Seguridad Social y el desconcierto
El reciente anuncio por parte del ministro de Sanidad y Consumo de un n¨²mero concreto de medidas para mejorar y racionalizar la Seguridad Social provoc¨® inter¨¦s en los profesionales sanitarios. Pero las medidas han resultado ser, seg¨²n los autores de este art¨ªculo, las mismas que se han venido prometiendo desde hace a?os, sin que se llegaran a cumplir. El repaso de estas reiteradas promesas da medida de la situaci¨®n actual de la sanidad espa?ola.
Cuando el se?or ministro de Sanidad y Consumo se dirigi¨® a los medios de comunicaci¨®n con las 63 medidas del Programa de mejora y racionalizaci¨®n de la Seguridad Social, todos los profesionales sanitarios, y sobre todo los que tenemos especial inter¨¦s en la salud p¨²blica, esper¨¢bamos encontrarnos con un programa concreto y eficaz que intentase acabar de una vez con la absoluta desorganizaci¨®n que hoy reina en nuestra Sanidad.Todas estas medidas, sin embargo, ya hab¨ªan sido expuestas en t¨¦rminos similares en el BOE de 1978 y, posteriormente, repetidas en las L¨ªneas Directrices de la Reforma Sanitaria de 1980, debatidas en el Parlamento. Es posible que los continuos cambios en el Ministerio de Sanidad hagan olvidar a unos lo que ya regularon y prometieron sus antecesores, pero para eso est¨¢ la Colecci¨®n Legislativa, y quiz¨¢ ser¨ªa bueno repas¨¢rsela antes de hacer nuevas medidas.
Por lo visto, la Medicina Preventiva s¨®lo interesa de palabra, y para comprobarlo no hay m¨¢s que ver los 826 millones que son el total del presupuesto del Ministerio de Sanidad y Consumo para 1982 en este terreno. ?Se puede hacer algo serio con 39,8 millones dedicados a prevenci¨®n de enfermedades no transmisibles (cardiovasculares, bocio, hipertensi¨®n, diabetes, caries, reumatismo, sordera, cegueras, etc¨¦tera)? ?Con veintitr¨¦s millones para sanidad escolar? ?Con 26,2 millones para protecci¨®n materno-infantil? Resulta as¨ª dificil que la medida 43, que habla de fortalecer la Medicina Preventiva, pase de ser una declaraci¨®n de buenas intenciones. Por lo dem¨¢s, habr¨¢ que recordar que el Real Decreto del 12 de marzo de 1978 y las L¨ªneas Directrices de la Reforma Sanitaria de 1980 tambi¨¦n incidieron sobre el tema... claro que s¨®lo sobre el papel.
Prevenir no es rentable
Y es que quiz¨¢ el evitar que la poblaci¨®n enferme de c¨¢ncer, de cirrosis o de bronquitis no es rentabIe, pues interfiere con multitud de intereses creados (en el alcohol, en el tabaco, en el control de los t¨®xicos industriales, etc¨¦tera). Y parece que es m¨¢s f¨¢cil curarlos en los macrohospitales, antes del Seguro, y ahora en las cl¨ªnicas privadas, y todo ello con el lucro de quienes son expertos en el negocio con la salud ajena.Se puede hablar tambi¨¦n de en qu¨¦ han quedado las normas que programaron y organizaron en 1978 la lucha antidiab¨¦tica (hoy no se puede saber con seriedad cu¨¢ntos diab¨¦ticos infantiles hay en cada provincia espa?ola, por ejemplo) o la lucha antituberculosa (la tuberculosis pulmonar se increment¨® en setecientos casos del 1979-1980, yen mil en 1980-1981), todo ello regulado en los R.D. 1. 100 y 1.850/78.
Resulta, pues, dif¨ªcil que los m¨¦dicos y los dem¨¢s espa?oles crean que unas medidas ya legisladas de antiguo van a ser cumplidas ahora, cuando no lo fueron nunca. Se?alemos, de pasada, el R.D. 2.825/77 sobre coordinaci¨®n hospitalaria, los R.D. 2.826, 2.827 y 2.829/77 sobre publicidad farmac¨¦utica, sanciones a la industria y psicotropos (las nunca realizadas sanciones, la multitud de ayudas extraoficiales para congresos, la exportaci¨®n de 10.000 millones en psicotropos), el R.D. 1.233/78 sobre Medicina Preventina (se ha desmantelado la Subdirecci¨®n General de Medicina Preventina del Insalud), los R.D. 2.081 y 2.082/1978 sobre indicadores, gobierno de los hospitales y contabilidad (que nunca se cumplieron y han llevado al caos hospitalario, por ejemplo, el mare magnum de las direcciones de los centros), el R.D. 2.177/78 sobre registro, catalogaci¨®n, inspecci¨®n de centros y establecimientos sanitarios (inclumplido en todos sus puntos, especialmente en el sector privado), las medidas sobre farmacia (oficina de farmacia, ensayos cl¨ªnicos, etc¨¦tera), sobre alimentaci¨®n (comisi¨®n central), que han desembocado en la actual situaci¨®n de los f¨¢rmacos: la sobredimensi¨®n del consumo para las necesidades sanitarias es enorme, y existen vac¨ªos legales en los temas de registros, precios, aditivos reales, materias primas, est¨¢ por desarrollar el Decreto 944,/78 sobre ensayos, as¨ª como las medidas cautelares de control previstas en el R.D. 946/78 y un tan largo etc¨¦tera, que evitamos ennumerarlas para no abusar de la generosidad de los lectores.
Los mismos objetivos
Es, por tanto, notorio que en 1978 se fijaron los mismos objetivos para Sanidad que luego se plantearon en 1980 en el Parlamento, sin que en ning¨²n caso se cumplieran y se desarrollaran estos objetivos. ?Por qu¨¦, entonces, estas medidas nuevas que dicen lo mismo que las antiguas?Sobre esta base, parece una burla el que en 1982 se nos vuelva a prometer lo ya prometido en 1978 y 1980, sin haber abordado el ¨²nico objetivo realizable y barato: un servicio integral y justo de salud. Porque parece burla volver a hablar de "campa?a de concienciaci¨®n p¨²blica para reducir el consumo de medicamentos" (medida 54). ?C¨®mo van a llamar esta nueva operaci¨®n Fleming?. ?Van a volver a llenar los ambulatorios de cartelitos con comprimidos de colores? ?Y cu¨¢ndo van a controlar de verdad el Vridemecum? Lo mismo sucede con la pol¨ªtica de conciertos (medida 49), absolutamente regresiva y privatizada, porque ¨¦stos no se plantean como complementarios del sector p¨²bbco, sino como el lucro de unos particulares al lado de hospitales semivac¨ªos y mal aprovechados. Y otra vez las mismas cantinelas sobre plantillas, las promesas de reforzar la medicina de familia (?cu¨¢ndo?), sobre la libre elecci¨®n de m¨¦dico (que, por cierto, los m¨¦dicos progresistas de este pa¨ªs ya hemos defendido mucho antes que los asesores del Ministerio de Sanidad y Consumo, y que ya se prometi¨® en 1980), sobre horar¨ªos (?s¨®lo para quienes ya los cumplen o esta vez va a ser para todos?), otra vez se vuelve a prometer la regulaci¨®n de la asistencia de enfermos privados en el sector publico (promesa que ya hizo el se?or Oliart hace quince meses) o sobre medicina laboral (que se quedar¨¢ en el control de la ILT).
Las mismas frases, las mismas promesas, ya se hicieron en 1980; si se repasan los ep¨ªgrafes de la Reforma San¨ªtaria y las Medidas, se ver¨¢ que casualmente coinciden los temas y, lo que es peor..., el contenido. Para esto habr¨ªa resultado m¨¢s f¨¢cil el haber hecho que los decretos que en su d¨ªa firm¨® el se?or S¨¢nchez de Le¨®n se hubieran puesto en marcha, sin m¨¢s declaraciones, sin m¨¢s conferencias de Prensa, sin m¨¢s promesas de cumplir lo siempre incumplido. ?Por qu¨¦ esta repetici¨®n? ?Por qu¨¦ se nos quiere hacer tragar como nuevas unas promesas incumplidas de antiguo?
junto con R. Guaita, G. Hern¨¢ndez Less, M. S¨¢nebez, J. L. Pedreira, M. R. Terrazo, J. Toledo, J. M. Rivera, B. P¨¦rez Zancada, B. Pascual, M. A. Hern¨¢ndez, A. Fern¨¢ndez Liria y L. Villanueva, que suscriben esta tribuna, son m¨¦dicos y miembros de la Junta Directiva de la Asociaci¨®n para la Defensa de la Sanidad P¨²blica.
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