨¢ a punto de ser masacrada", dice como alternativa. "Porque lo que est¨¢ pasando en Europa Central es precisamente la masacre de su cultura. Imagine que a principios de siglo la cultura centroeuropea era el verdadero centro de la cultura europea". Le sale un juego de palabras involuntario, y sigue: "Todo proviene de all¨ª: el psicoan¨¢lisis, el estructuralismo, la dodecafon¨ªa, el teatro del absurdo... Entonces Centroeuropa era el gran crisol de la cultura occidental y ten¨ªa una visi¨®n del mundo espec¨ªfica. Todo ello est¨¢ a punto de terminar porque esta parte de Occidente est¨¢ incluida en otra civilizaci¨®n, el Este. El choque cultural es a¨²n m¨¢s fuerte que el pol¨ªtico".
La colonizaci¨®n doble de Checoslovaquia y los dem¨¢s pa¨ªses centroeuropeos por parte de la URSS se ve, seg¨²n Milan Kundera, en datos concretos, aunque no s¨®lo en esos. "Por ejemplo, el teatro tradicional ya no existe, y la literatura checa de valor no puede imprimirse: circula ciclostilada, semiclandestina. Nos han remitido a la galaxia anterior a Gutenberg. Es un fen¨®meno ¨²nico".
Por un momento aparece la iron¨ªa matizada por la casi fiebre gripal, mucho m¨¢s evidente en sus novelas, que ¨¦l concibe como "grandes s¨ªntesis de sentimientos y sue?os, cr¨®nica y humor y autobiograf¨ªa". Y tambi¨¦n la nostalgia: "En las condiciones actuales de ocupaci¨®n, nuestra cultura va a desaparecer. Y Praga era el gran centro de Occidente".
"La especificidad de la posible ¨®ptica centroeuropea naci¨® en la novela a la vuelta de la primera guerra mundial, en la ¨¦poca en que nac¨ªa una forma de modernidad que difiere de la de Francia o Italia".
Sue?os y reportaje
"Pues bien", sigue, "los escritores modernos centroeuropeos no conocen esta situaci¨®n. Los escritores mayores, como Broch, Musil, Gombrowicz o Kafka, est¨¢n pose¨ªdos por el deseo de atrapar el mundo objetivo y consideran la novela como la forma suprema del conocimiento. Personalmente, me siento muy pr¨®ximo a esta tendencia a comprender la novela como una s¨ªntesis de la filosof¨ªa, la narraci¨®n, los sue?os, el reportaje y la autobiograf¨ªa".El segundo Iema que distingue, seg¨²n Milan Kundera, a esta vanguardia centroeuropea es que toda la francesa, italiana e incluso rusa est¨¢ ¨ªntimamente ligada a la idea de la revoluci¨®n o, si se quiere, a Ia idea del progreso, lo que Malrtux llama ilusiones l¨ªricas. Estas ilusiones tienen que ver con la vida pol¨ªtica, porque se cree en l¨¢ revoluci¨®n, pero tambi¨¦n con el arte, porque se cree tambi¨¦n eri la posibilidad inmediata de un irte nuevo. De hecho, hay una divisi¨®n maniquea entre el arte tradicional y el moderno que se puede encontrar hasta hoy en Francia".
"Estas ilusiones", dice Milan Kundera, "son, sin embargo, extranjeras a Kafka, a Musil, a Gombrowicz. Y es que, en Europa central, la primera guerra mundial comenz¨® un proceso que ha llevado m¨¢s tarde a Hitler, a Stalin y a la desaparici¨®n de Europa Central. Es decir: estos escritores sintieron desde el principio la fragilidad de la cultura europea, y por eso son corrosivos, esc¨¦pticos, desmitificadores, ir¨®nicos, o bien, como se dice siempre, antil¨ªricos. De hecho, a mi modo de ver, se puede considerar a los ceiitrocuropeos como los contempor¨¢neos antiliricos de la modernidad europea".
Esta novela cuenta la historia de Tamina, una hermosa mujer a la que el exilio comienza a borrar la memoria del pasado, de la ciudad abandonada, del esposo muerto. "En este libro", dice Milan Kundera, "usted puede comprobar todo lo que le he dicho de nuestra cultura en trance de desaparici¨®n, porque es un libro cuyo tema principal es el angelismo, que viene a ser la misma cosa que las ilusiones l¨ªricas, y porque este tema se pone en cuesti¨®n constantemente".
Babelia
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