El consejero
Est¨¢ en todas las clases sociales; los he visto, de mono, apoyados en el aluminio de una tasca, o, elegantemente vestidos, junto al niquelado de una barra de lujo; en el campo y en la ciudad. Es el hombre que sabe lo que a uno le conviene. Es el consejero.El consejero es hombre generoso de su olfato y de sus conocimientos. En ning¨²n momento se cansa de su actitud ni se pregunta si aquella persona merece realmente que se tome tanto inter¨¦s; tampoco se le ha ocurrido jam¨¢s que su esfuerzo mereciese retribuci¨®n. Ni el m¨¢s taca?o de los hombres imaginar¨ªa recibir una compensaci¨®n econ¨®mica por dar su consejo. Nunca. Los consejeros son como esas madres a las que les sobra la leche y la ofrecen a los ni?os lactantes de familiares o vecinos; es un favor al pr¨®jimo, haci¨¦ndoselo adem¨¢s a sus henchidos senos; as¨ª, el consejero ofrece a sus cong¨¦neres las ideas que a ¨¦l le sobran al o¨ªr sus cuitas. Ampliamente. Liberalmente. Sin esperar nada a cambio, ni siquiera la gratitud.
El consejero es realmente un ser modesto que no tiene m¨¢s remedio que aceptar el hecho evidente de que Dios le ha dotado con mayor capacidad intelectual y sentido de la vida que a la inmensa mayor¨ªa de los que le rodean.
Hay que advertir que para el buen consejero no hay problemas nimios. Todos le parecen importantes si pueden contribuir al bienestar del amigo, y ponen el mismo ¨¦nfasis en lo peque?o que en lo grande. Yo conoc¨ªa a uno que cuando alguien se quejaba de dolor de cabeza le miraba fijamente, extend¨ªa su mano y le dec¨ªa gravemente:
-T¨² lo que tienes que hacer ahora es tomarte un par de aspirinas; hazme caso.
Porque el "t¨² lo que tienes que hacer" es f¨®rmula sacramental para iniciar la frase de ayuda, tanto si se trata de un analg¨¦sico como de algo tan importante como es el pr¨®ximo futuro del dubitativo.
En t¨¦rminos generales, el consejero es un hombre que se coloca en el lugar de otro hombre -o mujer- para decidir del piso que hay que tomar, pero esa transmigraci¨®n se realiza siempre mejorando al ser que se sustituye, es decir, reivindicando los valores espirituales que el otro est¨¢ abandonando vencido por un hundimiento pasajero. Lo que intenta el consejero entonces es levantarle la moral, enderezar esa espada que se doblega, reconstituir la personalidad que se desintegra, volver a hacer un hombre de aquel gui?apo en que -lo diremos en lenguaje de tango- le convirti¨® la vida.
Por ello, en la inmensa mayor¨ªa de los casos, el consejero se hace en sentido heroico y no en sentido acomodaticio, no para ajustarse a unas condiciones desagradables, sino para vencerlas.
Ejemplo. Alguien se lamenta del trato de que le hacen objeto en la oficina. del desfase que hay entre el trabajo que realiza y la atenci¨®n econ¨®mica que recibe; esa situaci¨®n le produce desconfianza ante la vida, sensaci¨®n de inferioridad interviene el consejero:
-Lo que tienes que hacer es irte al jefe y dec¨ªrselo as¨ª; tranquila, pero firmemente. Que no est¨¢s dispuesto a seguir en esa situaci¨®n. Que o te da el sueldo y la categor¨ªa que merecen tu dedicaci¨®n y tu trabajo o te vas a otro sitio donde te aprecien en lo que vales.
- ?T¨² crees?
- Absolutamente. Ver¨¢s c¨®mo se achica, ver¨¢s c¨®mo te aumenta el sueldo y te coloca en un puesto de m¨¢s responsabilidad. En esta vida, hijo (el consejero habla siempre de forma paternal, aunque su edad sea menor que la del aconsejado), quien no se hace valer no es respetado.
A veces, el empleado sigue el consejo. A veces, el jefe se queda efectivamente impresionado por la valent¨ªa y seguridad en s¨ª mismo del individuo y le aumenta el sueldo. Otras veces, muchas, acepta encantado su dimisi¨®n y le echa a la calle. Es una situaci¨®n desagradable, efectivamente, pero de la que en realidad el consejero no tiene ninguna culpa. Porque si, adem¨¢s de dar consejos gratuitos, va a tener que aceptar responsabilidades ... ; por otra parte, el aconsejado casi nunca le pide explicaciones ni comenta el hecho con los amigos comunes. Se da cuenta que nadie est¨¢ obligado a seguir los consejos ajenos y adem¨¢s lo ha hecho con la intenci¨®n de ayudarle, ?no?
Y cuando en el futuro tengan problemas, que no se preocupen, que acudan a ¨¦l, el consejero, que sigue imperturbable distribuyendo sanas advertencias, programas de vida a diestro y siniestro:
-T¨² lo que tienes que hacer...
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