Joaqu¨ªn Villalobos: "Si la Junta c¨ªvico-militar ofrece un camino de paz, lo tomaremos"
Joaqu¨ªn Villalobos, de 31 a?os, es el m¨¢s joven de los cinco miembros de la Comandancia General del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) de El Salvador, ¨®rgano que dirige la actividad guerrillera en este pa¨ªs centroamericano, y cuya plataforma pol¨ªtica es el Frente Democr¨¢tico Revolucionario (FDR). Abandon¨® sus estudios de Econom¨ªa en 1972 y un a?o despu¨¦s se incorpor¨® al Ej¨¦rcito Revoluci¨®n del Pueblo (ERP, una de las principales formaciones que integran el FMLN) alcanzando en 1977 el grado de comandante en jefe. Afirma que la guerrilla no cierra la puerta a una negociaci¨®n.
Pregunta. Desde octubre de 1979 han muerto 30.000 salvadore?os. ?Vale la pena seguir luchando en estas condicioness para heredar un pa¨ªs de muertos?Respuesta. No hemos sido nosotros quienes hemos deseado esa cantidad de v¨ªctimas. Desde abril de 1980, el FMLN-FDR est¨¢ exigiendo un Gobierno de la m¨¢s amplia representatividad. Hemos aceptado incluso que sectores del Ej¨¦rcito participen en esta soluci¨®n.
P. Pero esto, al parecer, no ha sido expresado en forma clara. Ante todo, han hecho hincapi¨¦ en la insurrecci¨®n armada...
R. Quiz¨¢ las propuestas no fueron tan claras c¨®mo lo son ahora. Pero las puertas para un entendimiento han estado siempre abiertas.
P. Otra posibilidad, al parecer, no queda. A pesar de golpes militares espectaculares, como el ataque a la base a¨¦rea de Ilopango, sigue existiendo un empate militar...
R. No existe un empate en nuestros avances, a pesar de que los env¨ªos masivos de armamento a la Junta de Gobierno han creado quiz¨¢ la ilusi¨®n de igualdad.
P. Los guerrilleros, en Ilopango, destruyeron una parte importante de la Fuerza A¨¦rea. Sin embargo, una semana m¨¢s tarde, Estados Unidos hab¨ªa reemplazado los helic¨®pteros y aviones destruidos, incluso con aparatos m¨¢s modernos. ?Se puede seguir pensando a¨²n en una victoria?
R. Yo creo que s¨ª. Porque Estados Unidos puede enviar helic¨®pteros y aviones, pero moral no pueden enviarle al Ej¨¦rcito. Nuestro ataque ha ridiculizado a las Fuerzas Armadas.
P. ?Es suficiente eso?
R. S¨ª, hemos provocado inseguridad y desorden dentro del Ej¨¦rcito. Seg¨²n nuestras informaciones, dos oficiales y m¨¢s de veinticinco soldados se encuentran prisioneros, sospechosos de haber colaborado con nosotros en el ataque a Ilopango.
P. ?Creen realmente que est¨¢n en condiciones de ganar la guerra?
R. S¨ª.
P. ?Qu¨¦ le hace suponer que el pueblo est¨¢ dispuesto ahora a un levantamiento?
R. Primero, porque despu¨¦s de un a?o de guerra nosotros no hemos podido ser derrotados. Por el contrario, ellos han podido ver c¨®mo el Ej¨¦rcito se ha desgastado, ha perdido moral y sufre tensiones internas, como el desplazamiento del general Jaime Abdul Guti¨¦rrez. Nosotros, por el contrario, permanecemos a pocos kil¨®metros de la capital, en nuestras posiciones; por ejemplo, Guazapa, donde a pesar del bombardeo continuo no nos han desplazado. La poblaci¨®n ha visto esto.
P. ?Y segundo ... ?
R. A trav¨¦s de nuestras tres estaciones de radio hemos roto el cerco informativo y podemos informar sobre el desarrollo de la guerra.
P. A pesar de las diferencias palpables que existen en el interior del FMLN, el hecho de que haya tres emisoras ?no es una se?al de diferencias?
R. Siempre ha habido problemas con la unidad. Frente a nuestros avances pol¨ªticos y militares, esas diferencias tienen muy poca importancia. Tenemos tres emisoras para demostrar as¨ª nuestra capacidad de multiplicar estos instrumentos.
P. ?O porque cada fracci¨®n quiere ganar m¨¢s influencia pol¨ªtica ... ?
R. Eso tambi¨¦n es normal. El movimiento revolucionario no tiene que ser necesariamente monol¨ªtico, es correcto que las diferentes corrientes busquen, precisamente en la cuesti¨®n de la toma de poder participar en la unidad.
P. En la carta que mandaron al presidente Reagan mencionan una oferta de paz. ?Qu¨¦ ofrecen?
R. Queremos evitar cometer los errores del pasado y garantizar la seriedad de la oferta, en lugar de utilizarla como propaganda.
P. ?Cu¨¢les son los puntos de negociaci¨®n del FMLN-FDR?
R. Hay dos puntos principales: la formaci¨®n de un Gobierno y la soluci¨®n del conflicto militar.
P. Eso es evidente. Pero ?c¨®mo empezar a hablar? Majano dice que no se puede hablar con Napole¨®n Duarte, Jaime Abdul Guti¨¦rrez y Guillermo Garc¨ªa.
R. Estamos dispuestos a hablar con cualquiera. Yo no har¨ªa una lista. Si la Junta ofrece un camino de paz, lo tomaremos.
P. ?Usted se sentar¨ªa a una mesa a discutir con el general Guillermo Garc¨ªa, cuando es responsable del secuestro de su padre y hermano?
R. Hemos luchado diez a?os y se ha derramado mucha sangre. Si tal encuentro pudiera permitir una soluci¨®n, lo har¨ªa.
P. Guillermo Manuel Ungo ha dicho que no quiere dialogar con t¨ªteres, sino directamente con Washington.
R. Para llegar a negociaciones tenemos que hacer primero avances militares. Esto lo entienden hasta nuestros enemigos. Por eso, ellos mismos insisten que la soluci¨®n pol¨ªtica son las elecciones del 28 de marzo, mientras que nosotros queremos demostrar lo contrario.
P. Queda el problema del Ej¨¦rcito. ?Qu¨¦ hacer con las dos fuerzas armadas: Ej¨¦rcito y guerrilla?
R. Nosotros no somos el ¨²nico poder armado en el pa¨ªs. Tendremos que construir un nuevo ej¨¦rcito, que pueda garantizar la paz. Ya hay sectores del Ej¨¦rcito que est¨¢n a nuestro lado.
P. Los que Adolfo Majano llama oficiales honestos. Pero ?qu¨¦ va a hacer con la Guardia Nacional y con la polic¨ªa pol¨ªtica, que han hecho el trabajo sucio?
R. Precisamente esto ser¨¢ un punto a negociar.
P. En organizaciones internacionales como la OEA se sigue diciendo que la soluci¨®n son las elecciones...
R. La resoluci¨®n de la OEA no significa necesariamente el apoyo a estas elecciones, sino el exigir una soluci¨®n pol¨ªtica. No creo que los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina vean estas elecciones como soluci¨®n.
P. Pero el FMLN-FDR nunca ha intentado exigir una participaci¨®n en estas elecciones. ?Por qu¨¦ no hacerlo, quiz¨¢, con la presencia de observadores internacionales?
R. Ustedes han hablado de los 30.000 muertos de esta guerra. En una situaci¨®n tal no se pueden hacer elecciones. No estamos contra las elecciones, pero s¨ª contra unas elecciones en estas condiciones. Aun cuando algunos pa¨ªses son partidarios de una negociaci¨®n, en Washington s¨®lo se escuchan declaraciones de guerra. Recientemente, incluso, llegaron a Honduras sesenta nuevos asesores militares: los refugiados en las zonas fronterizas son desplazados. Se habla a menudo de los marines...
P. ?Y si ellos intervienen?
R. Es el riesgo que tenemos que correr, la otra alternativa seria, abandonar todo lo que hemos construido en estos a?os de lucha.
P. Incluso con los marines. ?La guerra seguir¨¢ ... ?
R. Seguiremos luchando, pero ser¨¢ el comienzo de una nueva guerra. As¨ª como la ofensiva de enero de 1980 fue el comienzo de nuestra victoria, tal intervenci¨®n ser¨¢ el comienzo de una victoria para toda Am¨¦rica Latina. Si a nosotros nos toca jugar ese papel., estamos dispuestos a hacerlo.
P. El endurecimiento de Estados Unidos se debe a que ustedes han recibido ayuda de fuera...
R. El pueblo y el movimiento revolucionario de El Salvador tienen el derecho a hacerse de los medios e instrumentos donde y cuando sea necesario.
P. ?Entonces han recibido efectivamente ayuda de Cuba?
R. Cuando nosotros recibimos una ayuda no significa necesariamente que nos volvamos el instrumento de una determinada posici¨®n pol¨ªtica. Hemos comprado tambi¨¦n armas en Estados Unidos, y la colecta Armas para El Salvador, hecha por el diario berlin¨¦s Tageszeitung, logr¨® juntar en quince meses m¨¢s de 2,5 millones de marcos (unos 110 millones de pesetas).
P. El comandante nicarag¨¹ense Tom¨¢s Borge dijo una vez que una agresi¨®n a El Salvador ser¨ªa tambi¨¦n una agresi¨®n a Nicaragua. ?Es posible que Nicaragua luche al lado de ustedes?
R. Eso hay que pregunt¨¢rselo a los nicarag¨¹enses. Pero estamos seguros de que toda Am¨¦rica Latina sabr¨¢ responder a una invasi¨®n de ese tipo.
P. ?Ello significar¨ªa una internacionalizaci¨®n del conflicto?
R. As¨ª es. Tal intervenci¨®n ser¨ªa tambi¨¦n una agresi¨®n en contra de los Gobiernos democr¨¢ticos del continente, contra pa¨ªses como Panam¨¢, que han proclamado principios tales como autodeterminaci¨®n e independencia. La, internacionalizaci¨®n no ser¨¢ s¨®lo militar; tambi¨¦n ser¨¢ pol¨ªtica.
P. ?Qui¨¦n m¨¢s intervendr¨ªa militarmente? ?Honduras o Guatemala?
R. El Ej¨¦rcito de Guatemala est¨¢ bajo una permanente presi¨®n de los revolucionarios de ese pa¨ªs. En Honduras s¨®lo una parte del Ej¨¦rcito trabaja conjuntamente con los americanos y soldados salvadore?os. Hay all¨ª diferencias internas.
P. ?Los grupos revolucionarios, a pesar de sus diferencias, son marxistas, o hay otra definici¨®n ideol¨®gica?
R.- Nuestro movimiento ha sido desde un comienzo muy independiente, pero la inspiraci¨®n para los revolucionarios viene, naturalmente, de las revoluciones que se han hecho. Por eso nuestra inspiraci¨®n marxista.
P. ?No se corre el peligro, en este campo, de ser utilizados por la Uni¨®n Sovi¨¦tica? Ellos se interesan m¨¢s en mejorar su comercio con la dictadura argentina que en los revolucionarios que hoy mueren en Centroam¨¦rica...
R. Estados Unidos debe tener claro que tendr¨¢ que aceptar nuevas relaciones en el continente que no ser¨¢n de su agrado, pero esto no implica una nueva dependencia con la URSS.
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