Un banderillero, Paco Honrubia, triunfador de la feria de Valencia
Tres pares de banderillas, en un sola actuaci¨®n, le han bastado a veterano subalterno Paco Honrubia para convertirse en triunfado de la reciente feria valenciana de las Fallas. Varios de los trofeo instituidos para premiar lo mejo de estas corridas le han sido adjudicados, El ¨²ltimo de ellos, el de Hogar Castellano-leon¨¦s, en el qu son jurado los cr¨ªticos taurinos d Valencia y los madrile?os Manue Mol¨¦s (TVE), Vicente Zabal (Abc) y Joaqu¨ªn Vidal (EL PAIS).No ha sido la gota de agua en el desierto ni el tuerto en el pa¨ªs d los ciegos. Honrubia, que figuraba en la cuadrilla de Jos¨¦ Fuentes la ¨²ltima tarde de feria, aport¨® una torer¨ªa de intenso aroma, t¨¦cnica perfecta, valor y e inspiraci¨®n par realizar con arte la suerte. En estos tiempos, en los que abundan matadores-banderilleros, alguno incluso con notable cartel porque practican esta modalidad, a lo cuales hay que aparcarles el toro en un terreno determinado o son incapaces de colocarle los palos; le ganan la cara en desenfrenada carrera, clavan a toro pasado y salen (m¨¢s bien huyen) despavoridos, en loco galope hacia el burladero m¨¢s cercano, maravillaba ver c¨®mo el veterano Honrubia -57 a?os de edad- encontraba toro en cualquier sitio, le andaba lentamente hasta pisar su terreno, le daba la ventaja de la arrancada, run¨ªa de frente, prend¨ªa en todo lo alto, sal¨ªa de la suerte al paso.
Las Ventas, donde hay subalternos "fijos" para los numerosos festejos en que act¨²an diestros sin cuadrilla propia y donde la empresa busca el espect¨¢culo total, potenciando todos los tercios, ser¨ªa inmejorable escenario para que participara algunas tardes este Honrubia, que es espect¨¢culo en s¨ª mismo, que puede ense?ar mucho a sus compa?eros de profesi¨®n, sobre todo los m¨¢s j¨®venes.
Lo mismo cabr¨ªa hacer con alg¨²n picador notable, y esto por verdadera necesidad, pues no es ya que se pique hoy peor que nunca, sino que el propio p¨²blico est¨¢ perdiendo, por puro desuso, las referencias de c¨®mo ha de ejecutarse la suerte. En Valencia hemos presenciado, durante las fallas, verdaderas carnicer¨ªas desde el caballo, y eso que la mayor parte de las reses ya sal¨ªan picadas de los chiqueros. Aunque los del castore?o pretend¨ªan castigar poco, quebrantaban los toros clavando trasero. El puyazo debe ser en el morrillo, para ahormar sin destrozar. Pero es tal la costumbre de pegarlo trasero que, por ejemplo, el domingo ¨²ltimo, en Madrid, algunos espectadores llegaron a pitar al ¨²nico picador que, en toda la tarde, intent¨® herir en el sitio debido.
La fiesta ha iniciado un fase ele recuperaci¨®n, en la cual se va hicia la integridad del toro, el normal desarrollo de la lidia, Ia revitilizaci¨®n del arte. Los dos primeros tercios, que hab¨ªan desvalorizado las figuras con su excesivo protaagonismo no tienen por qu¨¦ ser de tr¨¢mite; menos a¨²n desordenado, lamentable y cruento suceso, como suele ocurrir.
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