Tres islotes en Tierra de Fuego o estuvieron a punto de provocar la guerra entre Argentina y Chile
Buenos Aires Por tres islotes, perdidos en el extremo sur del continente americano, Argentina y Chile estuvieron a punto de ir a la guerra en 1978. La mediaci¨®n del Papa Juan Pablo II evit¨® que la sangre llegase al r¨ªo, pero el espinoso contencioso que los dos pa¨ªses vecinos mantienen desde hace m¨¢s de un siglo por la soberan¨ªa de las islas Nueva, Pincton y Lennox, en la zona del canal de Beagle, subsiste, terco, enquistado, porque, en definitiva, ninguna de las dos partes en litigio quiere dar su brazo a torcer.
Y el tema del Beagle como, en otros ¨®rdenes, el de las islas Malvinas o el complejo hidroel¨¦ctrico argentino-paraguayo de Yacireta, es uno de los grandes temas de Am¨¦rica Latina este subcontinente inmenso que se extiende desde R¨ªo Grande a Tierra de Fuego -dos veces y media m¨¢s grande que Estados Unidos-, y que puede ser concebido como una unidad a pesar de las diferencias de extensi¨®n territorial, n¨²mero de habitantes, composici¨®n ¨¦tnica, ingresos, lengua y nivel cultural de cada uno de los pa¨ªses, en los que tambi¨¦n existen numerosas particularidades regionales.La marcha de la mediaci¨®n discurre por los canales diplom¨¢ticos normales, en cuyas aguas surgen constantemente escollos nada f¨¢ciles de sortear, lo que obliga a utilizar un sutil y complicado mecanismo de marchas y contramarchas cuyo accionamiento no siempre determina que las relaciones entre los dos pa¨ªses en litigio no se deterioren. Los frecuentes incidentes fronterizos tampoco contribuyen, precisamente, a facilitar el proceso de la mediaci¨®n papal.
Ultimamente, por ejemplo, las relaciones argentino-chilenas sufrieron un importante deterioro, al denunciar el Gobierno de Buenos Aires un tratado firmado en 1972 por los dos pa¨ªses que les compromet¨ªa a recurrir al arbitraje del Tribunal Internacional de Justicia de la Haya en el contencioso.
Por otra parte, la ausencia de respuesta argentina, hasta ahora, a las iniciativas pontificias, coloca la situaci¨®n en una coyuntura que los observadores pol¨ªticos y diplom¨¢ticos califican de peligrosa. Nicanor Costa M¨¦ndez, ministro argentino de Relaciones Exteriores, dijo que su pa¨ªs "no busca la guerra, ni quiere la guerra", pero subray¨® que Argentina, si bien considera que la decisi¨®n de denunciar el acuerdo "cierra un camino" para la soluci¨®n del litigio del Beagle, "desea reemplazar el tratado por otro m¨¢s moderno, que sirva para resolver de un modo m¨¢s preciso en el diferendo lim¨ªtrofe". El ministro argentino destac¨® tambi¨¦n que su pa¨ªs desear¨ªa que las dos naciones se comprometieran a no comprar m¨¢s armas y subray¨® que la iniciativa satisfac¨ªa plenamente al papa Juan Pablo II. En otro orden, Argentina ha reivindicado su derecho a navegar por la, australes aguas del canal de Beagle y rechaz¨®, por inaceptables e infundadas, declaraciones formuladas en ese sentido por la Canciller¨ªa chilena.
Incidente naval
El subsecretario de Relaciones Exteriores de Chile hab¨ªa se?alado que "las naves argentinas no tienen derecho a navegar libremente por aguas del canal de Beagle, que son de jurisdicci¨®n chilena", afirmaci¨®n rechazada de plano por el Gobierno argentino.
Las declaraciones del funcionario se conocieron despu¨¦s de un incidente naval ocurrido en las cercan¨ªas de la isla Deceit, que protagoniz¨® el barco argentino Gurruchaga, el cual fue conminado a abandonar la zona por naves de Chile, intimidaci¨®n que no acat¨® el buque patrullero.
Se gener¨® entonces una protesta argentina, canalizada a trav¨¦s de la Canciller¨ªa y fundamentada, a juicio del Gobierno de Buenos Aires, en un acta firmada por los dos pa¨ªses en 1977, respecto a la libre navegaci¨®n por el canal de Beagle. La Canciller¨ªa chilena, sin embargo, adujo que el acta en cuesti¨®n qued¨® sin vigencia al iniciarse el proceso de la mediaci¨®n pontificia en 1979.
Entre medias de estos incidentes se suceden las movilizaciones de tropas -como ocurri¨® recientemente en Chile- con el pretexto de comprobar su grado de eficiencia, y el mandatario chileno, general Augusto Pinochet, no desaprovecha ninguna oportunidad para afirmar que su pa¨ªs "sabr¨¢ defender celosamente su soberan¨ªa ante cualquier intento de vulnerarla", agregando que: "no se puede confundir la cordura con la debilidad y, mucho menos, con la cobard¨ªa".
Esas declaraciones del mandatario chileno coincidieron con la opini¨®n de un historiador del pa¨ªs trasandino, seg¨²n la cual, el Papa deber¨ªa mantener un observador permanente para impedir incidentes que entorpezcan la mediaci¨®n.
Seg¨²n el historiador chileno Guillermo Lagos Carmona, el representante del Santo Padre podr¨ªa actuar conjuntamente con sendos delegados de los dos Gobiernos para hacer cumplir los acuerdos de pacificaci¨®n firmados en 1979, cuando el fantasma de la guerra se perfilaba entre ambos pa¨ªses vecinos.
A comienzos de 1982, el Vaticano reiter¨® p¨²blicamente su solicitud en virtud de un clima de confraternidad, pero portavoces oficiales de Chile denunciaron m¨¢s tarde alrededor de 250 violaciones de los espacios mar¨ªtimos y a¨¦reos de la regi¨®n en disputa.
Mar de la paz
La presencia all¨ª de un observador papal permanente establecer¨ªa un modus vivendi concordante con la proposici¨®n vaticana de establecer un mar de la paz en la frontera argentino-chilena del sur, seg¨²n Lagos.
"No es posible que los dos pa¨ªses sigan viviendo en tensi¨®n y sobresaltos que impiden concretar acuerdos constructivos. Creo que esto ser¨ªa necesario, porque no se pueden tratar problemas de fondo sin calma y con presiones que pueden determinar soluciones no aconsejables", enfatiz¨® el experto.
En el conflicto del Beagle, Argentina y, Chile se disputan la soberan¨ªa de tres islas australes, Lennox, Nueva y Pincton, situadas al norte de Tierra del Fuego, la cual est¨¢ hoy d¨ªa bajo control de Chile. En 1881, Argentina y Chile pactaron que la ribera occidental del canal de Beagle fuera de soberan¨ªa chilena, al igual que todos los enclaves situados hacia la Tierra del Fuego, quedando la ribera oriental y la atl¨¢ntica para Argentina. Tras investigaciones realizadas por la Marina argentina a finales del siglo pasado, Buenos Aires pas¨® a reivindicar las islas Nueva y Pincton que, seg¨²n sus argumentos, quedaban en la zona oriental adscrita a su soberan¨ªa.
El tratado denunciado recientemente fue firmado el 5 de abril de 1972 por los ministros de Asuntos Exteriores de Argentina y Chile, tras las conversaciones realizadas entre los entonces presidentes de los respectivos pa¨ªses, Alejandro Lanusse y Salvador Allende, meses antes.
De hecho, las islas en disputa s¨®lo tienen inter¨¦s en la medida en que se aplique el principio de las doscientas millas de aguas territoriales, en cuyo caso el reconocimiento de los derechos chilenos sobre estos territorios se extender¨ªa a una buena franja del Atl¨¢ntico, en una zona donde se da por segura la existencia de petr¨®leo. Ello explica, en buena medida, que el viejo pleito se haya enconado en los ¨²ltimos a?os.
Para zanjar la cuesti¨®n, ambos pa¨ªses recurrieron primero al arbitraje de la corona brit¨¢nica. En 1977, el palacio de Buckingham emit¨ªa un veredicto favorable a Chile. La soluci¨®n tropez¨® con el rechazo argentino, en virtud del cual se impugn¨® el laudo.
Dos naciones cat¨®licas
La tensi¨®n fue en aumento hasta alcanzar una cota peligrosa en la Navidad de 1978, cuando los dos pa¨ªses estuvieron a punto de un enfrentamiento b¨¦lico, despu¨¦s de haber incrementado su potencial armament¨ªstico. Un llamamiento del Papa incit¨® a estas dos naciones cat¨®licas a aceptar la mediaci¨®n pontificia, dificultada en los ¨²ltimos tiempos por las dilaciones y los cabildeos por parte de Argentina, que ve comprometida seriamente su imagen, la cual se degradar¨ªa si, despu¨¦s de haber rechazado el laudo de la corona brit¨¢nica, que design¨® cinco jueces del Tribunal Internacional de la Haya para arbitrar el conflicto, no aceptase ahora tampoco el fallo de la mayor autoridad de la Iglesia cat¨®lica.
La propuesta de soluci¨®n del Papa, cuyos t¨¦rminos se mantienen secretos, fue aceptada por Santiago dentro de los plazos sugeridos por el mediador.
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